Estado y medicina pública, el secreto de la vacunación en Israel

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A Israel no le fue nada bien en el manejo de la pandemia. Pero, de repente, todo cambió e Israel se convirtió en ejemplo. 

El pico de contagios de septiembre pasado se logró reducir pero, desde mediados de noviembre y hasta los primeros días de enero, se sostuvo un aumento pronunciado que llevó a unos 8,000 casos diagnosticados al día. El número total se acerca a 710.000 en una población de 9.2 millones.

Una tercera cuarentena comenzó el 27 de diciembre y, desde principios de febrero, poco a poco, se vienen abriendo todos los sectores. Los niveles de aprobación del primer ministro Netanyahu con respecto a la gerencia de los impactos del coronavirus dan cuenta de la crisis: oscilan entre 25% – 40%. No está claro que el plan de inmunización pueda entregar a Netanyahu la coalición que necesita este 23 de marzo, cuando Israel tendrá su cuarta elección parlamentaria en dos años.

Al 10 de febrero, seis millones de israelíes han recibido la primera dosis de la vacuna de Pfizer o Moderna y los resultados apuntan a una caída dramática de hospitalizaciones y fallecimientos. Las autoridades esperan terminar el proceso a finales de mayo.

Conversé con el doctor Silvio Pitlik, epidemiólogo experto en enfermedades emergentes del Hospital Beilinson y exdirector de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de Israel, para averiguar qué lecciones la experiencia israelí le puede a dejar a un país como Colombia, que ni siquiera ha recibido la primera vacuna.

Doctor: Silvio Pitlik

¿Por qué la vacunación en Israel resultó tan exitosa?

En primer lugar, el pueblo israelí no es muy dócil que digamos; se inclina  más bien por el lado de rebelarse. Sin embargo, en momentos de emergencia, cuando es necesaria una movilización, entonces hace click: respeta a las autoridades y a los líderes y hace lo que le piden. Alguien te podrá decir: “no, nosotros no somos así, no cumplimos órdenes”. Pero, más allá de las diferencias, en momentos de guerra, cuando tocó protegerse de los gases de Saddam Hussein, por ejemplo, ahí el pueblo israelí actúa como una sola persona.  

En segundo lugar, está el aspecto institucional. La atención médica básica, como la vacunación, siempre ha estado en manos exclusivas de la medicina pública. Eso está ejercitado, practicado y eso, por supuesto, facilitó todo el engranaje en la puesta en movilización del sistema.

La interacción de estos dos elementos – autoridad de Estado y experiencia de la medicina pública – está permitiendo que las cosas salgan bien. 

En Colombia, tenemos una cosa y no la otra. La experiencia de inmunización masiva ha arrojado resultados ejemplares. Pero digamos que aquí existe un problema de autoridad y el Estado no llega a todo el territorio. ¿Cómo se manejó la crisis del coronavirus desde lo político? ¿Las decisiones de salud pública se basaron en las recomendaciones de los científicos?

Al principio de la pandemia, de pronto toda la población era experta en corona. Por supuesto, había tensiones con respecto a las cuarentenas. Con el asunto de la vacuna, eso desapareció; todos sentimos la presencia de un cuerpo único que funcionaba con la autoridad de decisión del Primer Ministro Netanyahu. 

Él es una persona muy controversial, aunque tiene un apoyo de una mayoría; se hizo lo que él dijo. Él se ocupó de mover de conseguir los contactos con las más de 100 empresas que producen las vacunas. Con la ayuda de asesores profesionales, logró detectar, desde principio de la pandemia, dos empresas, Pfizer y Moderna, que luego se destacaron como las que iban adelante del proceso y las más exitosas.

Eso no se hace en un día; fue planeado hace tiempo. Lo que ocurrió con las vacunas es algo maravilloso; los científicos en distintos lugares del mundo sabían de la existencia de un virus con potencial pandémico días después de los primeros casos y ellos mismos se conectaron con las personas responsables en ciertas empresas y les dijeron ‘aquí hay algo que podemos hacer’. Esos pequeños eslabones de la cadena se organizaron de tal forma que al final llegamos a tener por lo menos dos vacunas y tendremos muchas más. Israel también está desarrollando su vacuna, pero no estoy seguro de que será utilizada.

¿Cómo se expresó la cultura política israelí en medio de una crisis de salud pública? Cuando Netanyahu decidió analizar las 100 empresas, ¿en qué o quiénes se apoyó para encontrar tan temprano las dos empresas que producirían vacunas exitosas en el más corto tiempo?

Se apoyó en especialistas en enfermedades infecciosas, no todos activos en el Ministerio de Salud. Pero Netanyahu, además, hizo algo distinto: utilizó a los servicios de seguridad. ¿El Shin Beth te suena? Netanyahu hizo contactos en el exterior a través de personas cuya ocupación era la seguridad, nada que ver con vacunas. Esa gente tiene mucha experiencia en organizar procesos. 

El Shin Bet sí me sonaba porque este servicio de seguridad estuvo al frente de la aplicación de rastreo del coronavirus, lo que despertó dudas sobre la privacidad de los datos personales entregados. En la actualidad, a los israelíes no les molesta ceder la misma información a las farmacéuticas bajo el compromiso que hizo el gobierno de entregar datos científicos para medir resultados. Cada israelí tiene su historia médica digitalizada, toda una mina de información para la investigación. Se dice que esa transmisión aceleró la negociación porque las farmacéuticas podrían así estudiar el impacto de la inmunización sobre grupos determinados. Para volver a los servicios de seguridad, Netanyahu usó hasta el Mossad, la agencia de espionaje, para la salud pública. El Mossad, por ejemplo, temprano en la pandemia, jugó un papel fundamental en la compra de tests de diagnóstico. “Estamos utilizando plenamente todas las capacidades del Estado para ayudar a lidiar con el coronavirus, incluido el Mossad y otros organismos”, dijo su oficina.

En Colombia, según el Dane, cuatro de 10 Colombianos no se le daría la vacuna. ¿Se ve el mismo escepticismo del movimiento antivacunas en Israel? 

Siempre hay algo que no me explico; en la oposición a las vacunas, no hay lógica. Nada de lo que predicen los anti-vacunas se confirma con hechos científicos. En Israel, la relevancia del movimiento es menor.

¿Cómo hicieron la priorización para la vacunación?

Se comenzó con personal de salud y personas mayores de 60 y se fue lentamente al principio; cuando se llegó a los tres millones y medio de personas más o menos, se pudo bajar la edad del umbral al punto que toda persona mayor de 16 años puede ser vacunada. 

Silvio Pitlik: Aun con vacunación, hasta que no baje el número de infectados en relación al número de susceptibles, la epidemia nos puede seguir jugando una mala pasada.

¿Ustedes tuvieron el debate de los colegios y, cuando los abrieron, tuvieron brotes?

Existen discusiones en torno a qué velocidad se puede retornar a los estudiantes en los distintos niveles y la respuesta no es fácil porque acá hay una paradoja muy importante y uno no puede desentenderse de ella.

Por un lado, con más vacunados, el número de contagios diario permanece  alto. Tiene que llegar el momento en que la vacuna influya sobre el número de nuevos casos pero es necesario hacer análisis más detallados. Si uno mira al grupo de personas mayores, la cantidad de infectados en el último mes, por ejemplo, ha disminuido. Pero, probablemente, eso queda compensado con los jóvenes que, al existir una vacuna, se relajan y suben otra vez el número a los valores anteriores.

En última instancia, lo que determinará el fin de la pandemia es el umbral de inmunidad del rebaño. Cuando una persona se contagia y está enferma – sintomática o asintomática -, para continuar la cadena de transmisión, tiene que encontrar una persona por lo menos susceptible; si no la encuentra no se mantiene la epidemia. Por eso, hasta que no baje el número de infectados en relación al número de susceptibles, la epidemia nos puede seguir jugando una mala pasada. Hay que tener paciencia y, en cuestión de semanas, pienso, veremos de manera más clara el efecto de la vacunación.

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Número de casos
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Silvio Pitlik: Guardo el pesimismo bien en el fondo de mí.

Aquí el presidente Duque ha dicho que no se vacunará a migrantes en situación irregular. ¿Cómo se ha planteado el debate sobre la vacunación en la Franja de Gaza y en el Banco Occidental?

Hay discusión – suministrar la vacuna, no suministrarla – pero estoy seguro de que, de una manera u otra, la vacuna llegará a Gaza.

En Radio Nacional de Israel, en marzo del año pasado, o sea, cuando todavía no sabíamos nada, usted era optimista y tenía  la esperanza de que éste fuera un corona más que se pudiera contener. ¿Qué fue lo que más le sorprendió de la crisis?

Mi especialidad son las enfermedades emergentes; yo seguí el SARS hace unos años; vi cómo empezó, llegó un pico y después desapareció. Pensé: llegó un primo del SARS, seguro se va a conducir en una forma similar.

Usted es un optimista.

El pesimismo lo guardo bien en el fondo de mí.

¿Qué le diría al Gobierno de Colombia?

Se debería organizar una delegación de científicos a Colombia coordinada por Israel para compartir los entretelones de la vacunación. 

El doctor Silvio Pitlik recomienda a los lectores de La Línea del Medio el seguimiento del avance de las vacunas en el micrositio de Carl Zimmer del New York Times Coronavirus Vaccine Tracker.

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Número de dosis suministradas
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Número de hospitalizaciones
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Número de decesos
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*Laura Gil, politóloga e internacionalista, directora de La Línea del Medio, @lauraggils

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