La carta de la esperanza

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Sacado de El Economista

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Los líderes del movimiento de protesta, como también el Gobierno, que han de escucharse en el diálogo, deben sopesar muy bien lo que pueden ser logros meritorios para sectores necesitados.

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Si desea materializar la plusvalía política de esta gran convulsión, la sociedad debe instar tanto al Gobierno como a los partidos y a todos los sectores sociales a cristalizar el diálogo político en la forma de un compacto proyecto que asegure los recursos para sortear la crisis social y sanitaria, procurando un grado de estabilidad fiscal que marque un punto de inflexión en la dinámica de postración que muestra la economía . La carta de la coalición de la esperanza es una buena propuesta en la vía de la confluencia y de la tranquilidad pública.

En medio del intenso debate público y académico acerca del fallido proyecto de reforma tributaria y en paralelo con las movilizaciones de protesta y con la agudización de la tercera ola del Covid-19, un interesante evento tuvo lugar en la Universidad Nacional bajo los auspicios del Grupo de Estudios Fiscales y de Equidad que trabaja de forma permanente en la observación de la política fiscal y su relación con la equidad social. La Jornada Académica Abierta tuvo como conferencista principal al Profesor Jorge Armando Rodríguez Ph,D. Decano de la Facultad de Ciencias Económicas, quien realizó un análisis de la evolución histórica del impuesto de renta desde su establecimiento en 2018 hasta nuestros días, incluyendo el momento de la aparición del Impuesto sobre el Valor Agregado IVA hace 45 años en 1975.

Del análisis se concluye que los dos impuestos son fundamentales pero la evolución ha sido diferente. Mientras el IVA se ha convertido en la fuente principal de fondos para el Estado, el impuesto de renta ha perdido participación comparada y ha terminado concentrado en mayor proporción en las personas jurídicas y en los grandes contribuyentes. El proyecto fracasado pretendía ampliar la base gravable del IVA incluyendo productos de la canasta familiar, cometiendo un grave error acentuando el carácter regresivo del tributo que, pese a ser pagado por consumidores ricos y pobres, impacta más que proporcionalmente a las familias con menores ingresos. Posiblemente, sólo algunos impuestos con contenido ambiental bien explicados, el IVA a las bebidas azucaradas y energizantes, y el gravamen a bienes suntuarios, podrían ser asimilados por la población.

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El Gobierno no atacaba con su proyecto dos problemas fundamentales: los beneficios tributarios vía exenciones o descuentos y la evasión que, en una buena medida, según el profesor Rodríguez, se explica por la debilidad de la DIAN que, pese a esfuerzos de alcance parcial, no luce contundente frente al contrabando, en el control de actividades ilegales y en el monitoreo de los beneficios tributarios.

¿Cómo sacar adelante un proceso de diálogo político que atienda la necesidad impostergable de un reajuste fiscal que reduzca beneficios y exenciones, asegure el mantenimiento de las compensaciones sociales y permita reencauzar la energía convergente de la nación? Al buscar la respuesta a este crucial interrogante, cobra gran pertinencia la Carta de la Coalición de la Esperanza. La misiva es directa e indica puntualmente las alternativas:

Primer, propone iniciar inmediatamente un diálogo amplio, sin exclusiones. El Gobierno no debe temer. Ese diálogo fortalece su posición antes que debilitarla. El país no puede caer en el pantano que suele producirse cuando se entroniza la dupla anarquía – represión. Eso nos llevaría a la explosión del contagio, al desabastecimiento y al retorno a los viejos tiempos por declaratorias de estados de excepción y numerosas víctimas, con mayor devastación económica.

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Segundo, recomienda acordar un Plan de Emergencia Social con renta básica de emergencia, extensión y ampliación del PAEF e implementar la matrícula cero en la educación pública superior.

Tercero, plantea llegar a un proyecto de ley con cinco artículos, recogiendo las propuestas de variados sectores para procurar los recursos requeridos en orden a sortear la emergencia económica, social y sanitaria, manteniendo un crecimiento aceptable sin perder el grado de calificación:

  • Postergar el descuento del ICA. (En mi opinión ese descuento debe eliminarse.)
  • Aplazar reducciones de la tarifa de renta a empresas
  • Colocar impuesto a patrimonios superiores a 5 mil millones
  • IVA a consumo de lujo, control al gasto y a la evasión
  • Aplazar devolución de IVA por compra de bienes de capital
  • Eliminar los días sin IVA

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Los líderes del movimiento de protesta, como también el Gobierno, que han de escucharse en el diálogo, deben sopesar muy bien lo que pueden ser logros meritorios para sectores necesitados. Las clases medias han de transformarse en los guardianes de la puesta en marcha de los acuerdos y todos los convocantes a la protesta deben reivindicar tales acuerdos en paralelo con la aceleración del plan de vacunación. No creo estar soñando cuando imagino un fin de año vacunados, con un leve crecimiento y una campaña electoral no violenta. ¿Será mucho pedirles a las extremas de los dos costados que, según dicen ahora, andan molecularmente diseminados regando odio y miedo por el territorio de un país que desea ejercer el derecho a criar hijos con futuro, esperanza y oportunidades?

*Juan Alfredo Pinto, escritor, economista, @juanalfredopin1

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