Las vidas colombianas importan

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Así nos siguen manipulando, día a día; en medio de la pandemia, nos han llevado poco a poco a reformas, y dictado decretos con micos, orangutanes y demás especies salvajes que se van colando sin ningún control.

Las vidas de los colombianos importan – #ColombianLivesMatter

Algunas personas han criticado la pasividad ante el constante abuso policial, colocando como ejemplo el símbolo de protesta en Estados Unidos a raíz del asesinato de George Floyd, ciudadano afroamericano, quien fue asfixiado por Derek Chauvin, un policía que le asfixió frente a las cámaras.

El conocido “Black Lives Matter”, movimiento surgido desde 2013 que rechaza el racismo, pretende erradicar la violencia para que las vidas de las personas afro no sean un objetivo de muerte. Para algunos, el mundo es blanco o negro.

En nuestro país, lamentablemente, la brutalidad policial tiñe de rojo las calles cuando las manifestaciones de los ciudadanos se hacen presentes. Hoy, es mi deseo proclamar que las vidas de los colombianos valen; valen en el campo y valen en las ciudades.

El pasado miércoles 9 de septiembre, agentes de policía en la localidad de Engativá asesinaron al señor Javier Ordóñez, a quien no le valió pedir insistentemente que se detuvieran ante los electrochoques que le propinaron con una pistola Taser. Las imágenes son insoportables, así como el sonido que produce esta arma; después se conoció el informe forense, indicando que los golpes que recibió Ordóñez provocaron serias lesiones en los órganos internos de la víctima, además de fracturas en el cráneo. Al parecer, esto sucedió al interior de un CAI.

El arma conocida como Taser envía impulsos eléctricos afectando el sistema nervioso sensorial, causando dolor, contracciones musculares, vértigo, aturdimiento e impidiendo el movimiento. Es altamente peligrosa para la salud. El señor Ordoñez falleció y los ciudadanos se volcaron a las calles para alzar la voz de protesta.

En Colombia, se garantiza el derecho a la protesta social. Según el artículo 37 de la Constitución Nacional, cualquier ciudadano puede protestar pública y pacíficamente. Nuestro país está al borde del estallido social; estamos agotados de la indiferencia; no existe quién escuche y la pandemia está dejando heridas sociales.

Es bueno recordar que, últimamente y sin conocer mayores detalles, se están creando focos de violencia en las marchas y una de las situaciones más oscuras tuvo lugar el día 22 de noviembre de 2019, cuando el alcalde Peñalosa, a petición del Presidente, nos encerró decretando el toque de queda, para mantener la seguridad en la ciudad, enmarcado dentro del paro nacional 2019, por la situación que afrontaba el país.

Se proyectaron por diferentes medios imágenes en distintos barrios de Bogotá y nos llenaron de zozobra y de miedo porque, al parecer, agresores ingresaban a las casas de los habitantes de la ciudad; así estuvimos encerrados en el terror de nuestra emociones y de las redes sociales.

Diego Cancino, concejal de Bogotá y Cesar Caballero, Gerente de la firma Cifras & Conceptos presentaron la investigación “Persiguiendo Fantasmas”, donde evidenciaron que no hubo un reporte de un solo judicializado por vandalismo por ingreso a alguna residencia o personas que afronten un proceso penal por los sucesos de esa noche.

Así nos siguen manipulando, día a día; en medio de la pandemia, nos han llevado poco a poco a reformas, y dictado decretos con micos, orangutanes y demás especies salvajes que se van colando sin ningún control. ¿Qué está pasando? ¿Qué ocurre cuando los ciudadanos se manifiestan? ¿Quién está detrás de estos actos de violencia?

En los hechos graves del 9 de septiembre, cuando varias personas se manifestaban, se encontraron con las balas, con un saldo de 183 policías y 209 civiles lesionados. En total, 13 personas fueron asesinadas y, por eso, con profundo respeto recordamos su memoria.

Andrés Felipe Rodríguez

Angie Paola Vaquero

Cristian Andrés Hurtado Meneses

Cristhian Camilo Hernández Yara

Fredy Alexander Mahecha

Gabriel Estrada Espinoza

Germán Smith Puentes

Jaider Alexander Fonseca Castillo

Javier Ordoñez

Julian Mauricio González

Julieth Ramírez Mesa

Lorwuan Estiwen Mendoza Aya

Marcela Zuñiga

La Constitución Nacional dice en el artículo 315 Num 2, que el alcalde es la primera autoridad de policía, “La Policía Nacional cumplirá con prontitud y diligencia las órdenes que le imparta el alcalde por conducto del respectivo comandante”. No obstante, la alcaldesa de Bogotá Claudia López, afirmó que la policía desobedeció instrucciones expresas y públicas de la Alcaldía; también se reunió con el Presidente de la República y el Procurador General de la Nación para entregar 119 denuncias documentadas y evidencia del uso indiscriminado de las armas de fuego contra la población por parte de algunos miembros de la Policía Nacional.

El artículo 2 de la Constitución dispone que “Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares”- Es lamentable que nada de esto se esté cumpliendo y que el Gobierno rechace la propuesta de reformar estructuralmente la Policía.

Aunque hubo manifestaciones de perdón hacia las víctimas, esto no basta; se debe reflejar en cambios que permitan mirar a las fuerzas militares y de policía como cuerpos colegiados dignos de ser respetados y no como agentes que provocan las peores catástrofes en el país.

En hechos ocurridos en el día de la conmemoración de los derechos humanos, una fecha en la que el país expresa la esperanza, la paz se nos escapa de las manos por la inoperancia de unos pocos.

Las vidas de los colombianos importan y nada justifica la violencia.

*Sandra Castillo, abogada, @sandra_doly

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