María Isabel Urrutia: Fuerza, poder y convicción

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“La esperanza la pongo en el pueblo colombiano; el país no lo va a cambiar el presidente Duque: depende de nosotros” María Isabel Urrutia.

A propósito del tema en auge en estos momentos, que no es el Covid-19 sino el racismo, María Isabel Urrutia, primera medalla de oro olímpica, deportista, entrenadora y líder social es una precisa representación de la mujer afrocolombiana en Colombia.

Cortesía del Comité Olímpico Colombiano

Urrutia se inició como atleta en 1978, pasando por deportes como salto largo, pelota y lanzamiento de bala. Se quedó en el deporte por su gran habilidad y logros obtenidos en el atletismo. Antes de cumplir 14 años, trabajó en empresas municipales de Cali debido a la situación económica de su familia. Fue operadora del 113 brindando información telefónica y del 114 de energía.

Como vallecaucana y como residente de toda la vida en el barrio Mariano Ramos, conocer al fin el estadio Pascual Guerrero fue uno de los momentos que más recuerda con estima. Viendo al deporte como una oportunidad de vida, tomó un gusto especial por conocer nuevos países y logró llegar a Chile, Cuba y hasta Las Bahamas. Desde sus primeros años, fue campeona nacional, suramericana y centroamericana hasta que fue a los juegos olímpicos de Seúl 1988 en atletismo.

Empieza a practicar la halterofilia en el año 1989, iniciando una nueva etapa deportiva. Ella denomina el cambio como una “casualidad” debido a que los logros obtenidos en el atletismo eran importantes y el levantamiento de pesas en un principio no fue tan de su agrado. El que definió este viraje fue su entrenador Gantcho Karauskov.

En la escuela, Gantcho se acercó y le propuso un trato. Cuando él llegara de los juegos olímpicos de ese momento, ella se comprometería a practicar el levantamiento de pesas, solo si despertaba un gusto por este deporte. En un abrir de ojos, ya estaba en un campeonato mundial de halterofilia representando a Colombia. María Isabel hace énfasis en el apoyo de los entrenadores en la vida de un atleta. Tanto Daniel Balanta, al identificar su gran potencial, y Gantcho, al definir la primera medalla olímpica para Colombia en el 2000, fueron personajes de gran valor en su vida deportiva.

“El éxito de cualquier deportista es tener una sinergia con el entrenador y creer en él” María Isabel Urrutia.

Con un objetivo en mente, María Isabel llegó a los olímpicos junto con Gantcho esperando llevarse el oro. Gantcho propuso una estrategia de dos vías: una de ellas era competir en la categoría de más de 75 kilos sin esperar medalla alguna y la otra consistía en competir en los 75 kilos para buscar podio olímpico. Esto resultó a su favor porque, gracias a su peso corporal, logró desempatar con Nigeria y Taiwán. Con 34 años y varias lesiones que había sufrido en competencias pasadas sabía que Sidney era el momento para definir su carrera, y así lo fue. Trajo consigo la primera medalla de oro olímpica para Colombia.

Cortesía del Comité Olímpico Colombiano

Hay un antes y un después en el deporte colombiano. En el 2000, los deportistas se dieron cuenta que podían aspirar a un podio olímpico. Desde entonces, han luchado para ser medallistas olímpicos y las cifras han ido mejorando en cuanto a triunfos se refiere.

“Los 2000 hicieron que los jóvenes se motivaran a saber que sí se podía ser medallista olímpico” María Isabel Urrutia

Cuando María Isabel llegó al Congreso de la República, emprendió una lucha en la que, por medio de reformas, dio al deporte un posicionamiento legislativo en la agenda gubernamental. El deporte, antes de María Isabel, tenía tan solo cincuenta mil millones de pesos ($50.000.000.000) de presupuesto, lo cual no era suficiente para organizar competencias nacionales y ésta fue una de sus primeras batallas.

Cortesía de cali.extra.com.co

El presidente de la época, Álvaro Uribe, le dijo directamente al director de Coldeportes que renunciara a hacer los Juegos Centroamericanos y del Caribe por la falta de recursos para hacer los escenarios deportivos. María Isabel consultó con comisiones económicas sobre crear un impuesto más que favoreciera el deporte colombiano sin renunciar a aquellos juegos.

En la tributaria del 2002, se pidió que se aumentaran cuatro puntos más a la telefonía celular para hacer escenarios deportivos y para que, cuando se le asignara a Colombia la sede de juegos como estos, pudiera solventarlo. Los recursos también irían destinados a la preparación de los deportistas del ciclo olímpico y garantizar que los juegos deportivos nacionales pudieran realizarse.

Reformas para generar incentivos de por vida para los medallistas del ciclo olímpico con proyectos de ley, promover la profesionalización tanto de deportistas como de entrenadores, la ley de educación física, la defensoría de negritudes colombianas en el Plan Nacional de Desarrollo fueron parte de su ejercicio activo en la política. Hizo parte de la Comisión séptima, una comisión con sentido social, como ella lo menciona.  

A pesar de todo su esfuerzo, Urrutia afirma que la discriminación existe y ella no ha estado exenta.

“Aunque existe la ley que condena cualquier tipo de discriminación hacia el deportista por cuestiones de raza, en Colombia siempre ha existido el racismo.” María Isabel Urrutia

Urrutia hizo un trabajo arduo para dar visibilidad a las comunidades y los logros fueron ampliamente positivos. Está orgullosa de haber pertenecido a la oposición por ocho años, ya que su prioridad fue defender los territorios, el código minero, respetar la vida tanto de militares como de guerrilleros frente a un Estado social de derecho, a pesar de los insultos que reciba.

“Alguna vez sentí la discriminación, escuché Negra hijuetantas… sin embargo, uno sigue dando la lucha en la vida.”

Ahora, María Isabel es entrenadora del Instituto Distrital de Recreación y Deportes, trabajando con el equipo bogotano de levantamiento de pesas, que ha tenido campeones mundiales sub-17, juvenil y panamericano. Trabaja además con el Ministerio del Deporte y, más propiamente, con el proyecto Apadrina a una familia del deporte. Éste se ha creado debido a que la mayoría de deportistas colombianos vienen de lugares vulnerables y la situación de pandemia ha afectado a muchos económicamente. Así, cada persona que quiera apoyar a alguna de estas familias puede dirigirse a la cuenta creada por Coldeportes.

Urrutia además se reconoce como líder social y, teniendo en cuenta la situación actual, dice:

“Es lamentable, porque se hizo un proceso de paz donde las FARC dejaron las armas, pero esos territorios abandonados fueron retomados por el paramilitarismo y, hoy por hoy, las guerras aún existen y es bastante triste. Los líderes sociales luchan por defender territorios y, desamparados, se toman como piedras en el camino. Los que somos líderes sociales lo somos porque queremos trabajar con la comunidad y se debe respetar nuestro derecho”.

Estas son las mujeres que representan a Colombia, afrocolombianas que son capaces de generar cambios. Pueda que exista aún el racismo, el machismo y la discriminación y no se haga nada al respecto. Pero María Isabel será símbolo de lucha para las nuevas generaciones de mujeres deportistas, lideresas, activistas y políticas con amor por su tierra.

*Alejandra Sánchez, estudiante de comunicación social y periodismo.

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