Tiempos recios

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Tiempos recios
Mario Vargas Llosa
Alfaguara
351 páginas

Cada vez que me acerco a conocer un acontecimiento histórico, tengo la sensación de que estoy ante una esfera armilar: esa figura medieval que representa un cosmos en el que no hay ni derecho ni revés, ni arriba ni abajo, porque siempre está en movimiento. La historia debería ser enseñada así: como una esfera armilar. No sé si me explico: como una figura que sólo se entiende desde diferentes puntos de vista, a veces contradictorios, y con una forma final que no se alcanza a capturar del todo. Esas historias, contadas de manera muy cronológica y consecuencial, como que no me las creo. Lo que pasa es que difícilmente la historia se cuenta así; primero, porque andamos con necesidad de certezas, de cuentos que nos aclaren todo y nos digan quiénes son los buenos y los malos; segundo, porque para contar la historia así se necesita de un narrador muy hábil. Tan hábil como, por ejemplo, el Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa. Su más reciente novela, Tiempos recios, es el libro que dejo hoy en las estanterías de La línea del Medio.

Tiempos recios cuenta una historia política: la de la Guatemala de los años cincuenta. La llegada al poder de Jacobo Árbenz en 1954, con una serie de reformas sociales y agrarias que posiblemente habrían hecho de ese país un lugar más justo. La novela avanza con el posterior golpe de Estado fraguado por los Estados Unidos con la excusa de que Árbenz era un caballo de Troya comunista pro soviético y, luego, con la puesta en el poder de Carlos Castillo Armas, un bravucón al que terminaron por asesinar la CIA y el dictador de República Dominicana, el generalísimo Rafael Trujillo. Todo esto manejado tras bambalinas por la tristemente famosa United Fruit Company, la misma que protagonizó la oscura matanza de las bananeras en 1928 en Colombia, que tan bella y dolorosamente narró García Márquez en Cien años de soledad.

Vargas llosa sabe condimentar esta novela con unos personajes llenos de pasiones, intrigas, traiciones, amores y odios que hacen entender la política como es: un artificio elaborado con lo peor y, sólo algunas veces, con lo mejor de nosotros. El resultado es una novela realmente fascinante, entre otras cosas porque en Guatemala podríamos encontrar muchas claves para entender a esa Latinoamérica violenta, divida y manipulada por intereses que viven de la ignorancia, de las hoy llamadas ‘fake news’ y de un profundo desconocimiento de la historia.

Con sólo leer el primer capítulo, es muy posible quedar atrapado por la pluma de ese maestro de la narración y del diálogo que es Vargas Llosa. A pesar de que uno pueda no quererlo a él como persona, por petulante, machista o mala leche, es un contador de historias excepcional. Uno no puede sino quitarse el sobrero ante la manera cómo domina el arte de contar seis historias paralelas – recuerden lo que les decía de la esfera armilar -, de esa forma de servirse de las descripciones físicas para dibujar la fealdad moral de sus personajes y cómo evidencia la rigurosidad de su investigación histórica. Y su honestidad: el último capítulo de este libro es de una honestidad bellísima.

Tiempos recios está íntimamente ligado a otra de sus obras maestras: La fiesta del Chivo. Hay personajes comunes con esa novela del año 2000, como el dictador dominicano, el generalísimo Rafael Trujillo, o como su esbirro Johnny Abbes García, ambos tan peligrosos como un tiroteo en un ascensor. Vargas Llosa denigra de esos fatídicos dictadores latinoamericanos, los de entonces y los de hoy, denunciando la mezquina relación de la dirigencia de la Iglesia Católica con el poder o la fuerza irracional utilizada históricamente por los militares. Además, ¡hay que ver la maestría con la que narra las conspiraciones!

Varias cosas me impresionaron de la lectura de Tiempos recios: la claridad con la que uno entiende cómo las relaciones públicas y la propaganda fueron y son una herramienta de manipulación efectiva y de aprovechamiento del miedo en la figura del enemigo soviético, un recurso que todavía hoy hace confundir las reformas sociales con el comunismo. Es aleccionadora la claridad con la que se evidencia cómo los intereses meramente económicos causaron tanta sangre y retrasaron de modo grave la construcción de Latinoamérica; además, esa denuncia de la doble moral de la política exterior estadounidense, que pregona la democracia, pero que se incomoda cuando ésta se aplica en otros países, incluso con las mismas formas liberales que en los Estados Unidos.

Tiempos recios: una novela llena de velocidad, de voces, de flash backs y contextos; unas páginas llenas de ironía, decadencia y, en algunos momentos, ternura. Esta es una obra endiabladamente bien ensamblada. Como una esfera armilar.

*Mauricio Arroyave, periodista, lector caprichoso y frustrado librero, @mauroarroyave. Canal de Youtube El Ojo Nuclear.

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