Voz venezolana: actitud diferente

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Muy grave para la democracia y el pluralismo. Así calificó en un escrito de prensa el ex vicepresidente de Colombia Germán Vargas Lleras la crisis por la cual atraviesan los medios de comunicación regionales del país, con especial referencia de su parte a los medios escritos.

La situación económica de éstos originó que él hiciere un llamado al gobierno y al congreso del país a los efectos de que, conforme lo reseña el bogotano diario El Tiempo, adopten medidas que les permitan salir de la crisis.

La opinión publicada por el político colombiano ha iniciado una reacción en cadena que seguramente concluirá con el diseño de políticas públicas tendentes a evitar el cierre de medios, pues no es poca cosa la afectación que dicho cierre produciría en todos los sentidos.

La preocupación institucional colombiana contrasta grandemente con lo que ocurre en nuestro país.

En mayo de este año, la reputada periodista venezolana Sebastiana Barráez, a través del el medio Infobae publicó un trabajo denominado “Escandaloso cierre, bloqueo y censura en Venezuela: hay al menos 200 medios de comunicación afectados”. La forma cómo en ambos países se enfoca la situación es, entonces, evidente.

Mientras en Colombia una columna de prensa pone de presente una preocupación por la situación de los medios en el país y genera la reacción institucional respectiva tendente a proveer su salvamento, en el socialismo del siglo 21 que se desarrolla en Venezuela, el Estado venezolano se ha encargado de cerrar los mismos, bien limitándoles el acceso al papel periódico pues es quien detenta el monopolio de su distribución, o aplicando simplemente medidas administrativas que han afectado a medios radiales o televisivos, limitando con ello el acceso a la información. Lo que sí es cierto es que los únicos medios no afectados son aquellos que simpatizan con las prácticas gubernamentales.

Las políticas desplegadas desde Miraflores – antes con Chávez pero acentuadas por Maduro – no son novedosas pues las mismas fueron solicitadas en su momento en una célebre sesión del parlamento en los tiempos en que a éste lo controlaba el chavismo.

Tiene razón el vicepresidente Vargas Lleras cuando se preocupa por el tema motivo de la presente columna. Grave riesgo corre la democracia cuando forjadores de opinión plural se ven obligados a cerrar. El mejor ejemplo de esa problemática se llama Venezuela.

El espejo venezolano es idóneo para que Colombia observe lo que debe hacer a los efectos de que, en estas tierras, no se reproduzca la tragedia que asola a la nuestra y que a la primera le impacta grandemente.

*Gonzalo Oliveros Navarro, Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. @barraplural

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