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Dos enfoques se observaron con ocasión de la información llegada de Europa relativa a la solicitud de observación electoral que el señor Maduro hiciere al señor Borrell.
Inicialmente, el señor Arreaza, por cuenta del primero, invitó a la Unión Europea a acompañarles en las elecciones parlamentarias que los integrantes del consejo electoral venezolano han convocado. Se les respondió que esa figura no existe, que lo que corresponde es observación, lo cual conlleva protocolos estrictos.
Arreaza recibe la pelota y la devuelve, invitando personalmente al Alto Representante para Asuntos Exteriores de esa comunidad – el señor Borrell – a que participe como observador, con la particularidad que, de la forma como la invitación fue redactada, pareciere ser de carácter personal y no institucional.
En todo caso, este viernes, medios internacionales recogen una información, según la cual, la Unión Europea considerará la propuesta si se aplaza el referido evento electoral, bajo el argumento que le daría visos de credibilidad al mismo, recordando que, para el próximo 17 de este mes, el Grupo de Contacto, integrado por países americanos y europeos, celebrará una reunión en la cual tratará la materia. Mientras de la primera forma lo titularon unos medios extranjeros, otros – venezolanos – afirmaron que la Unión Europea se negaba a participar de la elección. Libertad de pensamiento.
Cualquiera sea el caso, uno recuerda que un grupo de venezolanos planteó, ante los abogados que actúan ante la sede del tribunal supremo de ese país, un recurso de nulidad que conllevaría a dicha suspensión dadas las violaciones aducidas en el mismo. No sería sorpresa entonces que el señor Maduro – de tener la voluntad de que exista esa observación – instruya a dichos abogados a que procedan en consecuencia suspendiendo el evento convocado y así aducir él, obviamente, que eso ocurrió por respeto a decisiones judiciales.
Lo cierto es que, si se produce la postergación que algunos actores han solicitado y ésta conlleva a una observación internacional como corresponde, los actores internos deberán ajustar sus piezas y hasta quizás su discurso a esa decisión. Se abriría en esa circunstancia un juego hasta ahora imposible.
En efecto, una respuesta positiva de la Unión Europea colocaría a la elección como acto de gran importancia respecto de nuestra situación, obligando con ello a los Estados Unidos a definir una posición al respecto, así como deberán hacerlo los distintos factores locales venezolanos.
Comete un gran error quien crea que la política es estática; ella también se mueve y eso obliga a quienes participan en ella a hacer los ajustes correspondientes, no sea que, por quedarse de mero espectador, dejen fuera del mismo a quienes representan.
*Gonzalo Oliveros Navarro, Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. @barraplural
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