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No hay que ser brillante para afirmar que la lucha contra la corrupción pasa por una serie de cambios culturales que exceden, por mucho, el corto plazo. Ahora, si bien las medidas cortoplacistas tales como reformar las instituciones, endurecer penas o crear más controles no son suficientes pero pueden ayudarnos a lidiar con el problema, cada vez que en Colombia se plantean reformas en el diseño institucional, la discusión sobre la conformación de las altas cortes y los organismos de control gira en torno a tres aspectos principales: quién elige, cómo se nominan y quién los investiga.
Creo que el azar, que es tan polémico, transparente y democrático, nos podría ayudar a elegir un par de funcionarios. Sí, leyó bien, el azar.
No es fácil equilibrar los poderes públicos, mucho menos en un país como Colombia, donde la lucha contra la corrupción ha forzado a tener “superpoderosos” en los organismos de control. Insisto, el azar puede ayudar. Hoy en Colombia los cargos de periodo fijo como Contralor, Fiscal General y Defensor del Pueblo se eligen a partir de una terna que luego es votada por algún poder. A los que dicen que ese método garantiza la independencia de los elegidos les acuso exceso de optimismo o ceguera crónica. La realidad es que poner a hacer campaña en el Congreso o en las cortes a los ternados “obliga” a negociar el voto, tú me eliges y yo no te investigo, o no investigo a los tuyos y así…
¿Qué pasaría, entonces, si en vez de poner a los aspirantes a negociar con congresistas y magistrados los ponemos a hacer súplicas a las barajas, a los dados, al azar? Tiramos la moneda y ya está: ni intercambio de favores, ni triquiñuelas, ni contratos, ni puestos, ni llamadas desde Palacio.
Usar un mecanismo de selección aleatoria para la elección de Fiscal General, Procurador, Defensor del Pueblo e incluso magistrados tendría varias implicaciones. Además de ser una herramienta transparente y fácil de controlar, el azar desincentiva el cabildeo de las personas que aspiran a ser ternadas: no es muy rentable el lobby cuando no existe certeza sobre la elección. También puede tener un efecto positivo en materia de independencia de las cortes y organismos de control: ya que nadie es completamente independiente de quien lo elije. De esta forma, por ejemplo, si el señor más rico de Colombia quiere tener un fiscal de bolsillo, tendría que cooptar a todos los nominados. No digo que sea imposible, pero al menos le saldría más caro.

El principal argumento en contra del azar es la meritocracia. Con un poco de zoom sobre la sociedad colombiana, nos damos cuenta de que la meritocracia sigue siendo una quimera. Entonces: ¿son los mecanismos para elegir Fiscal General, Procurador, Contralor, Defensor del Pueblo y magistrados realmente meritocráticos? No creo. Uno podría citar casos puntuales, pero mejor no, da pavor hablar de ese señor Néstor H. Martínez. Yo creo que es posible armonizar el azar con la meritocracia. Basta con que quienes nominen a los candidatos acudan al sentido común -escaso por estos días- para proponer personas con los más altos estándares éticos, profesionales y académicos. Nadie debería ternar para el cargo de Fiscal General, por ejemplo, a una persona que está involucrada en el caso de corrupción más grande de América Latina. ¿O sí?
Esto no es nuevo. Los antiguos griegos usaron el azar para elegir sus gobernantes, por supuesto con otra dinámica, dentro de la cual una parte de la ciudadanía incluía una pequeña probabilidad de gobernar. Tiene sentido que los griegos lo hayan usado. En general el azar es una excelente forma de resolver conflictos en las relaciones humanas. Puede ser hora de ponerlo al servicio de la transparencia e incluso valdría la pena reflexionar y discutir la conveniencia de llevarlo a otros estadios de la vida pública. Puede que al final de la reflexión la respuesta sea no, pero no creo que esta opción deba ser descartada de entrada. Además, para las personas de fe la idea podría ser bastante llamativa. Lo podrían entender como una manifestación de lo divino sobre los asuntos públicos, porque tal vez Einstein estaba equivocado, y Dios, sí juega a los dados.
Felipe Arrieta Betancourt, @felipe_arrieta, Burdeos, Francia
Nota de Laura Gil, @lauraggils: Islandia reclutó 950 personas al azar para discutir una nueva Constitución. https://www.theguardian.com/world/2011/jun/09/iceland-crowdsourcing-constitution-facebook
Los lectores que quieren conocer más sobre el renovado interés del azar en la política pública pueden consultar:
Accidental Politicians: How Randomly Selected Legislators Can Improve Parliament Efficiency, Alessandro Pluchino, Andrea Rapisarda, Cesare Garofalo,https://arxiv.org/pdf/1103.1224.pdf