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Le han vendido a Santander que, sin minería, los recursos del departamento se verían diezmados, cuando la región tiene de lejos otras bondades.
Hoy los defensores de la vida estamos con mucha alegría. La Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) ha negado y archivado el proyecto minero de la multinacional Minesa en el páramo de Santurbán. Honor al bravo pueblo santandereano que nos enseñó a los colombianos la defensa de esta causa, que es de todos. La lucha sigue; la defensa de los páramos es continua en nuestro país. Se ha ganado una batalla, pero no la guerra.
Es una importante victoria para el ambiente, para el agua, para la vida, para quienes luchamos por declarar la paz con la naturaleza y, sobre todo, es una gran noticia para ésta y las nuevas generaciones.
Sin duda, hay que hacer un reconocimiento muy especial al Comité Pro Defensa del Páramo de Santurbán, al alcalde de Bucaramanga, Juan Carlos Cárdenas, a los líderes ambientales, a las comunidades de los municipios de Vetas y California y, en general, a todos los ciudadanos que asumieron una defensa activa, seria y responsable en esta importante causa nacional.
Santurbán es nada más y nada menos que un complejo de páramo ubicado en medio de la cordillera oriental entre los departamentos de Norte de Santander y Santander, con una extensión aproximada de 142 mil hectáreas, entre los 2.800 y 4290 m.s.n.m. De allí se surten de agua por lo menos dos millones 500 mil personas; todo este ecosistema tiene injerencia en 30 municipios de la región. Debido a su gran riqueza, la multinacional Minesa se estableció hace casi un lustro con serias pretensiones de realizar, a través de su proyecto Sotonorte, explotación aurífera para extraer nueve millones de onzas de oro que se estiman hay en esa parte del territorio colombiano.
En términos legales, a todas luces ese proyecto de la multinacional árabe, infringía la ley 99/93, la 1252/2008, también los Decretos 3930 y 2372 de 2010, incluso las sentencias de la Corte Constitucional C-035 de 2016 y la T-361 de 2017.
Ahora, con este asunto saldado, lo que sigue es un proceso de alerta para estar pendiente de lo que se pueda desatar en adelante y lo que seguramente será una nueva arremetida de Minesa por insistir en su propósito de extraer oro y la riqueza mineral que allí se encuentra.
Le han vendido a Santander que, sin minería, los recursos del departamento se verían diezmados, como una especie de chantaje, cuando la región tiene de lejos otras bondades. Lo que tiene que hacer es concentrar esfuerzos en potencializar otros sectores importantes de la economía que generarían también ingresos al departamento, como, por ejemplo, el turismo, el agro, proyectos de infraestructura, que dinamizarían la productividad y empleabilidad. Ésas son riquezas de mayor monto y que no los limitaría a depender de la minería en su territorio.
En general, Colombia lo que debe hacer es apostarle a las energías renovables y limpias, debe cerrarle el paso al fracking, a la minería ilegal, a las aspersiones aéreas con glifosato; debe también combatir a fondo la deforestación y todo lo que ponga en riesgo y atente contra el ambiente. Pero, aquí, el gobierno hace exactamente todo lo contrario y sigue en su apuesta por los combustibles fósiles, autorizando pilotos de fracking, permitiendo que acaben con nuestra Amazonía con la tala indiscriminada de bosques, dando aval para el regreso de las fumigaciones con glifosato; en fin, unas políticas que, en vez de promover una defensa por nuestra riqueza hídrica, ambiental y de vida, generan situaciones adversas que ocasionan el rechazo generalizado de la mayoría de colombianos.
Cuando el mundo entero hace ingentes esfuerzos por conservar sus riquezas naturales, ambientales, hídricas, en Colombia se va en otra dirección. El gobierno sigue sin entender el gran potencial que tenemos; pareciera que desconocieran la tenencia de dos océanos, de tres cordilleras, de 37 páramos, ¡la mitad de estos ecosistemas del mundo los tenemos aquí, en nuestro suelo! En fin, somos el segundo país más biodiverso del mundo, pero nada de eso parece importarles; tenemos, luego, los defensores de la vida, la imperiosa responsabilidad de velar por conservar lo que es nuestro y por declarar la #PazConLaNaturaleza.
*Guillermo García Realpe, Senador, @GGarciaRealpe