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La vida castiga la arrogancia. Los actores políticos de Colombia piden a gritos una auditoría como la que se realizó en Venezuela. Sí, en la República Bolivariana de Venezuela.
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Los comicios para la elección de legisladores nacionales y autoridades regionales tuvieron lugar el 21 de noviembre de 2021. El Consejo Nacional Electoral de Venezuela contrató una auditoría técnica integral al Sistema Automatizado de Votación. Estas elecciones no fueron reconocidas por un buen número de países, incluyendo Estados Unidos y Colombia. Pero la falta de legitimidad de las elecciones no se debe a falta de seguridad tecnológica.
Si no existe democracia en Venezuela, ello es por la persecución a los contradictores políticos y la violación de sus derechos políticos y civiles, la ausencia de independencia de los poderes del Estado, el uso de recursos públicos, el cierre de espacios para la sociedad civil, el acceso desigual a medios de comunicación y, en general, un quebrantamiento generalizado del Estado de derecho. Aun así, los venezolanos nos pueden dictar cátedra en términos técnicos.
En Venezuela, la rama electoral sí abrió el espacio para una auditoría profesional externa e independiente. Es verdad que allá se usa un solo sistema de software propiedad del Estado y aquí dos, cada uno con varios módulos independientes, el del pre-conteo sin valor jurídico y el del escrutinio final de la autoridad electoral. Pero llegamos a elección presidencial sin auditoría ni del uno ni del otro. Del primero, no podemos revisar códigos fuente porque no pertenece del Estado; del segundo, no se pudo siquiera pensar en una auditoría seria porque, cuando debería haber estado bajo análisis independiente, recién estaba siendo construido. Este software se entregó después del 13 marzo, el día de elecciones legislativas.
Toda auditoría tiene poder recomendatorio. Se realiza para corregir. No queda tiempo ni para revisar el software, mucho menos para mejorarlo.
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Éstas fueron las características de la auditoría técnica integral en Venezuela.
– El proceso se extendió del 14 de junio al 22 de julio, es decir, inició cinco meses antes de la jornada comicial.
– La revisión se realizó durante seis semanas con un total de 24 sesiones de seis horas cada una.
– El informe final fue entregado el 4 de agosto de 2021, más de tres meses antes de las elecciones.
– El equipo estuvo compuesto de 10 expertos externos e independientes. El oficialismo eligió cinco y la oposición cinco más.
– El proceso contó con la observación de los partidos políticos, incluyendo los de oposición.
– El objetivo principal consistió en “validar las condiciones tecnológicas, procedimentales y operacionales del Sistema Automatizado de Votación para el ejercicio del derecho al sufragio mediante la verificación de la privacidad, integridad y confiabilidad del voto e identidad del votante; la confiabilidad del proceso de transmisión, así como la precisión, integridad y tiempo de respuesta de la información resultado del proceso de votación.”
– El trabajo cubrió todos los componentes automatizados y procedimientos operativos que conforman el Sistema Automatizado de Votación del Consejo Nacional Electoral y se analizaron, del software, los módulos de máquina de votación (MV), base de datos de votantes, archivos de configuración de las máquinas, la transmisión desde el centro de votación, el módulo de recepción de actas y el módulo de totalización de las actas recibidas en los Centros Nacionales de Totalización.
La auditoría venezolana documentó 22 hallazgos: nueve de impacto bajo, ocho de impacto medio y cinco de impacto alto. Ningún hallazgo comprometió la integridad del voto.
Concluyeron los auditores: “el Sistema Automatizado de Votación garantiza un proceso de votación lo suficientemente seguro, secreto, expedito, confiable y transparente para garantizar el ejercicio del derecho constitucional al sufragio en Venezuela.”
Una auditoría como la que publicamos hubiésemos necesitado en Colombia.
informe-final-de-auditoría-CNE-2021(Le puede interesar: Panamá, donde un restaurante inscribe votantes)
*Laura Gil, politóloga e internacionalista, directora de La Línea del Medio, @lauraggils