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El cambio ordenado es la opción que, creo, mejor representa a los colombianos, aunque la opción del cambio radical petrista parezca más visible.

Ya avanza octubre y queda la sensación de que este año se acabó. 2022 será un año electoral y desde ya candidatos y votantes nos estamos preparando para eso. Algunos comenzamos a jugar uno de los juegos que más nos gustan: hacer cábalas electorales. Hay multitud de precandidatos que irán quedando por el camino. La verdad es que, en Colombia, hay esencialmente tres grupos políticos representativos: la izquierda, colonizada por Petro; el centro, que es el espectro político más amplio, así los extremos nos quieran hacer ver lo contrario; y la derecha, que esta vez luce que no podrá estar dominada por el Centro Democrático.
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Creo que el gobierno de Duque, cosa que hay que agradecerle, ha enterrado las posibilidades electorales de una derecha caracterizada, que además está un poco confundida, porque cree que sí podrá tener un candidato que la represente. La revista Semana bautiza a María Fernanda Cabal como “el fenómeno político del momento” y hasta es cierto que, de pronto, se puede quedar con la candidatura del Centro Democrático. Pero ella es una de esas candidatas que sí podría lograr lo improbable: que Petro gane. Al respecto, creo que Petro tiene mucho chance de llegar a segunda vuelta, pero muy poco chance de ser presidente (a no ser que en segunda vuelta le toque enfrentarse con un candidato como la Cabal). Por eso, es de sumo interés preguntarse quién más podrá pasar a segunda vuelta.
Hoy creo que las posibilidades electorales están en el centro, aunque todavía no exista una figura del centro capaz de movilizar la opinión. El centro, hoy, está dividido, lo cual es una mala noticia, porque le abre posibilidades al candidato de la derecha que vaya a surgir. Está el centro de la Coalición de la Esperanza, que algunos están tratando de dividir, ya sea por la vía del Nuevo Liberalismo, o por la vía del Partido Verde. Está el centro de Alejandro Gaviria, que aún tiene unas difíciles decisiones políticas por tomar.
A mí me parece que lo mejor que podría hacer Gaviria, si fuera un mago de la política, es participar en la Coalición de la Esperanza, sin perder el eventual apoyo del Partido Liberal. El problema es que el Partido Liberal no es bienvenido en la Coalición de la Esperanza. Y Gaviria no se ha mostrado muy proclive a hablar con la Coalición. Ahí me parece que comete un error. Y está el centro de tipos como Federico Gutiérrez y Enrique Peñalosa, que todavía deben decidir si se juntan con el centro de izquierda o si se juntan con la derecha. Veo la primera unión más difícil y la segunda más fácil. Creo que Álvaro Uribe, que algo sabe de política, entiende que a la derecha le puede ir mejor si el candidato que la representa no proviene del Centro Democrático, y por eso no objetaría, e incluso apoyaría, un candidato de coalición entre el Centro Democrático, el Partido Conservador y la centroderecha independiente. En dónde van a caber, o cómo van a jugar, los liberales, el Partido de la U y Cambio Radical en todo esto está por verse. Pero estos debieran recordar que, a veces, uno ayuda más no estorbando.
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Las preferencias del país (y las mías propias) están por el lado de un cambio ordenado. Creo que en Colombia la defensa del statu quo (uribista) se ha vuelto insostenible. Así que solo quedan dos opciones: un cambio radical, representado por Gustavo Petro, o un cambio ordenado, representado por la Coalición de la Esperanza o por Alejandro Gaviria. El cambio ordenado todavía carece de líder visible, lo cual lo hace parecer como si no tuviera opción. Pero esa percepción es equivocada. El cambio ordenado es la opción que, creo, mejor representa a los colombianos, aunque la opción del cambio radical petrista parezca más visible. Hace poco un comentarista económico con una cierta audiencia se atrevió a sugerir que la tasa de cambio estaba en 3.800 pesos, a pesar de que “todos” los modelos econométricos sugerían que debía estar en 3.300 pesos, por el temor de que Petro quedara presidente. Un análisis incorrecto por donde se le mire. Pero señala que muchos van a intentar convencernos de votar por alguien que no nos gusta solo para evitar que nos gobierne quien nos aterroriza.
Para una total transparencia, mis preferencias están por el lado de la Coalición de la Esperanza, que me parece un esfuerzo político serio y en la posición política correcta. La idea del liderazgo colectivo aún no cala en Colombia, un país al que le gusta el caudillismo. Pero, cuando la Coalición de la Esperanza tenga un candidato único, en marzo de 2022, sus posibilidades lucirán distintas. Dentro de la Coalición de la Esperanza, me gusta Juan Fernando Cristo. Me parece que es un tipo con una posición ideológica clara, progresista, experimentado en la cosa política, que sabe cómo lograr cosas en ese terreno, que combina la difícil mezcla de tener criterio propio y saber escuchar, conciliador y bajito en protagonismo.
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Hoy ningún candidato parece sólido. Quien tiene más terreno abonado es, sin duda, Petro, seguido de Fajardo, aunque a Fajardo le están cascando como puedan. Se podría decir que Óscar Iván ya se hizo contar y sacó una votación no despreciable, lo cual podría ponerlo al nivel de Petro. Pero no parece que sea la hora del uribismo y el uribismo parece querer jugársela por alguien más radical. Y hay otros un poco por encima del margen de error: Juan Manuel Galán y Federico Gutiérrez. En síntesis, el juego todavía está muy abierto. Pero bueno. Para que no digan que no me mojo, mis predicciones a estas alturas son, primero, que el uribismo saldrá del poder; segundo, que será difícil sacar a Petro de la segunda vuelta; y tercero, que es difícil que Petro llegue a la meta como ganador. En unos meses hablamos.
*Daniel Castellanos García, @castellanosgd, economista, director de la Fundación Impacta, organización para la transformación social.
LOS MUERTOS QUE VOS MATAÍS GOZAN DE CABAL SALUD!!!!!