Carta a mis cuchos: déjenos construir un nuevo futuro

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Sacado de Projet Accompagnement Colombie

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Ésta es la respuesta de un estudiante a un mensaje viral en contra de las manifestaciones juveniles.

Recientemente recibí una de esas grotescas e incendiarias cadenas a través de un grupo familiar en la que el o la autora se quejaba de la demanda de derechos por parte de la juventud que protesta y reivindicaba los valores de trabajo y empuje que, decía, caracterizan a la generación de los actuales “cuchos”. Pude haberla ignorado, pero sentía que ese discurso le hablaba a una población representativa y defendía una línea ideológica que hoy disputa fuertemente el terreno político nacional, especialmente en un contexto de protestas y descontento social. Elaboré un texto de respuesta a este mensaje de WhatsApp.

Sacado de Projet Accompagnement Colombie

La generación de los cuchos

La verdad me siento indignada y pensé que vale la pena replicarlo; tomé la decisión de hacerlo para aclararle, algunas cositas a esta dulce y tierna generación!! Lo que voy a decir lo hago basada en la experiencia mía… “Queridos, jóvenes, resulta que a nuestra generación de “HPTAS CUCHOS.” A lo primero que nos enseñaronfue a TRABAJAR y a ganarnos nuestras cosas, También nos enseñaron que antes que derechos, tenemos deberes, que nada es gratis, y lo regalado generalmente no es bueno! Tuvimos que estudiar con sacrificios, a punta de vela o con racionamiento y pagar una pensión de acuerdo a la declaración de renta, asi fuera colegio oficial. No había familias en acción, Ni jóvenes en acción, no teníamos subsidio de transporte, ni siquiera gozábamos de los medios con los que ahora cuentan ustedes, que los llevan puerta a puerta porque desde que nacieron encontraron vías despejadas, carreteras, avenidas, puentes, pasos peatonales, escaleras eléctricas, bicicletas, motos, buses, taxis, metro aviones, helicópteros… y todo un andamiaje dispuesto para circular y salir a comerse el mundo, pero no, para ustedes es más importante formar y participar de grupos en las redes para salir a acabar con la infraestructura que tanto nos costó levantar!!! Tampoco hubo PAE, ni tuvimos subsidio para la vejez, ni el Ingreso Sólidario, no nos considerábamos discapacitados, ni interdictos, ni teníamos tiempo para deprimirnos, o lamentarnos por todo, ni existían las famosas becas, ni habían estratos sociales que nos clasificaran para favorecernos… Personalmente quise ingresar al SENA, y de 100 aspirantes, sólo escogían a los 30 primeros mejores puntajes, o sea la opcion que uno tenía para ingresar era muy baja, porque ni con palanca se podía (ahora sobran puestos porque no hay quien quiera estudiar) Ahora pregunto yo. Qué derechos están reclamando ustedes?? Cuáles derechos se han ganado?? Si apenas se levantan de su cama, para ir a hacer sus necesidades, cambiar de posición o de sofá, o ir hasta la nevera para abrirla y mirar que hay para mecatear, o destapar la olla para mirar que hay de comer? Y usted se ha preguntado, cuánto pagan los HPTAS CUCHOS BRUTOS, en servicios públicos, con el internet, que usted usa todo el día para ocupar su valioso tiempo??? Saben cuánto gastan sus cuchos en mercado, el cual se utiliza para que usted coma y no le falte alimento?? Sabe cuánto gastan sus cuchos en papel higienico, jabón para lavarle la ropa y demás cosas para el aseo?? Sabe cuánto pagan de arriendo?? Sabe de dónde sacan los cuchos la plata para pagarle su semestre? Y sus estudios? Y toda la gama de aparatos electrónicos que los mantienen embobados??? Pues haciendo lo que nos enseñaron, TRABAJANDO, honrada y honestamente, sin hacer daño, sin robar, ni bloquear vías, mucho menos atentar contra el bien ajeno, ni joderle la vida a nadie, para que usted,ILUSTRE JOVEN, INTELIGENTE, LUCHADOR DE SUS DERECHOS, se levante de su cama a marchar porlo que no se ha ganado, ni trabajado, para que usted llegue a su casa y encuentre, que comer, donde dormir, para que se bañe y encuentre hasta papel higiénico para limpiarse su c..o,

(Lea también: La condición humana en el mundo digital)

Porque la mayoria de ustedes, pelean por los huevos de Carrasquilla, pero ustedes, tienen o aportan para comprar uno en su casa??? Y algunos padres modernos que apoyan a sus hijos para que dizque LUCHEN, y se lo pasan replicando arengas en contra de lo que les parece mal, fomentando e incitando más odio del que ya por culpa de ciertos personajes, está plagado el pais, ah pero eso si, tienen altar con la virgen, y los demás santitos y tambien van a misa, en lugar de usar su fé y empezar a cambiar sus corazones llenos de rencor. Además, hay muchos protestando y trabajan o son empleados de X o Y político, por los cuales votaron y ahora supuestamente luchan por un pais mejor! Deberían sentirse orgullosos de LOS CUCHOS, de su berraquera, su aguante, su responsabilidad, sus valores, capacidades responsabilidad y muchas cualidades más, que ustedes, los inteligentes no ven, porque estan ciegos y llenos de odio, rencor, pereza y cansancio de la vida tan dura que les tocó, son la generación de cristal: todo les afecta, todo los hace vulnerables, se sienten estigmatizados, discriminados, censurados, cada día amanecen con un nuevo síndrome! Ja ja ja, ja, Se quejan porque les toca estudiar y tienen la oportunidad de que les paguen por eso. Les dan plata y les aportan para que creen emprendimiento, crezcan y sean productivos, pero que va, si el que nada emprende, nada concluye! Son enemigos del esfuerzo y la superación! Pobres de ustedes cuando la generación de hierro desaparezca! QUE VIVA LA GENERACIÓN DE “LOS CUCHOS” ANTICUADOS, HPTAS Y RETRÓGRADOS!!”

Mi respuesta

Entiendo perfectamente que hoy, queridos cuchos, se intente recordar el sentido de trabajo, la berraquera, aguante, responsabilidad y valores con los que se criaron muchas generaciones de colombianos. Sus vidas transcurrieron en medio de grandísimas dificultades y aun así ni murieron, ni desfallecieron, sino que siguieron adelante y pudieron sobrevivir. Los hijos crecieron, se educaron, consiguieron trabajo y para algunos empezaron a mejorar las cosas. Y sí, nunca hubo ayudas ni subsidios. Y, a decir verdad, eso no es diferente de como ha ocurrido en casi toda la historia de la humanidad. Si nos atenemos a la historia y las tradiciones, no habría por qué cambiar muchas cosas: basta con trabajar y hacer lo mejor por salir adelante. 

Lo que nos pasa hoy en día en Colombia es que vemos que esa forma de hacer las cosas no es ni suficiente, ni justa. No es suficiente porque las cosas no han cambiado mucho para una gran parte de la población. Sigue habiendo mucha hambre y pobreza, sigue siendo difícil llegar a fin de mes con la miseria de salarios que se consiguen, siguen muriendo las personas porque las EPS no autorizan un tratamiento y sigue nuestra mediocridad, viendo que en otros países sí mejoraron la vida, los salarios y las oportunidades, mientras acá lo poco que habíamos construido se lo llevó fácilmente la pandemia. Pero, sobre todo, sigue la violencia, la puta violencia: la amenaza permanente de ser asesinado porque se piensa diferente, o porque alguien quería tu tierra, o porque pasaste por el lugar equivocado en el momento equivocado. 

(Texto relacionado: El paro nacional: cuatro futuros posibles)

Y trabajar como lo han hecho “los cuchos” tampoco ha sido una manera justa de hacer las cosas. No es justa porque, sin merecerlo, unos han ganado más que otros y luego han utilizado el dinero y poder acumulado para burlar la ley y garantizarse más privilegios. La realidad que tenemos en Colombia es que el esfuerzo, la berraquera, responsabilidad y aguante de nuestros cuchos no se corresponde con lo que hoy tienen. Casi todo el fruto del trabajo de su vida hoy está en manos de otras personas. Se lo llevaron porque esas personas más cercanas al poder han moldeado el país para asumir menores costos y recibir mayores beneficios. Por eso en nuestro sistema tributario los más ricos pagan menos impuestos, proporcionalmente, que la clase media; o pensionarse se vuelve un privilegio de unos pocos; o los negocios más rentables del país terminan siendo, por ejemplo, la banca, la minería o las drogas, que dependen de qué tanto se logre influenciar (o corromper) el Estado, mientras la industria, la investigación y los negocios del conocimiento que han probado sacar a otros países del atraso acá no tienen cómo prosperar. 

Entonces los jóvenes que hoy protestan están haciendo preguntas necesarias: ¿por qué le suben los impuestos a los que sólo tienen su trabajo para salir adelante y al mismo tiempo se los bajan a personas con grandes riquezas? ¿Por qué le cargan tanto peso a las personas que trabajan desde la formalidad, mientras billones y billones de pesos en contrabando, evasión de impuestos y economías ilegales siguen enriqueciendo tranquilamente a unos intocables? ¿Por qué durante la pandemia las grandes empresas recibieron subsidios mientras las más pequeñas no tuvieron casi nada? ¿Por qué tenemos que esperar que unos decidan cuándo y cómo desarrollarnos y no podemos tomar las riendas de la economía y el país en nuestras propias manos? ¿Y por qué tratan a quien sale a la calle a manifestar estas inconformidades como si fuera un criminal? 

Normalmente estas palabras que enaltecen el trabajo y la berraquera de los cuchos vienen de alguien que creció en medio de privilegios y, de forma cínica, exige a los demás trabajar para alcanzar las metas. Suele ocurrir y obviamente me parece repudiable. Pero no es éste el caso. Quienes hoy me dicen que me conforme con trabajar como los cuchos son precisamente las personas que han cargado con el costo y el esfuerzo de sacar este país adelante, mientras otros se llevaban los beneficios. Sí, a algunos les fue bien, consiguieron algunas cositas, pero son una minoría. El resultado de tantos años de trabajo es un país donde casi la mitad de la gente es pobre, unos pocos concentran la riqueza y la violencia y muerte son cotidianas. Los jóvenes que hoy protestan aspiran a algo mejor, mucho mejor. No quieren la pobreza y sufrimiento por el que pasaron nuestros cuchos. Quieren esforzarse, pero para cosas buenas, no para terminar construyendo un país como el que tenemos. 

Por eso hoy en Colombia no reclamamos solamente más derechos, sino la posibilidad de construir un futuro digno y con oportunidades. No pedimos las cosas regaladas, sólo pedimos justicia y ello exige cambios profundos que, si bien no son exclusivos al Estado, sí exigen su iniciativa. Atenernos a lo que siempre hemos hecho o a una supuesta condición natural es condenarnos a vivir en la mediocridad, injusticia y desazón que han caracterizado a Colombia. Déjenos sencillamente construir nuestro futuro. 

(Le puede interesar: Reformas a la justicia)

*Ricardo Zapata Lopera, @RZapataL, de un joven consultor en políticas públicas, nuevas tecnologías y gobierno abierto.

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