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Iniciado el mes de noviembre, cerca a la conmemoración 209ª de la independencia de Cartagena, la tormenta Eta desató cual acto subversivo una descarga de agua y vientos, que dejó a la ciudad inundada.

Apenas nos reponíamos, pocos días después, fue Iota, que dejó todo bajo agua, desde una periferia históricamente afectada, pasando por un sector central de la ciudad donde la clase media vivió pesadillas que hacía años no padecía, hasta la zona norte, la más privilegiada. La ciudad se sumió ante el poder del mar Caribe, que desbordó sin contemplación la tan cuestionada capacidad del alcantarillado. Toda Cartagena se vio afectada.
Estas imágenes de ciudad devastada develaron varias cosas en particular: la increíble irresponsabilidad del mismo ciudadano que, atenta contra los cuerpos de agua – las escenas de colchones y sofás saliendo a flote, luego de ser arrojados como basura – , la falta de planificación, la poca y tardía respuesta de las autoridades, la lamentable pobreza ya no tan oculta.
Esto fue acompañado de una particular ironía, cuando el Procurador, desde la Casa de la Moneda, con su vestimenta de guayabera blanca, reluciente cual pinta veranera de un día soleado del Caribe, digno representante del poder central, anunció apertura de investigación a la administración por omisión. Se volvieron a posar sobre Cartagena aquellas oscuras nubes de la interinidad, todo por la falta de ejecución en el presupuesto distrital.
Esta administración fue elegida con el discurso de que los recursos públicos no llegaban al ciudadano por la corrupción; pues se le eligió para ejecutar e invertir esos recursos en la gente y, al parecer por falta de planificación, sigue la sequía en aquellos sectores sedientos de ayuda y esos recursos se quedaron en su mayoría en las arcas de los bancos…“Genera gran preocupación la gestión presupuestal de Cartagena, es inaudito que ante tantas necesidades haya más de 88 mil millones de pesos congelados por la inacción de un Gobernante. ¡Por omisión y negligencia también se incurre en corrupción!”, afirmó Fernando Carrillo.
Algo hay que reconocerle al mandatario: sus spin doctors… estos son agentes de influencia que construyen argumentos, imágenes y puestas en escena, a fin de producir cierto efecto de opinión deseado. La definición de William Safire es “la creación deliberada de nuevas percepciones y la tentativa de controlar las reacciones políticas”. En muchas ocasiones, ha logrado desviar la agenda del debate a escenarios y relatos favorables a él. Éste no podía ser otro escenario, como abiertamente lo manifestó en rueda de prensa…“quiero saber si en la Procuraduría existe una operación informal que han titulado ‘Operación Bucaros 2’ en referencia al ex alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, quien también fue acosado por la Procuraduría, quiero saber.”
“No estoy lanzando una acusación, solo que me contaron por ahí esto y bueno me gustaría saber si es verdad”, lo que de inmediato modificó la agenda informativa en los medios. Con su estilo poco ortodoxo, sigue siendo muy astuto y efectivo.
Si bien éste ha sido un procurador que ha dado algunos resultados disciplinarios en la ciudad, es evidente el descontento ciudadano con esta institución, que está en deuda para con la ciudad y que viene a Cartagena a anunciar que por omisión puede sancionar al mandatario local.
Otra nube gris que se posa sobre Cartagena es la omisión de proyectos de ciudad claves, como el Plan Maestro de Aguas Pluviales, para evitar más inundaciones (en parte por constante interinidad en el mandato). En el fondo, hay una ausencia de proyecto de ciudad y es indudable que las partes, con sus intereses particulares, son superiores al todo.
La ciudad pide a gritos que se ponga en marcha un proyecto político que, más que de extremos de corte populistas, llegue al centro del corazón de las necesidades, que tenga claro los problemas y proponga un proyecto de ciudad, con un mensaje claro, cercano a cada ciudadano, y de una vez por todas éste se haga protagonista de su propia historia. Urge en la ciudad una nueva propuesta que, con un liderazgo inclusivo, que logre convocar a todos los actores locales, se plantee una transformación, tipo destrucción creativa, como lo describen Robinson y Acemoglu. Urge en Cartagena una propuesta donde el ciudadano sea el centro, que ayude a asomar el sol Caribe para que llegue la luz de la prosperidad.
*Nixon Narváez, estratega y consultor en marketing y comunicación política.