About The Author
Una de cada cinco naciones está a punto de colapsar ecológicamente.
El instituto suizo de investigación “Swiss Re” publicó su informe sobre biodiversidad 2020 y Colombia quedó como el segundo país con servicios de biodiversidad y ecosistemas (Biodiversity and Ecosystem Services – BES) más intactos, luego de Perú. Las cifras muestran al país con un 45% de ecosistemas intactos, frente al 55% de nuestros vecinos peruanos, y con una menor dependencia de dichos recursos para nuestro desarrollo económico y social (0.54 frente al 0.63 de Perú), y menos ecosistemas en riesgo (1% frente a 4%). Sin embargo, la noticia en torno a la situación global es dramática: una de cada cinco naciones está a punto de colapsar ecológicamente.
El trabajo del centro de pensamiento de la aseguradora permite la toma de decisiones para lo que se conoce como “transferencia” del riesgo, con lo que su informe sirve como guía sobre dónde hay mayores riesgos económicos, riesgos de inversión y riesgos naturales. Dice Anthony Giddens que no existen los seguros sin el riesgo y no existe el capitalismo sin los primeros, de forma que esta transferencia es la base misma del sistema capitalista moderno. Los riesgos no desaparecen en nuestro mundo moderno, pero somos capaces de cuantificar el valor económico que ha de cobrarse y pagarse por los mismos. El problema actual es que hemos globalizado ese ejercicio de cálculo proyectándolo en un futuro diseñado a nuestro antojo, donde nos acecha incesantemente la pregunta de ¿cuánto más afecta el riesgo futuro la decisión en el presente de asumir un riesgo hoy?
Al leer el informe de la aseguradora se observan algunos países con mayor riesgo de colapso económico por problemas ambientales, contrastando el porcentaje de ecosistemas en riesgo y su dependencia (agua, aire y alimento, básicamente) de los mismos: Bahrain (50% de ecosistemas en riesgo, 0.43 de dependencia de estos servicios medioambientales y altísima densidad poblacional), Kazakhstan (43%, 0.54 y baja densidad), Sur África (40%, 0.40 y densidad similar a la nuestra), India (28%, 0.71 y alta densidad), Marruecos (27%, 0.71 y el doble de densidad que Colombia) y Pakistán (26%, 0.88 y alta densidad). Esto claramente nos habla de dos países con economías basadas en petróleo y gas – Bahrain y Kazakhstan -, tres naciones con problemas graves de suministro de agua – India, Marruecos, Pakistán -, y el país más contaminante de África por su vieja industria pesada.
Al ser éste el primer índice que logra cruzar estas variables de dependencia económica de servicios ambientales y estado de la biodiversidad, es importante escuchar lo que significa para el país:
- Una sociedad que toma decisiones ambientales y económicas, sin considerar los factores demográficos y su proyección futura, está ignorando una de las variables más importantes para el control de riesgos de sus políticas. En el caso colombiano, esto ha sido dramático, con el pleno desconocimiento que ha hecho el Congreso colombiano de los censos desde 1964 y del mandato constitucional que ejerce la Comisión de ordenamiento territorial.
- Tenemos una alta dependencia de servicios ambientales y, si no hay conservación de los ecosistemas, el riesgo país del impacto ambiental sobre lo económico se dispara, con los consiguientes impactos de prima de riesgo de los negocios en Colombia.
- El modelo extractivo petrolero y mineral se sirve de los ecosistemas pero no devuelve servicios ambientales, sino que, por el contrario, los suprime. Para nuestro caso el principal afectado ha sido el agua, recurso que poseemos como ningún otro país de la región, pero que ponemos constantemente en riesgo.
Si damos una mirada a los países que han logrado la menor dependencia de sus servicios medioambientales, se observa que son aquellos que se vieron fuertemente afectados por la destrucción de su medio ambiente, pero se adaptaron en el curso de décadas a una nueva forma de economía: Luxemburgo, Reino Unido, Malta, Chipre, Bélgica, Francia, Holanda, Suiza, Dinamarca, con la excepción de Estados Unidos que goza de muchos más recursos naturales que las anteriores. Sin embargo, esta “industrialización” de los servicios ambientales conlleva múltiples riesgos, particularmente la dependencia de servicios financieros de cuatro de ellos (Luxemburgo, Reino Unido, Malta, Suiza), y los profundos problemas sociales de otros cuatro (Chipre, Bélgica, Francia, Holanda).
El único con un modelo diferencial es Dinamarca: tiene control monetario (no está en la zona Euro), defiende el Estado de bienestar pleno, trabaja en una alta industrialización tecnológica, depende de un sector público fuerte, incentiva la pequeña y mediana empresa y tiene sindicatos fuertes. Pero, sin duda, lo más importante: practica un sistema político inclusivo, donde las pocas barreras electorales aseguran representatividad y participación en la toma conjunta de decisiones, al contrario de Colombia, calificado como el qué más barreras tiene en Latinoamérica.
No es utópico buscar un modelo económico y político como el danés para nuestra sociedad; lo que tal vez sea utópico es que lo logremos antes de destruir nuestro medio ambiente.
*David Camargo, docente asociado Universidad Antonio Nariño, científico analista de datos, asesor en políticas públicas con doctorado en el área de reconstrucción centrado en consecuencias de la guerra sobre la propiedad de la tierra.
Está muy interesante e ilustrativo tu artículo. El asunto ambiental, sin embargo, mirado la Luz de la división territorial por Fronteras, es valioso para poder establecer el Ranking, pero en tanto El Medio Ambiente se entiende como Sistema, todos los países están en la cola o en la cabeza… pues las Fronteras no contienen los efectos para que Los sufran sólo Los irresponsables… Ni siquiera es posible el control demigráfico, cómo li evidenciamos con las migraciones en Siria y Africa. Pero el análisis permitirá determinar responsabilidades, coordinar esfuerzos y establecer sanciones.