Contar el deporte

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Sacado de El Diario

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El deporte debe contar(se) para no quedarse únicamente en las figuras extraordinarias. Para hacer un símil con el campo educativo, ¿qué se ganaría un país con ganar todos los Premios Nobel, si el grueso del pueblo estuviera en el más hondo analfabetismo o ni se conocieran los datos de escolaridad? ¿Colombia, tierra de atletas?

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Hace unas semanas finalizaron los Juegos Olímpicos Tokio 2020 y ya comenzaron los Juegos Paralímpicos en la misma sede. Ojalá lo segundo llame tanto la atención como el primer evento, especialmente teniendo el mayor número histórico de atletas paralímpicos clasificados de Colombia. Si bien estos eventos ponen en el radar como ningún otro el tema deportivo, muestran únicamente la faceta de los altos logros en la materia. Es decir, esos deportistas extraordinarios representan lo mejor del país en el campo, más el deporte también tiene, o debería, tener su espacio en la vida cotidiana de los ciudadanos y hay que hacer énfasis en ello.

Lorena Arenas fue la sorpresa, no solamente por no figurar entre las cábalas de la prensa sino también por su propia modalidad dentro del atletismo, la poco reconocida marcha atlética. ¿Cuántas personas practican la marcha atlética, incluyendo profesionales y aficionados? ¿Cuántas personas en general practican actividades físico-deportivas? ¿Cómo se distribuyen esos hábitos por edad, sexo, nivel educativo, regiones, tipo de población, tipo de actividad y sus respectivas frecuencias? Todas esas preguntas son imposibles de responder porque no existe la información estadística, descriptiva ni probabilística y se necesitan respuestas para lograr una aproximación al deporte como un fenómeno y propiedad de la sociedad, particularmente pensándolo en clave de derechos.

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Desde el DANE, se han elaborado apenas propuestas de medición, con la salvedad de que se ha tratado de esfuerzos meramente desde indicadores de entidades oficiales, analizando las entidades generadoras de estadísticas y las propiedades de la información como operaciones estadísticas empleadas, continuidad, periodicidad, obligatoriedad y cumplimiento (normatividad), y, en suma, las etapas y la calidad del proceso estadístico involucrado, con un plan estadístico y una línea base de indicadores que no se han continuado a la fecha (último reporte de 2019 ) desde el 2009.

Entonces, se encuentra lejana una ponderación del Sistema Nacional de Deporte, los hábitos físicos-deportivos de los colombianos y, más, la contribución del sector a la economía o el PIB deportivo. Todo ello a pesar de que tanto el Plan Decenal del Deporte, la Recreación, la Educación Física y la Actividad Física 2009-2019 reconoce la contribución a la generación de empleo y el desarrollo económico,  como el Plan Nacional de Recreación 2013–2019, el valor del conocimiento sectorial.

España, otro país miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, como Colombia, realiza la Encuesta de Hábitos Deportivos desde los años setenta periódicamente cada cinco años, un anuario de estadísticas deportivas basado en su encuesta general de mercado laboral, y tiene un portal web estadístico exclusivamente para información estadística deportiva (DEPORTEData). En gran parte, por eso, cuenta con la escuela de sociología del deporte más importante de Hispanoamérica. Además, allá se estima que el sector del deporte contribuye con más del 3% del PIB. Considérese que el café en Colombia aporta un poco más de 1% del PIB, según se puede extraer de datos del Banco Mundial.

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En nuestro país, cuando un tema cobra relevancia como asunto estadístico novedoso se crea una Cuenta Satélite (DANE); así ocurre con Cultura, Ambiente, Turismo, Salud y Seguridad Social, Economía del Cuidado, Agroindustria. En el caso de Cultura, ello abrió el camino a considerar como un sector específico a la economía creativa; en el de Ambiente, a una valoración informada de la riqueza natural para su sostenibilidad y, en el de Economía de Cuidado, para plantear muy seriamente el debate sobre la desigualdad laboral de género y políticas redistributivas. En todo esos casos una ‘contabilidad’ específica enriquece la comprensión del sector y cimienta la definición de problemas y políticas de carácter público para su fomento.

Para el deporte, para promover el acceso a la actividad físico-deportiva, como garantía de derechos (Declaración de Berlín) y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible — a saber: garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades; garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos; lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas; lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles; promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas —, se requiere emprender la tarea de ponderar adecuada y lo más precisamente posible un sector que, en su mayoría, se desarrolla por agentes privados (como las Cajas de Compensación) y con desarrollos comerciales altamente competitivos, incluyendo multinacionales de gimnasios. La tarea en ese sentido puede desglosarse también en diferentes niveles e instancias para la construcción de indicadores: políticas e informes de bienestar educativo, universitario, laboral y responsabilidad corporativa; planes de desarrollo locales, zonales, municipales y distritales; encuestas de calidad de vida (Red de Ciudades Cómo Vamos) y participación social (deporte como derecho social); planes de ordenamiento territorial (dotaciones).

Finalmente, la actividad física es lo propio del cuerpo y la cultura deportiva en la medida en que la vida social permite el desarrollo del mismo en tanto parte integral del desarrollo humano. No se puede seguir recorriendo como nación y colectivo el camino sin un mapa algo indicativo. El deporte debe contar(se) para no quedarse únicamente en las figuras extraordinarias. Para hacer un símil con el campo educativo, ¿qué se ganaría un país con ganar todos los Premios Nobel, si el grueso del pueblo estuviera en el más hondo analfabetismo o ni se conocieran los datos de escolaridad? ¿Colombia, tierra de atletas?

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*Santiago A. Monsalve, sociólogo de la Universidad de Antioquia (2020), diplomado en Docencia Universitaria con Enfoque de Paz y Derechos Humanos, y corredor fondista aficionado y senderista. @SociologoAzul

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