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Aún faltan dos años cuatro meses y veinticinco días para que termine este gobierno y me pregunto con asombro: ¿qué más puede pasar?
Cada día una perla más: ataques a la ONU por su informe sobre derechos humanos, mientras se reporta el aumento de masacres, asesinatos diarios a defensores de derechos humanos, amenazas, una profesora de la Universidad de Antioquia apuñalada en su casa, el Centro Nacional de Memoria Histórica intentando defender a los victimarios de FEDEGAN…y, ahora, la última, el nuevo escándalo del que Duque se abandera de ser inocente mientras circulan en las redes las parrandas y los abrazos de los caciques en el poder: La Ñeñepolítica.
De nuevo los caciques deciden los destinos de un país maltratado de mil maneras. Mientras tanto, la Ministra del interior intenta minimizar el número de asesinatos de defensores de derechos humanos comparándolos con los homicidios por robos a celulares o explicando que el asesinado escolta de Leyner Palacios, Arley Chalá, no era a un líder social…. Todo un Gobierno empecinado en mentir, trivializar y evadir con tal de ser fiel a una ideología, a un sistema basado en el conteo de bajas y en la justificación de la eliminación del enemigo… aquí no hay conflicto armado….
Cabe muy bien la expresión de Hanna Arendt «la banalidad del mal» en su libro Eichman en Jerusalén sobre el juicio por el genocidio al pueblo judío, en donde analiza cómo algunos individuos actúan dentro de las reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre sus actos. Para Arendt, Eichman actuó simplemente por deseo de ascender en su carrera profesional y sus actos fueron un resultado del cumplimiento de órdenes de superiores. Es decir, los actos de maldad, la tortura y la ejecución de miles de seres humanos no obedecían al comportamiento de un criminal o un sicópata. Eichman era un simple burócrata que ambicionaba el poder y cumplía órdenes.
Por supuesto, el caso colombiano debe ser mirado en su contexto, aunque ya no se sabe de qué injusticia en particular estamos hablando. El desgobierno de Iván Duque nos ha llevado, además, a sentirnos más perdidos que nunca en las innumerables problemáticas del país. Lo único claro es que el Centro Democrático es una doctrina que tristemente hoy gobierna una nación de nuevo en la penumbra. El proceso de paz que nos dio una gran esperanza ha sido permantentemente vilipendiado por el Centro Demócratico. Mientras Emilio Archila, encargado de la implementación de los Acuerdos intenta demostrar con sus estadísticas que sí cumplen, la violencia regresa implacable haciendo metástasis de múltiples formas. No han entendido que el Acuerdo intentaba reformar las estructuras que nos han sumido en la pobreza y la desigualdad en donde la única salida para los campesinos sigue siendo el cultivo de la hoja de coca y, por ende, la aplicación del programa de sustitución de cultivos… Pero no, Trump dijo que hay que volver a fumigar y, de paso, envenenar a la población y a todo el ecosistema y así será…
Qué dificil mantener la fe en que el Acuerdo de Paz se cumplirá a pesar de todo… qué dificil cuando se intenta, además, usar el poder para reescribir el pasado, para darle la voz a los victimarios y para destruir la confianza de las organizaciones de víctimas en lugar de darles un reconocimiento público.
Ciertamente, éste es un artículo cargado de desesperanza, pero es que no puede ser que el país no despierte. Vuelvo a preguntarme por qué ganó el NO (lo cual, dicho sea de paso, revitalizó a Alvaro Uribe ,quien había comenzado su declive) y leo de nuevo a Daniel Pécaut: “El problema es que Colombia nunca ha tenido una visión de nación, no sabe que existe como nación, no ha tenido las pruebas que ayudan a fortalecer el sentido de nación…un país que nunca ha tenido ideologías, métodos, visiones de progreso. Por eso, cuando se logró el Acuerdo de La Habana, se descubrió que no había capacidad para tener una movilización en términos de nación. Y creo que lo más sintomático no fue que el “NO” hubiera ganado, sino que la participación fuera del 30 por ciento, es decir, la gente no votó”
¿Cuándo despertarás Colombia?
* Pilar Mendoza, PhD y magister en sociología de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Periodista e investigadora especializada en temas de paz, conflicto y memoria y en fenómenos sociales urbanos como la economía informal y el desplazamiento forzado. Directora del festival de cine latinoamericano en el Filmmuseum de Frankfurt. Consultora internacional.