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El VOLTEO, parece ser una palabra que sirve para describir o entender muchas situaciones de nuestra propia sociedad.
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La palabra “volteo” no es un término de difícil comprensión, casi que podría decirse pertenece al uso coloquial del idioma español. Pero tiene mucho significado. Claro que tiene una connotación peyorativa. Se hizo famosa porque un senador hizo una denuncia sobre unos terrenos en un municipio cercano a Bogotá, en donde por arte de las malas artes, parece, unas tierras que eran rurales, al día siguiente se “voltearon” a urbanas, es decir se dejarían de vender por hectáreas o fanegadas y se venderían por metros. Ganancias netas. Este episodio que parece benefició a los “hijos del ejecutivo” de la época, no sabemos en qué paró…. Pero la palabra “volteo”, tornóse con esa connotación de “oscura operación”. Vamos, entonces a plantear algunas situaciones con el empleo de este término.
1- Volteo Lingüístico. El idioma es cosa viva, cambia por arte de unas u otras circunstancias. Aquí doy un ejemplo con una palabra o expresión “neo-generacional”: Chimba. En mi generación ya bastante vivida, la palabra Chimbo, se refería a una cosa falsa, adulterada, que no vale la pena y cuando es sustantivo en el uso colombiano, se refiere al órgano sexual masculino. Pues bien, en el lenguaje de las nuevas generaciones colombianas, se feminizó el término, se dice “chimba” y se refiere a todo lo contrario, a algo agradable, genial, maravilloso, llamativo, extraordinario o muy interesante. Aquí claramente, se dio un “volteo Lingüístico”. Algunos dicen que se debió a las letras del reguetón, ese controversial género musical, más bien juvenil.
2- Volteo político. Me refiero a lo que en términos políticos se llama también “transfuguismo”, o sea especialmente se refiere a los parlamentarios que quieren cambiar de partido, sin perder su curul de congresista. Aquí se origina toda una reflexión más profunda que la simple espectacularidad mediática del fenómeno de tránsfugas políticos. Evidencia la crisis de los partidos políticos, otorgantes de avales para personas que requieren ese requisito para poder ser elegidas y la crítica que se ha dado al otorgamiento de tales avales a candidatos, que, en muchos casos, se dice; han sido vendidos o comprados. Se evidencia, también, que la proliferación de partidos políticos en nuestro país llegó en un momento a 32, no responde a una pluralidad de opciones, sino a otro tipo de intereses. Algunos importantes personajes, que no se identifican con los partidos tradicionales, parecen no sentirse cómodos entre siglas que no le dicen nada a la gente. El tema amerita una reflexión de fondo sobre los partidos políticos, y también los tradicionales que siguen siendo federaciones de barones electorales y no partidos orgánicos que representen verdaderas opciones a los ciudadanos.
Ejemplos clásicos de cambio de partido político existen aún en los más famosos protagonistas de la política, como es el caso del primer ministro de la Gran Bretaña o Reino Unido (UK), Winston Churchill, quien se cambió 2 veces de partido; la primera pasó de Conservador a liberal y la segunda de liberal a conservador, por desavenencias con las posiciones de tales partidos.
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3- Volteo de género. El fenómeno de cambio de sexo es frecuente en Colombia, y seguramente en otros países, sin que sea algo que vaya más allá de lo “normal”, de quienes no se sentían bien con la identidad sexual definida en su nacimiento y registro. Entre 2023 y abril de 2024 informa la Superintendencia de Notariado y registro que las estadísticas indican que diariamente dos personas se acercan a las notarías para modificar su género en los registros civiles. De estas, 691 han pasado de masculino a femenino y 275 de femenino a masculino. En nuestro país el “volteo sexual”, sin que pretendamos estigmatizar a quienes desean cambiar su sexo biológico, se formalizó en el 2015, con el decreto 1227 que definió el procedimiento para que quienes deseen cambia su sexo biológico lo puedan hacer en su registro civil y en su cédula de ciudadanía. Basado en el principio constitucional de libre desarrollo de la personalidad y el reconocimiento a la dignidad humana. Significa salir de las catacumbas que en la mayoría de los casos las circunstancias obligaban a la prostitución y el esclavismo sexual, a estas personas.
4- Volteo Religioso. Nuestro país, Colombia, ha sido considerado como un país de mayoría religiosa católica. Pero las cifras han cambiado y muchos han dado su “volteo religioso” hacia las confesiones evangélicas o protestantes, debido a un fuerte proselitismo que han llevado a cabo estas iglesias y otros factores. Las cifras dan todavía una clara mayoría de confesión religiosa católica, alrededor del 60%, según una encuesta de IPSOS en 2023, aunque en otra encuesta, esta vez del DANE, en 2021, señala un 78.2% de identidad religiosa católica. El credo evangélico o protestante tiene un 10% y otras religiones el 4% y llama la atención de la encuesta de IPSOS que un 18% no se identificaba con ninguna religión.
El esfuerzo proselitista de un nuevo tipo de protestantismo, ha creado una cierta ola de “volteo” hacia esas religiones, distintas al protestantismo tradicional (bautistas, calvinistas, presbiterianos o episcopalianos y otros) y definiéndose como carismáticos o pentecostalistas. En general se muestra una tendencia hacia la diversificación religiosa, tanto en quienes dicen no profesar ninguna o se involucran con otras religiones.
El fenómeno carismático o neo-profético ha logrado avances significativos en la captación de adeptos, porque ofrecen un sentido de comunidad o congregación, que ayudan mediante la solidaridad a sobrepasar situaciones difíciles de las personas.
El VOLTEO, parece ser una palabra que sirve para describir o entender muchas situaciones de nuestra propia sociedad. Tiene la doble virtud de ser descriptiva y de uso popular y referirse al cambio de una posición a otra contraria. ¿Será que la podríamos incorporar al lenguaje sociológico?
Adenda. A todas y todos los lectores de esta columna les expreso mis mejores deseos de paz, prosperidad y salud en el 2025. ¡Que nos vaya bien!
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*Víctor Reyes Morris, sociólogo, doctor en sociología jurídica, exconcejal de Bogotá, exrepresentante a la Cámara, profesor pensionado Universidad Nacional de Colombia.