Los debates que avergüenzan a la democracia

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Alex Rolón, estudiante de comunicación social, describe su reacción al primer debate presidencial y espera que, durante el que tendrá lugar hoy, los candidatos a vicepresidente Kamala Harris y Mike Pence presentarán argumentos y no gritarán insultos.

El martes 29 de septiembre, tuvimos la oportunidad de observar y analizar el debate presidencial de Estados Unidos entre el presidente Donald Trump, que busca la reelección por el Partido Republicano, y el ex vicepresidente Joe Biden, que busca llegar a la Casa Blanca por el Partido Demócrata.

Las elecciones presidenciales se celebrarán el 3 de noviembre de este año. Están a la vuelta de la esquina y serán las quincuagésimo-novenas elecciones presidenciales. Los votantes tendrán la oportunidad elegir a los compromisarios que conformarán los 538 miembros del Colegio Electoral encargado de elegir al presidente y vicepresidente de Estados Unidos para el periodo 2021-2025. Con 270 votos a favor de un candidato, se gana la elección.

A muchos nos ha dejado sorprendidos la calidad del “debate”, el nivel de intolerancia, la falta de caballerosidad y la falta de argumentación, si es que así se le puede llamar a lo que vimos en el primer debate. Quien no lo haya visto el debate, lo invito a verlo para que se familiarice y tenga una radiografía más amplia de lo que sucedió.

Fue penoso y preocupante para la libertad de expresión de Estados Unidos en estos momentos de polarización. Hemos conocido de los cientos de ataques verbales e insultos del Presidente Trump a la prensa de su país.

En algunos momentos, el moderador, quien es periodista y presentador de Fox News, de nombre Christopher Wallace, o mejor conocido como “Chris Wallace”, quedó pintado en el escenario y perdió su papel de director del debate. Su papel quedó relegado a un segundo plano y parecía más una hormiga en medio de una pelea de gallos finos.

Es increíble que el país que siempre ha posado como el “faro de la democracia del mundo” esté pasando por estos momentos de turbulencia política.

A falta de argumentación, hubo insultos, calificativos de todo tipo e interrupciones al moderador cuando intentaba organizar las temáticas a debatir. No sé a quién se le ocurrió la idea de poner a Wallace como moderador de uno de los tres debates a la presidencia en Estados Unidos. Nunca tuvo control de lo que pasó el martes, sino por el contrario, le tocó levantar la voz para que lo escucharan; solamente le faltó quitarse los zapatos y arrojarlos hacia los candidatos, con el fin de poder continuar con su trabajo.

Eso fue un desastre y también un ridículo para Estados Unidos, donde se supone que hay más tolerancia, nivel educativo y formación política. ¿Dónde está el respeto al competidor? Eso se quedó en el siglo pasado, donde había realmente caballeros en la política. Ahora, solo hay peleas e insultos que dejan en un segundo plano los temas que les preocupan a los ciudadanos estadounidenses.

Temas como la crisis de salud pública generada por la pandemia del coronavirus, los impuestos, el racismo, la inmigración, el cambio climático, la política exterior, la Corte Suprema y el reconocimiento del resultado del proceso electoral, ¿dónde quedó todo eso? Esos sí son los temas importantes que todos los estadounidenses e incluso la comunidad latina quieren escuchar para saber cómo los políticos mejorán sus realidades. El candidato que salga vencedor tendrá que enfrentarse una crisis económica similar a la de 2008.

Pero no, no se escucharon propuestas serias que resuelvan los problemas de Estados Unidos. Solo fueron ataques personales de parte y parte, una “sacada de trapos al sol”, un show de televisión más que un verdadero debate político. Y sí, sé que es bien conocido que este tipo de actuaciones altaneras, groseras y con mucho populismo son normales en Latinoamérica; de hecho, muchos ciudadanos han “normalizado” esa forma de hacer política. Recordemos que en Colombia se vivió eso en la campaña presidencial del año 2018. Los políticos y politiqueros que tanto abundan en nuestros países, están acostumbrados a casi sacarse la “madre” en televisión.

Que eso ocurra en un país del primer mundo y, en especial, en Estados Unidos, es preocupante. Los políticos de nuestros países ven esas “mañas” o formas de hacer política y se escudan en ellas para seguir implementándolas.

En una campaña tan pareja, estas actuaciones no se deberían permitir; además son de baja calidad, polarizan y engañan a la población y no generan información para que el votante vote usando la razón y no la pasión.

¿Dónde están las propuestas de la campaña? No se sabe; al parecer, no importan; se han olvidado que el verdadero objetivo de un debate que, en sí, es un acto comunicativo, consiste en discutir varios temas que plantea el moderador para que los candidatos a la presidencia expongan sus ideas y las defiendan a través de argumentos, no de insultos o de calificativos. Es necesario recordarles a los candidatos que, en un debate, ellos deben defender sus ideas con argumentos sólidos para que así el debate sea de calidad. Eso lo debió dejar claro “Chris Wallace” en el momento que perdió la coordinación del mismo y pasó a un segundo plano. Nunca logró retomar el hilo de los temas a tratar.

Se espera que para, el miércoles 7 de octubre, se lleve a cabo el debate vicepresidencial entre el candidato republicano Mike Pence y la candidata demócrata Kamala Harris en Kinsbury Hall de la Universidad de Utah en Salt Lake City.

Veremos si los candidatos a vicerpesidente lograrán superar las críticas del primer debate presidencial. Para el día el jueves 15 de octubre, se realizará el segundo debate presidencial en el Centro de Artes Escénicas Adrienne Arsht en Miami. Recordemos que este debate se había programado para realizarse en Ann Arbor, en el Crister Center de la Universidad de Michigan, que luego se retiró como anfitrión el día 23 de junio debido a las preocupaciones de salud pública por la pandemia.

Será una gran oportunidad para reivindicarse y mejorar la estrategia de debate, porque, para el jueves 22 de octubre, se tiene programado el tercero y último debate presidencial, que se llevará a cabo en la Universidad de Belmot en Nashville, Tennessee.

¿Vale la pena otro debate? Si lo llegan a hacer, deben cambiar todo, comenzando por las reglas, cerrar micrófonos cuando se supere el tiempo para intervenir y, sobretodo, elegir un moderador capaz de mantener el orden. No más ridículo para la televisión estadounidense. ¡Por favor!

*Alex Rolón, estudiante de comunicación social. @axelrolon

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