Decidí contarlo, conversaciones sobre cincuenta años de economía y política en Colombia

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Decidí contarlo, conversaciones sobre cincuenta años de economía y política en Colombia.

Guillermo Perry

Editorial Debate

530 páginas

Hablar de economía y de la historia económica de este país, sobre todo cuando se aborda técnicamente, puede resultar pesado y hasta imposible de seguir… o puede resultar entretenido, diciente y esclarecedor; esto último se logra sólo si se tiene un buen interlocutor, alguien que, a pesar de ser un experto en la materia, se haya acostumbrado a explicar la economía a los legos o, más difícil aún, a ciertos políticos y dirigentes del país. A ese grupo de los grandes conversadores y los amables tecnócratas pertenecía el economista y exministro, Guillermo Perry Rubio, quien falleció el pasado 27 de septiembre de 2019 en Bogotá; como un regalo más de su lucidez -y quizás haciendo gala de cierta capacidad que tenía de vislumbrar el futuro- en agosto publicó un libro, un testamento, si se quiere, que es de lo más agradable que he leído en la materia. Se llama Decidí contarlo, conversaciones sobre cincuenta años de economía y política en Colombia y cuenta con el prólogo del siempre lúcido Alejandro Gaviria. Es el libro que comentamos hoy en nuestra Biblioteca Diaria de La Línea del Medio.

El libro está estructurado como una conversación con la periodista Isa López Giraldo y los dos logran, en un diálogo que puesto en papel se llevó 530 páginas; en él se atrevió a hacer un repaso de la manera como se ha manejado la política económica de este país desde mediados del siglo XX, de los juegos de intereses, de las relaciones entre los políticos y los tecnócratas, de los dilemas morales que enfrentan los gobernantes y, sobre todo, de la tensión entre las ideas y la práctica.

Es libro es un testimonio valiosísimo con detalles de su visión del manejo del poder, tanto económico como político; de las instituciones económicas que vio crear y en las que participó; de las reformas económicas; de la desilusión que le produjo la izquierda; del legado de Carlos Lleras Restrepo; del mal sabor que le dejaron los gobiernos Pastrana, padre e hijo; de la manera de hacer política de López Michelsen; de los gobiernos Turbay y Betancourt -a los cuales miró desde cerca, pero desde afuera-; de la mentalidad tecnócrata de Virgilio Barco, perseguida por el mal de Alzheimer y por la violencia monstruosa del narcotráfico; de la mirada pragmática y distante de César Gaviria; o del desengaño que le significó a él quien fuera su mentor político, Ernesto Samper; también, y aunque no participó en sus gobiernos, el exministro Perry le dedicó un buen espacio a los gobiernos de Uribe y Santos.

A estos dos últimos nombres -Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos- les dedica una buena tajada: con Uribe es demoledor, particularmente señalando con datos y hechos sus contradicciones: desde cuando en 1988 se opuso a permitir la extradición de los narcos, o sus críticas a que otros copiaran la práctica de la distribución de la ‘mermelada’ que él creó, o su discurso sobre la austeridad luego de que su gobierno derrochara la bonaza petrolera; a Uribe, de quien siempre desconfió, lo describe en el libro como una suerte de Doctor Jekyll con el rostro del señor Hyde. A Santos, por su parte, lo vio como un estadista excepcional, pero también como un pésimo gerente.

Borges decía algo así como que la lectura es un placer y que los placeres, por principio, no pueden ser obligatorios; se deduce, pues, que la lectura no puede ser obligatoria. Yo le creo a Borges, pero también me permito creer que es casi un deber leer lo referente al proceso de paz en este libro. Ya Perry no hablaba como protagonistas de los hechos, pero sí como un agudo analista de lo mismos: el último capítulo del libro, ‘¿Cincuenta años de guerra o cien años de soledad?’, es una pieza fundamental para entender ese berenjenal en el que Colombia está metida en la búsqueda de la paz.

Decidí contarlo era un libro que se extrañaba. Ahora vamos a extrañar muchísimo a su autor.

Mauricio Arroyave, @mauroarroyave, periodista, lector caprichoso y librero frustrado.

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