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Nos guste o no, en noviembre habrá elección y ella para una parte sino para toda la comunidad internacional, según las condiciones que finalmente se alcancen, será válida, legal y legítima, así nos disguste el resultado.
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Se discute actualmente en nuestro país el tema de quiénes concurrirán a votar o no en las elecciones regionales y municipales convocadas para el próximo mes de noviembre. El ambiente que observo me recuerda mucho al que presencié en el 2004-2005 cuando hasta yo me abstuve de votar en los comicios regionales, municipales y parlamentarios que se realizaron a posteriori del referendo revocatorio del 15 de agosto del 2004.
Al día de hoy, según los datos que aportan prestigiosas empresas encuestadoras venezolanas, el 53% de quienes están habilitados para votar dentro de cuatro meses en los referidos comicios participaría en ellos. Así las cosas, si todos concurrieren a hacerlo – contrastándolas con las cifras oficiales de la época – serían 2,47% más de personas de las que asistieron a la elección regional del año 2004 y 16,2% más que las que votaron en las municipales previas a las parlamentarias del 2005.
Si analizamos en frío las cifras mencionadas, pareciere que, a pesar de las críticas que se le hacen el Consejo Nacional Electoral y a las condiciones que imperan internamente en el país, que son algunos de los más fuertes argumentos que se utilizan para abstenerse en los próximos comicios, tantos o más venezolanos que en aquellas ocasiones que menciono están dispuestos a hacerlo el penúltimo mes de este año, lo que debería llamar la atención de quienes a ello rotundamente se niegan. Sería un error atribuirle a quienes quieren votar que son todos chavistas-maduristas o alacranes y que el resto – los abstencionistas – son la gente decente y respetable que no se presta a ningún tipo de maniobras validadoras del actuar político de esta Venezuela de nuestra época, lo que es una errónea percepción. En esos comicios habrán de participar y abstenerse de hacerlo ciudadanos de todo tipo, dado que la honorabilidad no es exclusiva de un sector.
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La circunstancia de observar que buena parte de la dirigencia política del país, aun sin haber manifestado plenamente su decisión de concurrir al proceso, se encuentra en la calle, incluyendo a muchos de aquellos que se afirman abstencionistas pero que no pierden un solo dia en realizar actos político partidistas contrarios a la prédica que por las redes hacen de llamamientos de intervención de terceros en nuestro país, debería llamarnos a todos a la reflexión.
Se me dirá que las cifras son solo eso – números – y yo concuerdo con ello pero resulta que, en materia electoral, en Venezuela, uno que votó vale más que todos los ausentes restantes. Ésa es una realidad indubitable y los resultados a la vista están.
Si los datos de participación electoral que al día de hoy las encuestas reflejan corresponden con la realidad – y no tengo por qué dudarlo – queda negada, entre otras afirmaciones, aquella según la cual la gran mayoría del país no participará en comicios electorales que no sean los presidenciales. Nos guste o no, en noviembre habrá elección y ella para una parte sino para toda la comunidad internacional, según las condiciones que finalmente se alcancen, será válida, legal y legítima, así nos disguste el resultado.
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*Gonzalo Oliveros Navarro, Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. @barraplural