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“Al municipio como entidad fundamental de la división político-administrativa del Estado le corresponde prestar los servicios públicos que determine la ley, construir las obras que demande el progreso local, ordenar el desarrollo de su territorio, promover la participación comunitaria, el mejoramiento social y cultural de sus habitantes y cumplir las demás funciones que le asignen la Constitución y las leyes.” Artículo 311 de la Constitución Política de Colombia.
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En la arquitectura institucional del Estado colombiano, la base de ese andamiaje son los municipios y sin embargo es su parte más débil. Cuando algunas entidades (La Defensoría del Pueblo o la Misión de Observación Electoral, MOE) señalan que para los comicios del 29 de octubre/23, hay riesgo alto en una buena cantidad de municipios de alterar el proceso electoral, lo que en el fondo se debería entender como debilidad institucional de tales localidades. La virtud de esas denuncias, no solo por advertir los riesgos, es evidenciar que tenemos municipios muy débiles. Que pueden ser relativamente capturados o cooptados por estructuras delincuenciales.
La Misión de Observación Electoral señala que hay por lo menos 161 municipios en alto riesgo electoral, por razones de posible fraude y actuaciones de violencia. En el fondo insistimos en que esto refleja debilidad institucional y parecería ser que lo que se reclama es entonces, mayor presencia de la fuerza pública en tales territorios. Y la solución recurrente es la acción de respuesta de un “ejército de ocupación”, para garantizar el ejercicio electoral de los ciudadanos.
Los municipios son el lugar “natural” del ejercicio ciudadano. El Estado más próximo. De tal manera, que si tenemos municipios fortalecidos tendremos ciudadanos empoderados.
Pero no hay un planteamiento de fortalecimiento municipal en la Agenda actual de nuestro país. En varios proyectos de los que cursan actualmente en el Congreso de la República lo que hacen es asignarles más carga a los municipios sin transferirles recursos apropiados. El sentido de la Descentralización (y hemos sido un país excesivamente centralista desde nuestro origen republicano) sería transferir competencias, pero igualmente recursos. Pero hay algo más…. hay que facilitar el desarrollo de capacidades y eso sí que ha faltado en nuestro país, lo que existe en otros, como por ejemplo en México, un Instituto para el Desarrollo Municipal, que capacite, fortalezca, colabore y empodere a la institución municipal.
La Constitución nuestra de alguna manera le asigna esta función a los Departamentos, pero los departamentos a su vez son en su mayoría instituciones débiles que no tienen mucha capacidad de acción, casi que también necesitan apoyo para poder cumplir su función constitucional.
Y es que la Democracia Municipal, no debe verse simplemente como una democracia electoral. Hay que pensarla con lo que podríamos llamar: las 4 Democracias. La Democracia Económica, la Democracia Social, la Democracia Política y la Democracia Ambiental.
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Democracia Económica significa tener como objetivo el crecimiento de la riqueza común con igualdad de oportunidades para todos y todas. Luchar por el empleo digno y justo, evitar que sean los más desfavorecidos los pagadores de las crisis económicas. Requerir el concurso del poder público, del sector privado y de las organizaciones sindicales y populares en un diálogo local que permita identificar y luchar por fines comunes, lo que en los municipios significa identificar sus “vocaciones económicas”, o sea precisar sus posibilidades para lograr un desarrollo económico equitativo y sustentable.
Democracia Social, luchar contra las situaciones de inequidad, eliminando los privilegios clasistas, la exclusión y el racismo. Los bienes y servicios sociales deben estar al alcance de todos los habitantes del municipio. Fortalecer la educación para todos, facilitando su acceso y permanencia. Los servicios básicos de Agua, energía y salud con acceso equitativo. Acordar como referentes comunes los logros alrededor de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) en el ámbito municipal.
Democracia Política. Fundamentada en la garantía de unas condiciones para construir un espacio de ejercicio democrático de representación y participación en el marco de un Estado de Derecho Descentralizado. Combatir el clientelismo y toda forma de suplantar la voluntad popular y propiciar la expresión pluralista de la política. Acordar eliminar todas las formas de corrupción mediante el ejercicio de la vigilancia ciudadana eficaz y oportuna. Auspiciar decididamente la participación política de la mujer y de las minorías étnicas y sociales.
Democracia Ambiental. Priorizar la conciencia del cuidado común de lo ambiental especialmente en las nuevas generaciones, y entender lo que significa el cambio climático y las graves afectaciones de la casa común planetaria, con la idea de que la participación ciudadana es fundamental para garantizar que se aborden las afectaciones al Medio Ambiente en forma seria, adecuada y responsable equitativamente y se adopten las medidas y practicas correspondientes a un ambiente sano, equilibrado con la naturaleza en el ámbito municipal y los ámbitos vecinos.
Hacer del Municipio un ámbito deseable para la vida social y política, implica desde luego, que hay que pensar en situaciones disimiles, es decir que hay municipios/ciudades, municipios intermedios y pequeños municipios. La mayoría, en el caso de Colombia, son municipios pequeños. De acuerdo a la categorización que establece la Constitución y la Ley, basada en población y recursos. No se trata de dar una visión idílica, hasta bucólica, de este ámbito institucional, el municipio, ni pensar en regresiones primitivas, pero sí de prestarle atención debida y pensar que el Estado no es Bogotá, y que extiende sus tentáculos por todo el territorio derramando gracias y favores de vez en cuando. El aparato institucional, reafirmo, tiene su base en los municipios lo que requiere toda la atención y por ahí pasa todo lo que deba decirse y acordarse de paz y progreso. Lo contrario es repetir los incesantes procesos de negociaciones retaceadas que siempre dejan resquicios por donde se cuela lo que pretendía resolverse y no se resuelve.
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*Víctor Reyes Morris, sociólogo, doctor en sociología jurídica, exconcejal de Bogotá, exrepresentante a la Cámara, profesor pensionado Universidad Nacional de Colombia.