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El urbanista Juan Sebastián Espinosa discute los factores que afectan la propagación del virus en las ciudades.
Este escrito es una invitación a leer los artículos citados y explorar conceptos técnicos como la densidad, sus causas e implicaciones tanto en situaciones excepcionales como la generada por la pandemia y en procesos apartados de ella, mediante la compilación y breve explicación de la información encontrada en artículos de los más destacados medios de comunicación.
El artículo “How the virus got out” del New York Times, publicado el 22 de marzo del 2020, explica el inicio del brote en la ciudad de Wuhan, además de los hechos que permitieron la propagación del mismo.
El coronavirus y las ciudades han estado relacionados desde la aparición del virus en la ciudad china de Wuhan. Esta ciudad está lejos de ser una provincia despoblada y desconectada de las principales redes turísticas, comerciales y económicas del planeta. Los primeros casos de esta nueva enfermedad surgieron en uno de los mercados de mariscos en Wuhan, la capital de la provincia de Hubei.
El proceso de expansión del virus incluye una serie de hechos vinculados a la ciudad que contribuyeron a que se propagara extremadamente rápido. El primero de ellos fue la cercanía del mercado de mariscos a la estación de tren “Hankou”, una de las tres principales estaciones de la ciudad y cuyo flujo diario de pasajeros alcanza las decenas de miles de personas. En segundo lugar, cientos de miles de personas regresaron a sus hogares con motivo del nuevo año lunar y se calcula que, el primero de enero, al menos 175,000 personas dejaron la ciudad y alrededor de siete millones de personas salieron de Wuhan desde el primero de enero al 21 de enero. Lo anteriormente mencionado ocasionó la propagación del virus en otras ciudades de China como Beijing y Shangai. Para este momento, Wuhan y otras ciudades chinas estaban cerradas. Sin embargo, los viajes internacionales continuaban sus operaciones con normalidad y miles de personas salieron de Wuhan por diferentes razones hacia ciudades de todo el mundo. Para el 31 de enero, más de 30 ciudades en 26 países tenían brotes de coronavirus, gracias a viajeros provenientes de Wuhan.
El artículo “The geography of coronavirus” publicado por Bloomberg CityLab el 3 de abril de 2020 explica qué tipos de ciudades son más susceptibles de propagar el Covid-19.
El virus llegó a un sin número de ciudades de diferentes características y tuvo diversos grados de impacto. Algunas de ellas fueron las siguientes:
- Grandes ciudades muy pobladas y densas, con grandes flujos internos y externos de población, turismo, diversidad poblacional y cultural, y áreas residenciales densas como la ciudad de Nueva York y Londres.
- Centros industriales conectados a través de cadenas de suministros como Wuhan, Detroit y el norte de Italia y ciudades turísticas como los centros de esquí en Italia, Francia y Suiza.
- Ciudades densas que lidiaron bien con el virus como Singapur, Seul, Hong Kong y Tokio.
Las ciudades mencionadas difieren en muchas dimensiones, como el tamaño de la población, edad, nivel de educación, riqueza, religiosidad, los tipos de trabajo que realizan las personas, niveles de capital social y más. Todos estos factores y otros pueden afectar su vulnerabilidad al coronavirus. Pese a esto, la densidad ha cobrado especial protagonismo en el debate público, político y técnico por lo que un buen ejemplo para exponer la verdadera incidencia de la densidad es la ciudad de Nueva York.
“The geography of coronavirus” hace referencia a que en los Estados Unidos, “no es la densidad en sí misma lo que parece hacer que las ciudades sean susceptibles, sino el tipo de densidad y la forma en que impacta el trabajo y la vida diaria”.
La profesora Adriana Hurtado explica muy bien cuál es la densidad que importa para entender el Covid-19 en las ciudades y cómo se relaciona con la calidad de la vivienda y la vulnerabilidad de ciertas personas o grupos ante la pandemia en el episodio “Ciudad, vivienda y movilidad en tiempos de coronavirus” de 070 podcast. Allí, la profesora asegura que, para analizar la incidencia de la densidad, es adecuado ir a una escala mucho más pequeña que nos permita saber cómo está distribuida la población en determinadas zonas de la ciudad y dentro de las edificaciones. Esto para diferenciar los tipos de densidad en relación con el virus. Hurtado menciona dos tipos de densidad:
Densidad constructiva: metros cuadrados construidos por hectárea o km2, es decir, que tanta área residencial se concentra en una UPZ, localidad o barrio.
Densidad habitacional: número de personas que viven en esas áreas. Habla de cuántas personas hay por vivienda, área construida o habitación.
Esto significa que puede haber zonas de la ciudad con alta densidad constructiva que no necesariamente se corresponde con alta densidad habitacional, o sea, baja densidad en zonas con edificios de gran altura. Es aquí cuando el concepto de hacinamiento cobra importancia. El hacinamiento es la acumulación de individuos en un lugar, la vivienda en este caso, que no esté preparado físicamente para albergarlos. En palabras de Richard Florida
“existe una gran diferencia entre los lugares ricos y densos, donde las personas pueden refugiarse en el lugar, trabajar de forma remota y recibir toda su comida y otras necesidades, y los lugares pobres y densos, que empujan a las personas a las calles, hacia tiendas y en tránsito lleno de gente entre sí” (2020).
Esto se debe a que los lugares pueden ser densos y aun así proporcionar lugares para que las personas se aíslen y sean socialmente distantes. En otras palabras, la calidad de la vivienda está ligada a que algunos grupos se encuentren en una posición especial de vulnerabilidad frente al Covid-19. De esta manera, el déficit cualitativo de las edificaciones está muy ligada con fenómenos de hacinamiento mitigable en ciertos tipos de hogares.
El artículo “A Month of Coronavirus in New York City: See the Hardest-Hit Areas”, publicado por The New York Times el 1 de abril de 2020, explica las dimensiones urbanas que inciden en la propagación y vulnerabilidad al Covid-19 en la ciudad de Nueva York. Dichas dimensiones también son relevantes para entender la evolución, comportamiento y afectaciones del virus en otras ciudades del mundo, dentro de ellas Bogotá.
Es así como la cantidad de casos positivos en Nueva York durante el primer mes estaba concentrado en las áreas de ingresos medios más bajos, o sea, sur del Bronx y Queens. De allí pasaron a los barrios ricos como Manhattan y Staten Island. Aun así, 19 de los 20 barrios con porcentajes más bajos de casos positivos son de clase alta. Entonces, surge la siguiente pregunta: ¿por qué el brote empezó en las zonas “marginales”? Un motivo de esto es que estas zonas están habitadas por familias grandes de inmigrantes que viven en pequeñas viviendas, algunas de ellas de interés social por lo que no tienen la oportunidad de aislarse correctamente en caso de estar contagiados, situación que tiene que ver más con la calidad de la vivienda, procesos de desigualdad o hacinamiento.
Mapa de anexo.
Mapa margen Izquierda (casos de Covid-19 en Nueva York), margen arriba a la derecha (ingresos) y margen derecha- abajo (densidad).

Al tener en cuenta la información cuantitativa localizada en los mapas anteriores, las ciudades deberían responder una pregunta fundamental para entender las dinámicas de propagación del virus: ¿el patrón está más ligado a pobreza que a la densidad?
*Juan Sebastián Espinosa, urbanista de profesión, interesado en la planeación regional y la competitividad desde la innovación en metodologías de investigación. Este trabajo fue preparado para Al Centro. @URBES_URB, @urbes_urb y @Urbesurb