Dime a quién defiendes y te diré qué representas

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Los presos colombianos por narcotráfico alrededor del mundo son nacionales de menor categoría, mientras que los magnicidas son merecedores de toda la atención del gobierno Duque.

La página Datos Abiertos del gobierno colombiano registra que, a la fecha, 111.062, connacionales, se encuentran presos en el exterior. El país con mayor número de detenidos es Venezuela (15227), seguido de cerca por los Estados Unidos (14324).

El delito por el que más apresan a los colombianos en suelo extranjero es el narcotráfico (26.922). En varios países del planeta, se sanciona con la muerte. Por ello, se destacan países como China con 291 casos y solo sumando a Emiratos Árabes, Vietnam y Tailandia asciende a 110 la cifra de colombianos en riesgo de sufrir la pena capital. Con pocas excepciones, los casos no son mediáticos y el papel del Gobierno y su equipo de defensores pasa desapercibido.

Por ello, llama la atención la arremetida diplomática y jurídica del gobierno colombiano, en defensa de los mercenarios-sicarios que asesinaron a Jovenel Moïse, el joven y controversial presidente haitiano, elegido por la vía democrática. El espectro de funcionarios que salieron a la palestra en defensa de los asesinos es diverso.

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La Defensoría del Pueblo envió una comisión para analizar in situ la situación y propugnar porque se garanticen sus derechos. No deja de ser algo llamativo, ya que en las protestas del 28 A, que fueron acompañadas de innumerables violaciones a los derechos humanos, el silencio y la invisibilidad fueron las principales características del órgano de control.

Por su parte, la Cancillería envió una comisión de verificación de las condiciones en las cuales se encontraban los magnicidas para lo cual conformó una misión diplomática integrada por el embajador en República Dominicana y el cónsul honorario en Puerto Príncipe.

Igualmente, se destaca la postura del gobierno de Duque al pretender involucrarse en la investigación del magnicidio, siendo que internamente el país se encuentra clasificado por el Índice de Escala de Impunidad 2020 en un rango medio, con 46.88 puntos, pisando los talones a Kosovo y Palestina que ascienden a 47.69 y 47.79 respectivamente. Difícil imaginar, como un país con tan alta impunidad logre esclarecer crímenes en otra nación, cuando la realidad es que no tiene la capacidad de hacerlo en su territorio.

La “cereza en el pastel” la configuró la nota de protesta dirigida por la canciller. Muy a su estilo grosero y carente de pruebas, la señora Ramírez señala a las autoridades haitianas de haber torturado a los sicarios. Por supuesto, la comunicación no pasó desapercibida y de inmediato tuvo una contundente respuesta de rechazo. Otra vergüenza más en la arena internacional para Colombia.

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En ese orden de ideas, con una imagen de Duque y su gabinete por el suelo, el presidente debería dar explicaciones al mundo sobre su extraña relación con Antonio Intriago quien, de acuerdo con lo sustentado por el Miami Herald, es el propietario de CTU Security, responsable de organizar y contratar a los sicarios-mercenarios que actuaron en el país caribeño. Intriago, de origen venezolano pareciera muy cercano al presidente colombiano y a varios de sus personas más allegadas. De acuerdo con el portal La Nueva Prensa, fue el venezolano quien concertó y llevó a cabo el concierto del 23 de febrero de 2019 en la ciudad de Cúcuta.

Cabe destacar que precisamente para la realización de ese evento, Juan Guaidó posó orgullosamente al lado de dos peligrosos asesinos líderes de la banda Los Rastrojos, quienes ostentaban sus armas a la vista pública, incluyendo al fracasado “líder” venezolano.

En sumatoria, la figura presidencial sigue manchándose por escándalos, impulsados por amistades vinculadas al mundo del crimen, por lo que es incomprensible la manera como el gobierno nacional, ha desatado con tanto ímpetu una defensa sobre unos asesinos a sueldo que socavaron tan profundamente la deteriorada imagen del país y sus fuerzas militares. Incuestionablemente, solo está colocando otro manto de duda sobre su derrumbada credibilidad.

Por último, es evidente que lamentablemente esos numerosos colombianos privados de su libertad en China, Vietnam, Emiratos Árabes y Tailandia, pueden estar al borde de la muerte ya que, como tantos otros connacionales, equivocadamente vieron en el narcotráfico una alternativa económica. Sin embargo, al parecer para el gobierno de Duque, todo ellos son nacionales de menor categoría, mientras que los magnicidas son merecedores de toda su atención.

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Con todo este escenario, para referirnos al Gobierno, el viejo refrán “dime con quién andas y te diré quien eres” se complementa con un “dime a quién defiendes y te diré qué representas”.

*Héctor Galeano David, analista internacional. @hectorjgaleanod

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