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Imagínese que hubiéramos tenido elecciones para el congreso en el año 2020, pocos meses después de las manifestaciones de 21-N, tal vez la voluntad de la ciudadanía hubiera podido ser procesada en un nuevo congreso con más curules para la oposición y el Presidente Duque nunca hubiera presentado un proyecto fiscal tan desastroso, razón detonante de las movilizaciones de hoy día.

Soluciones concretas, adecuadas e inteligentes, ojalá propuestas por expertos amantes de la democracia y escuchadas por todos son lo que necesitamos en estos días de paro nacional.
Una queja común en las protestas es que el congreso nacional no responde a las necesidades inmediatas del pueblo colombiano. Varias propuestas para revocar el Congreso siguen circulando en las redes sociales. Otras proponen disminuir los salarios, limitar el número de veces que un congresista pueda ser reelegido, cortar el número de curules en cada cámara, etc., etc., etc.
Sin embargo, aunque estas propuestas se hacen con el fin de controlar a “la clase política,” en realidad no hacen mucho para crear un cuerpo legislativo que responda con claridad y de manera efectiva, a los problemas que el pueblo colombiano necesita resolver en el momento. Con este objetivo, propongo dos cambios fundamentales al sistema electoral colombiano:
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- Un nuevo congreso debería ser elegido cada dos años, en vez de cada cuatro.
2. Los comicios para el congreso y la primera vuelta para la elección presidencial deberían tener lugar el mismo día.
Cuando el pueblo renueva la legislatura dos años después de la elección presidencial, encuentra un espacio para expresar su oposición o apoyo al mandato de la nueva administración ejecutiva.
Imagínese que hubiéramos tenido elecciones para el congreso en el año 2020, pocos meses después de las manifestaciones de 21-N, tal vez la voluntad de la ciudadanía hubiera podido ser procesada en un nuevo congreso con más curules para la oposición y el Presidente Duque nunca hubiera presentado un proyecto fiscal tan desastroso, razón detonante de las movilizaciones de hoy día.
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En los Estados Unidos y en otras repúblicas presidenciales, existen elecciones para la cámara de representantes cada dos años, más una fracción del senado (en los EEUU, donde los senadores sirven por seis años, el sistema está organizado para que un tercio de los curules de la cámara alta esté en juego cada dos años).
En Colombia, se podría hacer algo semejante: los comicios para seleccionar toda la Cámara de representantes y la mitad del Senado podrían celebrarse cada año par y los senadores podrían servir un turno de cuatro años, dando así una cierta estabilidad y continuidad al gobierno.
Tener una fecha única para la primera vuelta y para las elecciones legislativas forzaría a más votantes a mirar mejor a quien eligen para las dos ramas gubernamentales. Las fechas de elección por separado – marzo y mayo – exacerban el clientelismo en la selección del congreso. Dado que la abstención es mucho más alta en los comicios para el congreso que en los comicios presidenciales, los politiqueros de siempre necesitan “animar” sus feudos electorales para garantizarse una curul.
Una fecha única atrae a un electorado más grande y amplio y favorece a los políticos limpios en vez de al clientelismo tradicional. Así, la ciudadanía puede apreciar mejor, además, el balance de las dos ramas gubernamentales, que favorece a la democracia y desalienta el autoritarismo del ejecutivo.
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Estas dos reformas ya tienen precedentes en Colombia. En los años intermedios de los comicios presidenciales a lo largo del siglo XX y hasta la Constitución del 91, siempre existieron elecciones legislativas.
Cambios simples como éstos ayudan a poner en jaque al poder ejecutivo y garantizan un gobierno que responda mejor a las necesidades del pueblo.
*Dr. Thomas Williford, Profesor de Historia, Southwest Minnesota State University