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Al mejor estilo del Dr Jekyll, Iván Duque propugna por presentar su “mejor rostro” a nivel internacional, mostrándose como un defensor de todo ese conjunto de temáticas que tanto menosprecia y socava todos los días desde su funesta posición de poder.
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No deja de asombrar Iván Duque por su comportamiento dicotómico y bipolar. Enmarcado en el estilo del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, personajes de la literatura inglesa del Siglo XIX, presenta una cara a nivel nacional y otra muy distinta en la arena internacional.
Desde el 7 de agosto de 2018, el inquilino de la Casa de Nariño se propuso “hacer trizas” el Acuerdo de Paz, reiniciar las fumigaciones con glifosato, deforestar la Amazonía, iniciar el fracking, acelerar la apertura de proyectos extractivos y voltear la mirada ante los sistemáticos asesinatos de líderes y lideresas sociales y ambientales.
No obstante, paradójicamente, son precisamente esos los temas que ha intentado maximizar a su favor en el exterior. Al mejor estilo del Dr Jekyll, Iván Duque propugna por presentar su “mejor rostro” a nivel internacional, mostrándose como un defensor de todo ese conjunto de temáticas que tanto menosprecia y socava todos los días desde su funesta posición de poder.
Los discursos de Duque han estado signados en un oscuro entramado de engaños y eufemismos, encaminados a tejer una cortina de humo con la ridícula esperanza de engañar al mundo. Enmarcado en una pasmosa desfachatez, asumió como un logro de su gobierno el cierre del examen preliminar que la Corte Penal Internacional venía desarrollando desde 2004. Lo que calló el señor Duque es que la decisión de Karim Khan, Fiscal de la Corte, estuvo determinada por el funcionamiento de la Jurisdicción Especial para la Paz – JEP -. Ésa es la misma JEP que prometieron en campaña destruir, por lo que de inmediato al llegar a la presidencia objetó seis puntos. De no ser por el rechazo de la Corte Constitucional, la institución se habría desmoronado en el primer año de su mandato y, seguramente, la decisión de Khan habría sido muy diferente.
Por otra parte, de manera cínica se pavoneó con un inmenso séquito de acompañantes en el COP 26. Mientras aprobaba, aplaudía y se comprometía con las mociones encaminadas a frenar el calentamiento global, la Amazonía colombiana sigue sometida a una deforestación sin precedentes, una arremetida salvaje promovida principalmente por la ganadería extensiva, representantes de la extrema derecha colombiana e irrestrictos votantes del partido de gobierno.
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Tampoco mencionó que su prioridad es asperjar glifosato y acabar los recursos acuíferos mediante el fracking. Mucho menos dijo que, por negligencia de su gobierno y la mediocridad del Congreso, no se ha logrado la ratificación del Acuerdo de Escazú. La cereza en el pastel fue pasar de una cumbre sobre medio ambiente a Emiratos Árabes, que solo tienen el interés en aniquilar el Páramo de Santurbán, mediante la explotación de los recursos auríferos.
Impresiona que ese Dr. Jekyll, sonriente y amable en el exterior, no reconozca ante el mundo que Colombia es el país donde más asesinan líderes y lideresas ambientales. Tampoco explica cómo su gobierno ha cerrado los ojos ante las más de 85 masacres en lo corrido de 2021.
En los cuatro discursos ante la ONU, el mitómano mandatario solo se dedicó a construir cortinas de humo, encaminadas a desviar la atención de esa trágica realidad colombiana, sumergida en violaciones a los derechos humanos, destrucción al medio ambiente, desconocimiento del Acuerdo de Paz, todo matizado en una absurda concentración de poder que lo erige hoy como un tiranillo de la más subdesarrollada república bananera.
No queda duda que seguirán los viajes costeados con los recursos públicos, paseos en lo que Duque realmente cree que lo ven como al Dr. Jekyll. No obstante, la tragedia nacional es del tal magnitud que todo el planeta sabe que Mr. Hyde es su verdadera cara.
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Un hombre que mintió sin sonrojarse para llegar a la presidencia y continúa haciéndolo, aunque sea consciente de que nadie le cree una sola palabra. Creó un personaje que, aunque baile, cante, juegue con el balón y hable de los siete enanos, no pasará de ser Mr. Hyde o quizás el títere del verdadero personaje antagónico de nuestra película macondiana.
*Héctor Galeano David, analista internacional. @hectorjgaleanod