El Bukele colombiano: la única Esperanza de Colombia

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El ingeniero es una persona muy singular y muy perecida a Nayib Bukele, otro colado en la política nacional.

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Un joven Tik toker gobierna un país caribeño desde el año 2019, un hombre de la generación X que se cree millenial, con su barba estilizada, cachucha de beisbolista y pinta de buena gente. En efecto el presidente Nayib Bukele hace menos de una década decidido usar sus redes sociales para ingresar en la política y convertirse en el presidente más joven de El Salvador. En su primer peldaño en la política Bukele donó su sueldo como alcalde, como buen publicista creó una marca popular, el partido político “Nuevas Ideas” un partido con principios, filosofías e ideas programáticas que no dicen nada, sin relevancia, sin importancia, pero que capturaba incautos.

A Bukele, al que no le gustaba la política, no le bastó con ser alcalde de Nuevo Cuscatlán, ahora tenía que ser y lo fue, el alcalde de la ciudad de San Salvador, en esta ciudad su libreto se repitió, discursos vacíos, iconos sin sentidos, y frases sonoras, todas que apuntaban hacia un mismo lugar, combatir a los corruptos que se habían robado a El Salvador. Si bien no está mal combatir a la corrupción, dentro de este discurso cabe todo y a la vez no se dice nada, un discurso muy propio de Bukele el alcalde que por cada irrelevante acción de Estado tomaba 300 fotografías y las subía a todas sus redes, el alcalde que encontró el santo grial de la política contemporánea, pintarse como un político que no es de izquierda ni de derecha, hoy en día: la vieja confiable, disfrazarse de antipolítico para hacer política. 

Los más grave de Bukele no es lo que hizo como alcalde en dos ocasiones, lo que importa es lo que está haciendo como presidente de El Salvador. Bukele, ahora posa de dictador, no quiere que el congreso le coloque ningún límite, no quiere que la Corte Internacional de Derechos Humanos le recomiende respetar el sistema democrático, y por supuesto le molesta que the Human Rights Watch lo invite a respetar los derechos humanos. El magnate tik toker ahora usa a las Fuerzas Militares para amedrentar a sus opositores, amenaza constantemente con dar golpes de Estado, intimida con asesinar a los magistrados de la corte, hace tratos con las pandillas para bajar los índices de violencia, y por supuesto, desfalca los dineros que El Salvador debía utilizar para mitigar la pandemia del COVID19. A todos los temas serios, sustentados en cifras y argumentos Bukele les huye, prefiere buscar el apoyo de YouTubers famosos para encantar a jóvenes ingenuos que lo ven como una esperanza a la politiquería. 

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El pasado domingo 29 de mayo se desarrollaron las elecciones presidenciales en Colombia, el candidato del Pacto Histórico tuvo 8.527.768 votos, casi dos millones más que el candidato Rodolfo Hernández, el cual obtuvo 5.953.209 y aunque los noticieros nacionales lo quieran invisibilizar, el ingeniero no ganó las elecciones, no es el presidente electo, esto parece una disonancia cognitiva de los medios de comunicación, Hernández no ganó las elecciones el pasado domingo. 

El ingeniero es una persona muy singular y muy perecida a Nayib Bukele, otro colado en la política nacional, ha demostrado con su votación que no importa que coja a golpes a sus críticos, que no importa que piense que la mujer es para los oficios de la casa, que no importa que esté a semanas de poderse ir  a una cárcel por notariar el pago de una coima cuando fue alcalde de Bucaramanga, y que presuntamente su hijo estuviera pidiendo 10 millones de dólares para que una empresa ganara una licitación, nada de eso importa, el ingeniero va a combatir la corrupción. 

Como esta columna lo indica, la única esperanza de Colombia es que la gobierne el Bukele colombiano, un seguidor de Adolf Hitler, el mismo que quiere cerrar el Congreso de la República para que solo se escuche su violenta voz santandereana, como olvidar esas frases sonoras: “lo hago desguevar H”#$&*@, “yo con Uribe tengo una deuda de gratitud” y la más celebre “le pego su tiro mal*p@&$%#$”, algo muy parecido a lo que pronunciaba Bukele en el momento que el fiscal general de El Salvador lo investigaba: “recuerde (fiscal) que uno cosecha lo que siembra”.

A parte de todas esas particularidades, para muchos, el ingeniero es la esperanza de Colombia, quiere acabar la corrupción apoyado por Federico Gutiérrez y toda su campaña, es decir, apoyado por los Char, los Gnecco, los Tavera, los Aguilar, y otros 54 clanes políticos de lo más honestos, los mismos que han logrado independizar su suerte personal de la suerte del país, cuando el país pierde, ellos ganan. Al parecer este caso no se aleja mucho de las alianzas que Bukele al principio negaba, pero después realizó con el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional o el partido político Alianza Republicana Nacionalista, los dos partidos más corruptos de El Salvador.  En Colombia, es hora de prepararnos para el inicio del Franking y que ni siquiera intenten protestar, porque ya sabemos el carácter del Bukele colombiano, a él no le gusta la crítica y no tiene el menor problema en agredir a sus detractores, tampoco le gustan las opiniones cuando provienen de los docentes de FECODE, el ingeniero piensa que los profesores son ignorantes y no se dejan evaluar, por eso, él sí los piensa combatir. Así mismo, que a los pobres hombrecitos de Colombia no se les ocurra oponerse a sus políticas, porque este señor es valiente y alza su voz contra el indefenso, probablemente coger a cachetadas a los pobres “sea una delicia” y se convierta en el nuevo video más viral de las redes sociales.  

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*Jorge Baquero Monroy. Licenciado en ciencias sociales de la Universidad de Cundinamarca. Mágister en administración pública de la ESAP. Investigador del proyecto Infraestructuras de Paz, agendas políticas y dinámicas organizacionales en la implementación efectiva del Acuerdo Final en Colombia (2016-2022).

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