El candidato

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Guste o no a los venezolanos, el candidato que enfrentará al señor Maduro será aquel con el cual quienes gobiernan tengan menos aprehensión.

Ha culminado la Plataforma Unitaria venezolana la discusión sobre el mecanismo de selección del candidato que enfrentará al señor Maduro en la elección presidencial que, en algún momento antes del 10 de enero de 2025 se habrá de celebrar.

Es posible que algún lector se sorprenda de la indefinición respecto de la oportunidad para conocer en un país presidencialista -a pesar de que la Constitución establezca que es semipresidencialista- anticipadamente y con meridiana claridad la referida fecha. Debe saberse que la Asamblea Nacional cuando modificó la normativa electoral, eliminó la certeza que daba la ley derogada según la cual la elección de esa naturaleza se realizaría el primer domingo del mes de diciembre del último año del periodo presidencial. Así, todos sabíamos a qué atenernos.

La actual normativa faculta al Consejo Nacional Electoral a fijar la fecha cuando crea conveniente y es así como hemos visto elecciones de esa naturaleza en octubre del 2012 o en mayo del 2018, muy a conveniencia de quien dirigía los destinos del país en su momento.

Así las cosas, los adversarios del señor Maduro establecen los lineamientos de elección de su eventual contendor, a sabiendas de que el elegido no será necesariamente el que competirá contra él. En el estado actual de la situación del país, el Gobierno sólo permitirá que este sea alguien con quien se sienta lo menos incómodo posible.

Seguramente algún purista exaltado por lo que afirmo gritará ABSTENCIÓN, que es casualmente lo que desde la acera del frente esperan. Vista la experiencia ocurrida en Barinas, la respuesta debe ser sustituir cada vez que eliminen a quien con votos se elija o por acuerdo se escoja en sustitución del primero a uno por otro y así sucesivamente.

Guste o no a los venezolanos, el candidato que enfrentará al señor Maduro será aquel con el cual quienes gobiernan tengan menos aprehensión. O en todo caso, aquel que les garantice el respeto de los acuerdos que se celebraran -y sépase que los habrá- pues nadie en el Gobierno tiene espíritu de Luis XVI o Maria Antonieta para poner su pescuezo mansamente en la guillotina.

La política es un asunto de realidades y dada la naturaleza del proceso que se ha desarrollado en Venezuela, esa es la que hay y con base a la que debe trabajarse, no hay de otra.

*Gonzalo Oliveros Navarro, Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. Director de Fundación2Países @barraplural

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