El discurso amigo-enemigo de la derecha colombiana

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Así se entra en el terreno guerrerista y la confrontación y así se elimina toda esperanza y sueño de diálogo, de democracia y de paz.

Traer a la memoria eventos históricos es necesario para entender posturas políticas y no olvidar la base fundamental de los discursos que han llevado a la división de nuestro país. Las bases ideológicas pueden ser analizadas desde muchas aristas. El trabajo teórico de Carl Schmitt influyó a tal punto que muchos lo catalogan como el ideólogo del nacionalsocialismo o referencia principal de Adolfo Hitler.

Para Schmitt, la esencia de la política es la determinación de quién es amigo y enemigo. Esta elección es un acto político, la génesis de todas las acciones políticas que se puedan desprender. Desde su postura, se instauró, en la teoría y en la praxis, la relación binaria de amigo-enemigo.

La distinción establecida por Schmitt entre amigo-enemigo suministra elementos interesantes para observar el caso colombiano en relación con políticas como la seguridad democrática y las propuestas del partido Centro Democrático, que se han fundado en la eliminación del terrorismo por medio de la confrontación armada y la persecución de expresiones políticas y sociales alternativas o de izquierda. Éstas han sido estigmatizadas desde la lógica antisubversiva como vehículo para justificar la eliminación física de dichos adversarios, considerados como el principal “enemigo” del pueblo colombiano.

El partido Centro Democrático es conformado por una clase dirigente que ejerce la violencia de manera planificada para alcanzar sus objetivos. Para ello instaura un discurso de carácter neo-populista, atravesado por las categorías amigo-enemigo, que le permite dividir a la sociedad colombiana entre buenos y malos, para restar respaldo político a las propuestas alternativas de sus adversarios, sean éstos insurgencia, movimientos sociales u organizaciones políticas. La polarización hace que el país se encuentre dividido, porque es un objetivo partidista y para esto el enemigo siempre estará presente en cada expresión. Esto tiene un propósito electorero y busca la tergiversación de la verdad. Cabe resaltar que los amigos y los enemigos estarán presente para sostener el discurso guerrerista en busca del poder. De hecho, en la primera campaña de Álvaro Uribe, el slogan asignado fue “mano firme, corazón grande” y así configuró la dicotomía a la que se refería Carl Schmitt, pues señaló a un enemigo, al que había que ponerle mano dura, y a otra parte de la sociedad, el sector amigo, a la que había que mostrarle el corazón grande.

El análisis de discurso es un elemento vital para la comprensión del proyecto ideológico y hegemónico de quienes hacen todo lo posible por descalificar, directa o indirectamente, cualquier crítica a su ejercicio de gobierno o señalamiento de que sus políticas obedecen a un modelo equivocado o perjudicial para el desarrollo del país por llevar implícito diversas formas de explotación, opresión, lucha de clases, violencia, corrupción y afectación ambiental.

La elaboración de un discurso implica la incorporación de elementos internos y externos. Una cantidad considerable de estos elementos está asociada a la dicotomía amigo-enemigo. Los elementos externos corresponden a la profundización mundial del modelo económico neoliberal y su lucha contra otras formas alternativas de desarrollo económico, representadas en el caso de América Latina por los gobiernos de carácter progresista a los cuales se considera como “enemigos”. Los elementos internos se derivan de la coyuntura específica del país y de la necesidad de manipulación del sentido común popular; se quiere señalar como “enemigos” a las organizaciones sociales, partidos políticos, líderes sociales, estudiantes, profesores, intelectuales, defensores de derechos humanos. En este grupo de “enemigos”, la insurgencia es catalogada como “terrorista”, desconociendo así su historia de lucha, y acusando a quienes simpaticen con sus ideales, o a quienes busquen una salida política al conflicto, como “enemigos” del pueblo colombiano.

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Las palabras son el ataque constante y su expresión radicalizada busca impactar en la idea de destruir al terrorismo porque es el mal que aqueja al país. Esto se hará por medio de las fuerzas estatales y la democracia, todo para dar un matiz de legalidad que ha llevado nuevamente al país al derramamiento de sangre. Si alguien comparte los ideales de partido entrará a conformar las filas de la gente de bien y los demás serán estigmatizados como perversos enemigos. Por lo tanto, el discurso amigo-enemigo se puede trasladar sencillamente a buenos-malos, gente de bien-gente de mal, paz-guerra y toda clase de relación que muestra abiertas diferencias entre el blanco y el negro.

Por medio de estas representaciones discursivas asociadas, la sociedad colombiana es manipulada para que incorpore, en su imaginario, un modelo de país y de democracia impuesto desde las élites de poder. Aquí juega un papel fundamental en la construcción y reproducción del discurso dominante la forma en la que el Centro Democrático han logrado penetrar ideológicamente el sentido común de la sociedad colombiana, acostumbrada a vivir en medio de la violencia.

Observemos algunos pronunciamientos para evidenciar el discurso planteado por Carl Schmitt y reproducido por el uribismo.

José Obdulio Gaviria – Senador de la Republica por el CD

“¿Quieren entender el proyecto FARC/petrista/mamerto, conocido como “renta básica universal”? Se fundamenta en las cartillas de racionamiento, instrumento que permite a los políticos amenazar con “el que no vote no come”. En Venezuela y Cuba lo aplican ya y no se demora Argentina.”

(Trino de 11:12 p. m. · 30 nov. 2020) https://twitter.com/joseobdulio/status/1333625010192347138

“No hay tal. Yo no denuncio nada. Las autoridades tienen informes de inteligencia y toman las medidas que consideran necesarias. Todos los colombianos estamos amenazados por el terrorismo. Algunas veces unos con más saña, que puede ser mi caso hoy. No arredrarnos es la consigna.”

Los enemigos son claros: la guerrilla y la izquierda, en general. Para ello es común el uso de adjetivos como “mamerto”, “petrista”. Con el uso despectivo y reiterado, se crea un imaginario negativo para el país. En un tweet del 9 de noviembre, José Obdulio Gaviria se refiere a un atentado en su contra y, sin embargo, habla de la amenaza del terrorismo hacia “todos”. Aquí se refleja la exposición de Schmitt en el discurso sobre el partisano o el guerrillero, expuesto anteriormente, cuando afirmaba que el enemigo – en este caso el “terrorismo”- arremete con toda y contra todos. Esto implica que la sociedad debe unirse para vencerlo.

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Paloma Valencia – Senadora de la Republica por el CD

 “Esta era la Colombia dominada por los narcoterroristas paramilitares y guerrilleros Farc y ELN; de la que nos salvo @AlvaroUribeVel. Para quienes se les olvido Para quienes no les tocó”

“En el país hay un grupo de fanáticos a los que el uribismo les estorba, se llaman antiuribistas. Nos odian Quieren gobernar a Colombia para imponer su ideología fascista y “eliminar” o “excluir” o “acabar” con el uribismo”.

El enemigodel país son los grupos al margen de la ley. Su primer pronunciamiento recuerda el mejor momento en que se combatió al enemigo: los periodos presidenciales de Álvaro Uribe. El segundo resulta particular porque amplia el sujeto antagónico a su ideología y, por ende, ubica al enemigo como los “antiuribistas”, una categorización que corrobora los preceptos del autor Schmitt. Para él, determinar al enemigo implica, entre otras cosas, la diferenciación y señalamiento de la otredad. Esto es, entonces, lo que hace la senadora: la determinación entre el “ellos” y el “nosotros”.

María Fernanda Cabal – Senadora de la Republica por el CD

“Las mayorías silenciosas deben pronunciarse o sino verán socavados los pilares de una sociedad donde los buenos somos más, pero los malos más audaces y temerarios.”

“Qué curioso, toda la izquierda radical presionando la firma de Escazú. Acuerdo globalista/ ambientalista, donde nuestro derecho al desarrollo queda en manos de ONGs que reciben millones de los que manejan el mundo. ¡Atentos!”

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En la noción de enemigo, se identifica claramente la diferenciación entre buenos y malos. Los sujetos sobre los cuales recae la noción amigo-enemigo son quienes son o fueron guerrilleros, líderes sociales, sindicalistas, estudiantes y, en general, en aquellos que no son de su misma ideología política. Este es el presupuesto para la acción política que prosigue: la discriminación en amigos y enemigos. El segundo pronunciamiento mantiene la idea de reducir la expresión del Estado, ojalá en el ejecutivo. Tal como lo explica el autor alemán Carl Schmitt, es preciso un Estado fuerte, no en dimensión sino en acción. Se evidencia la preocupación por la injerencia de terceros en las decisiones que, desde esta lógica, debe estar exclusivamente en cabeza del Estado. Desde estas posturas, se generan imaginarios de los “malos” con los calificativos mencionados.

Así se podría mencionar un sin número de ejemplos, donde el discurso es una fuente importante de poder en el manejo político de la derecha colombiana. Las críticas a las altas cortes y la justicia son planteamientos que remiten a las nociones de dictadura del autor alemán. Recordemos que, para él, muchas veces la dictadura puede ser necesaria para mantener el orden legal.

En consecuencia, no podría existir una estrategia más eficiente que hacer énfasis, como lo ha hecho el Centro Democrático, en el combate a los “enemigos”, convirtiéndose este discurso en un terreno adecuado para la manipulación mediática y la persuasión, que parte del pueblo colombiano reproduce y sostiene. Así se entra en el terreno guerrerista y la confrontación y así se elimina toda esperanza y sueño de diálogo, de democracia y de paz.

Quien sostenga este discurso en época electoral será quien ostente las banderas del uribismo.

*Sandra Castillo, profesional en derecho, estudios de Maestría en Paz, Desarrollo y Ciudadanía. @sandra_doly

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