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El primer foro con los precandidatos presidenciales en el Hotel Tequendama el pasado 2 de octubre fue la introducción a campaña presidencial en 2022: la derecha colombiana usará todos sus recursos para conducir a Colombia a la confrontación.
Una frase recordada por todos fue la del exministro Fernando Londoño en la convención del Partido Centro Democrático de 2017 en la Iglesia cristiana Misión Carismática Internacional – G12, “el primer desafío del Centro Democrático será el de volver trizas ese maldito papel que llaman el acuerdo final”. De la misma forma se pronunciaría Alejandro Ordoñez: “acaso vamos a permanecer contemplativos frente a una institucionalidad ilegitima originada en unos acuerdos ilegítimos”.
Así el Centro Democrático – CD daría inicio la campaña presidencial para obtener la presidencia en el año 2018. Iván Duque en el mismo año expresó: “No vamos a hacer trizas los acuerdos, la aproximación a modificaciones se hará sobre la base de una paz que una a Colombia, porque no podemos seguir divididos entre amigos y enemigos de la paz. Todos somos amigos de la paz y queremos una paz creíble.”
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Su manifestación en sí misma permitía evidenciar que los Acuerdos serían blanco de ataques. Era una estrategia política indispensable para que el ciudadano tomara partido como ocurrió con el plebiscito por la paz. “Estábamos buscando que la gente saliera a votar verraca”, dijo el promotor de la campaña del No Juan Carlos Vélez, una de las muchas formas de manipulación en el imaginario que lleva a creer que el Acuerdo es ilegítimo y es el mal que perjudica a Colombia.
Los ataques al Acuerdo de Paz para impedir su implementación han sido constantes; por ejemplo, notemos las objeciones a la Jurisdicción Especial para la Paz – JEP – con las que el Congreso perdió tiempo y se desgastó al concentrarse en el estudio del tema, los obstáculos para la creación de 16 Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz, la búsqueda incansable para desfinanciar el Acuerdo y el discurso que vuelve a surgir de la entraña uribista en campaña electoral.
El discurso tiene propósitos partidistas y, en este caso, sirve para implantar miedo y así vender “seguridad”. Precisamente fue el énfasis que le dio el CD a su primer foro con los precandidatos presidenciales en el Hotel Tequendama el pasado 2 de octubre; como lo manifestó Rafael Nieto Loaiza, “nos han pedido que hablemos sobre seguridad y plebiscito”. Esta es la introducción de lo que será la campaña presidencial en 2022: la derecha colombiana usará todos sus recursos para conducir a Colombia nuevamente a la confrontación. Los pronunciamientos del CD no se han apartado de los postulados de Carl Schmitt, quien instauró la relación binaria de amigo-enemigo, un discurso guerrerista con objetivos claros que he discutido en el artículo titulado El discurso amigo-enemigo de la derecha colombiana.
Se pide seguridad porque es uno de los pilares del CD, la “seguridad democrática”, como se presenta en el sitio web de su colectividad. Esto implica la necesidad de vencer el elemento que atenta contra ella: “el enemigo”. La primera campaña de Álvaro Uribe tuvo como slogan “mano firme, corazón grande” y configuró la dicotomía a la que se refería Schmitt, pues señaló a un enemigo, al que había que ponerle mano dura, y a otra parte de la sociedad, el sector amigo, a la que había que mostrarle el corazón grande.
Aquí algunos pronunciamientos:
Paloma Valencia – Senadora de la Republica por el CD “Los acuerdos de la Habana dejaron que los cultivos ilícitos crecieran.”
“La seguridad representa la posibilidad de que realmente este país pueda ejecutar planes. El peor enemigo que tiene Colombia es el narcotráfico y la minería criminal, los acuerdos de la Habana que nos convocaron aquí, dejaron que los cultivos ilícitos crecieran y eso porque no han dejado ni fumigar ni erradicar forzosamente. Para los campesinos, necesitamos alternativas que les generen verdaderos ingresos y los alejen buenamente el corazón grande, pero la mano firme para fumigar, para extraditar, para extinguir el dominio. Porque no podemos ser tolerantes con la violencia. Estamos seguros que estos acuerdos de impunidad no le traían a Colombia paz” (1er foro de precandidatos presidenciales 02/10/2021)
Se resalta la seguridad democrática como valor que construyó y construirá un buen Estado. Esta seguridad implicará el desarrollo en varias aristas; se trata de la visión clásica de seguridad sustentada en la noción de enemigo.
Oscar Iván Zuluaga – Precandidato presidencial CD
“El triunfo del No fue un triunfo histórico de una sociedad que se unió alrededor de unos ideales. Ustedes recuerdan que ganamos la primera vuelta y enarbolamos esa bandera para decirle a Colombia que ese Acuerdo de la Habana era malo, era un Acuerdo de impunidad. Hay un binomio inseparable entre seguridad y justicia; si no hay justicia, no funciona la seguridad.” (1er foro de precandidatos presidenciales 02/10/2021)
Así se presentó la política de seguridad democrática 2.0.
(Texto relacionado: El discurso amigo-enemigo de la derecha colombiana)
María Fernanda Cabal – Senadora de la Republica por el CD
“El acuerdo, o se reforma, o se deroga. No queremos a las Farc con curules gratis en el Congreso. No queremos 16 curules para victimarios.”
“Acá están los patriotas del no, la fuerza de la verdad y de la razón. Nosotros los que hemos trabajado por un país terminamos de enemigos de la paz, gracias a la propaganda de Santos… Esta paz la hicieron con los terroristas de las FARC y se inventaron un Tribunal diseñado a la medida de las FARC, es el único Tribunal del mundo diseñado por victimarios, pero recordemos que también en el mundo no ha habido tribunales que juzguen el genocidio comunista, son los reyes de los muertos a lo largo de la historia de la humanidad y van por más, ahora van dizque por las 16 curules para la víctimas en 16 circunscripciones llenas de coca y llenas de minería ilegal. La seguridad es la prioridad de todo Estado en su supervivencia.” (1er foro de precandidatos presidenciales 02/10/2021)
Se puede evidenciar la constante referencia a las FARC como generadora de mal, con varios calificativos. En la noción de enemigo, identifica claramente la diferenciación entre buenos y malos. Éste es el presupuesto para la acción política que prosigue: la discriminación en amigos y enemigos.
Alirio Barrera Rodríguez – Precandidato presidencial por el CD El exgobernador de Casanare ha tenido una buena acogida dentro de su partido. Tiene el respaldo de Tomás Uribe y ha sido bien recibido en su campaña a la presidencia. Dijo: “Hoy se cumplen cinco años del robo del plebiscito, ha sido muy duro, el Casanare fue un departamento que puso el 83% de los votos en contra del plebiscito, ya se perdió, hay que buscar otras alternativas, hay que buscar otras formas de lucha, hay muchas cosas por hacer todavía, no podemos dejar que se aprovechen de que estamos sentidos por el tema del plebiscito y entonces no vamos a luchar por otras cosas, como el cumplimiento de los Acuerdos, que hoy no se les ha dado cumplimiento, diría yo en más del 90% verdad, justicia y reparación, ninguna de las tres aparece por ningún lado. Más de nueve millones de víctimas esperando ser reparadas y ahí siguen esperando. Los integrantes de la Fuerza Pública abandonados por este proceso de paz. El presidente Uribe desmovilizó más de cuatro o cinco veces más bandidos en Colombia y no tuvo que entregar el país a ellos y no tuvo que entregarles el presupuesto tampoco”.(1er foro de precandidatos presidenciales 02/10/2021)
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El líder político del CD utiliza un aparente interés en el Acuerdo de Paz, pero su expresión permite comprender entre líneas que no es así, por determinar como un “robo” los resultados del plebiscito para terminar separando los objetivos reales del proceso de paz. Es un juego de palabras que se mezclan para generar emociones y réditos electorales.
Este discurso no se ha apartado de lo expresado por el Gobierno nacional que creó una política denominada “Paz con legalidad” para 2018-2022. El solo nombre hace pensar que los Acuerdos de Paz son ilegítimos. En el documento oficial consigna: “Creemos que los integrantes condenados por crímenes de lesa humanidad deben abandonar sus curules en el Congreso mientras cumplen sus condenas, haciendo claridad que su partido puede reemplazarlos para que no pierdan las curules que hoy ocupan.”
El Gobierno ha considerado que no está obligado a cumplir con lo acordado en el Acuerdo de Paz y los intentos por modificarlo son parte de la militancia de partido, desconociendo normas constitucionales y su legalidad. En tal sentido, los ataques constantes serán más agresivos en la medida que el Centro Democrático sienta que se aleja del poder. No espero campañas presidenciales tranquilas, sino el furor de la derecha colombiana.
*Sandra Castillo, profesional en derecho, estudios de Maestría en Paz, Desarrollo y Ciudadanía. @sandra_doly