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El presidente Iván Duque no tiene las puertas abiertas en la alta burocracia multilateral. Varios factores conspiran contra una aspiración de este calibre.
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La ausencia del Presidente en los últimos meses de su mandato podría estar ligada a la búsqueda de apoyos para un cargo internacional de liderazgo. Es un rumor que circula hace meses: Iván Duque estaría detrás de una posición en los campos de la migración o del medio ambiente.
Presidencia no ha confirmado esta pretensión, pero lo cierto es que Iván Duque dejará la presidencia con apenas 46 años y nada tendría de sorprendente que intente asegurar su futuro laboral en un organismo internacional. Así lo hizo César Gaviria en sus últimos meses cuando puso todo el peso del Estado para llegar a la secretaría general de la Organización de Estados Americanos. La canciller Noemí Sanín se encargó entonces de conseguir los votos.
El escenario global no se percibe acogedor para el Presidente. Tres obstáculos se ciernen en su camino.
Primero, un nombramiento de envergadura en el sistema de Naciones Unidas y organismos multilaterales requiere la aprobación, así sea tácita, del gobierno de turno. Basta recordar que la cancillería actual trabó la designación de María Ángela Holguín como secretaria general de la Cumbre Iberoamericana. Solo un gobierno afín al uribismo le aseguraría un aval a Duque y cualquier compromiso obtenido durante sus periplos sería ignorado si la oposición gana las elecciones. Iván Duque como expresidente contará para un gobierno extranjero tanto como le importe al colombiano.
Segundo, Estados Unidos, como miembro permanente del Consejo de Seguridad y principal financiador, tiene la capacidad de empujar y vetar personas en la ONU y hace sentir su ascendencia en las agencias autónomas que componen el sistema. La Casa Blanca ha dado señales de malestar con Iván Duque: la llamada telefónica entre los mandatarios se demoró más de la cuenta, Kamala Harris sigue sin confirmar la cita con la vicepresidenta Ramírez a pesar de la insistencia colombiana y Joe Biden no le da el gusto a Iván Duque de una invitación de Estado. La injerencia en las elecciones de Estados Unidos costó cara. ¿Por qué Estados Unidos respaldaría al representante de un partido simpatizante de Donald Trump?
Tercero, China y Rusia no verían con buenos ojos una candidatura de Iván Duque. China pretende expandir su influencia en el sistema de Naciones Unidas y la dirigencia constituye un vehículo para ello. El país asiático quiere más burocracia aliada. Por ejemplo, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreysus, de Etiopía, al frente de la Organización Mundial de la Salud, contó con el patrocinio de China, un soporte que este país supo cobrar para primero impedir y luego demorar la investigación sobre el origen del Covid-19. Se sabe que China quiere más presencia en programas ambientales, un posible foco de interés de Duque. En ocasiones, China actúa en conjunción con Rusia: se juntaron para proponer la eliminación de 200 puestos bajo la Alta Comisionada de Derechos Humanos. No sobra recordar que el gobierno colombiano se enfrentó a ambos Estados por su involucramiento en Venezuela. ¿Por qué, entonces, China y Rusia secundarían a Iván Duque?
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Tres cargos estarán disponibles en el corto plazo: la dirección de la Organización Internacional de Migraciones – OIM -, el Alto Comisionado para los Refugiados y el liderazgo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Los directores de la OIM, una agencia autónoma del sistema de Naciones Unidas, se eligen por cinco años, pueden ser relegidos y necesitan dos tercios de votos de los Estados miembros de la organización. La OIM siempre tuvo un director de origen estadounidense hasta que los europeos castigaron a la administración de Donald Trump con la nominación de un portugués. Aquí todo juega en contra de Duque: el actual director, Antonio Vitorino, va en su primer mandato, que termina en octubre del 2023, y es cercano al ex -Primer Ministro y hoy Secretario General de la ONU Antonio Guterres en tanto fue parte de su gabinete.
Por el lado del Alto Comisionado para los Refugiados, se necesita un reemplazo dado que el italiano Filippo Grandi culmina su segundo periodo en junio de 2023. La danesa Inger Andersen en el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente podría repetir.
Antonio Guterres puede ejercer influencia en la OIM, pero quien llegue a Alto/a Comisionado/a para los Refugiados y director/a del Programa para el Medio Ambiente depende de él. El Secretario General de la ONU nomina y la Asamblea General elige.
Un apoyo de Guterres a Duque es poco probable. En la celebración de los cinco años del Acuerdo de Paz, Guterres visitó Colombia, no para felicitar, sino para presionar. La paz con legalidad, ese eufemismo para debilitar el Acuerdo de Paz, también pasará cuenta de cobro al Presidente.
Así las cosas, por ahora lo más realista para el Presidente Duque parece un premio de consolación, así sea de corta duración, en la jefatura de una misión de observación electoral de la OEA. Luis Almagro lo espera.
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*Laura Gil, politóloga e internacionalista, directora de La Línea del Medio, @lauraggils