El petroceno II: Reforma policial

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“¿Qué cosa es el buen Príncipe? Es el can custodio del rebaño. ¿Y qué cosa es el mal Príncipe? Justamente el lobo “. Tomas Moro (Pensador y político inglés. 1478-1535).

(Lea también: Agregados sociales y justicia tributaria)

Antes de dedicarme a lo que propone el título de este artículo, la Reforma Policial, me referiré brevemente a algunas situaciones de este Gobierno iniciado el 7 de agosto. Ocupados como están la mayoría de opinadores en la Reforma Tributaria, y de ahí la cantidad de tributaristas que han emergido, me deslindo un poco de lo que podría estar en el foco de atención. Sólo para anotar un par de cosas, que antes de caer en la necesaria casuística de las medidas tributarias propuestas y la manera cómo se manipulan cifras sobre tributación de acuerdo a la posición que se tenga frente a la tributación impositiva, reclamo no perder de vista si se trata de una propuesta de Justicia Tributaria o de un simple ejercicio de obtención de recursos fiscales, o si se trata de “estimular el crecimiento económico” (léase especie de “paraísos fiscales” para los mismos de siempre) o hay fórmulas alternativas para lograr una cosa y otra (justicia tributaria o sea redistribución y estímulo a la producción).

Quiero referirme a otros aspectos del Gobierno que se inició, pero como ya dije, especialmente a la idea de la Reforma Policial. Que hasta ahora es un propósito de gobierno, pero sin que haya todavía una propuesta concreta.

Pero antes de adentrarme en unas reflexiones sobre la Reforma Policial, quiero auscultar, como ya dije, algunos aspectos en el marco del Gobierno que se inició. Una de las cosas que se espera que se cambien, es la parcelación de sectores del gobierno como coto de caza de fuerzas políticas. No esta tan claro que esto vaya a cambiar con algunas designaciones que “cuotean” fuerzas políticas tradicionales, con el fin de garantizar la agenda legislativa gubernamental. Por otro lado, aun los ministros están manejando agendas particulares, que no le hacen bien a la claridad de la agenda gubernamental.

(Texto relacionado: El petroceno)

La Reforma de la Policía, es una deuda que se tiene con la definición civilista de este cuerpo armado que le asignó la constitución de 1991. Su adscripción al Ministerio de Defensa (antes denominado Ministerio de Guerra) hizo que se le diera una organización militar a un cuerpo armado civil, quizás para estar equiparado con las otras fuerzas armadas (Ejército, Naval y Aérea) y por lo tanto una reforma tendría que adscribir este cuerpo a un Ministerio de la Seguridad (o del Interior) para eliminar esa estructura militar de rangos (tenientes, capitanes, mayores, coroneles y generales) y la infranqueable barrera entre oficiales, suboficiales y patrulleros que impide un sistema de accesos  y ascensos, ya mencionado por el Presidente Petro. El otro elemento definicional es el de darle un carácter regional a la policía, una estrecha vinculación con las comunidades a las que sirve, lo que se llama un arraigo que conduce a confianza. Que los policías tengan arraigo en sus propias comunidades y no se den esos casos de policías costeños en Nariño y viceversa, con una lógica de “fuerza de ocupación”. Es importante que gobernadores y alcaldes tengan injerencia en la definición de mandos policiales regionales y locales, especialmente en grandes ciudades. Esto  básicamente con respecto a la policía de vigilancia.  Hay otras policías, porque hay varios tipos de policía de acuerdo a funciones distintas (policía de investigación o policía científica, policía aduanera, de tránsito y transportes, fuerza antidisturbios, policía de carabineros o rural, servicios especiales (protección a dignatarios e instalaciones), de migración, antiterrorista, antisecuestro, antiextorsión, anticrimen organizado, etc. Seguramente tendrán sus propias estructuras y dinámicas que obedecen a la propia finalidad.

El cambio de ubicación institucional de la Fuerza Policial favorece a ésta, porque en vez de ser el “hermano menor” de las otras fuerzas, pasaría a ser operador principal de lo que le es propio como lo es la seguridad y convivencia ciudadanas.

Otros elementos como el tema de la “asignación de retiro” deben estudiarse. Es un asunto entre prestación de jubilación y reconocimiento del servicio prestado (de alto riesgo) en términos de aumentar el tiempo de servicio para el retiro y disminuir tal asignación (por ejemplo 80% del sueldo). Lo anterior tendría entre otros efectos evitar que personas formadas y aún con mucha capacidad de trabajo dejen de prestar el servicio. Ellas podrían pasar a administración o formación de personal y aun cuando es un caso un poco excepcional no ofrecerse como mercenarios en otros países. 

Además, es conveniente estudiar la más adecuada ubicación ministerial de la Institución. Si podría ser mejor crear un Ministerio de la Seguridad y la Convivencia y ubicarse ahí o si por las razones expuestas, otra alternativa es más adecuada. Sobre todo esto, se debe propender por lograr un consenso, se debe contar con la propia Institución y sus miembros. Al fin y al cabo, hay una tradición y un saber institucional y personal propio, con el que debe contarse, entendiendo que el cambio no es para desperfilar la Institución, ni como malévolamente lo han insinuado algunos viudos y viudas del poder, para golpear a la Policía, ni mucho menos para cobrar una supuesta venganza de las primeras líneas.

Esta Institución como parte del valor supremo de la Paz y la convivencia social, es extremadamente importante. Por definición debe ser garante de los derechos de las personas y de la naturaleza consagrados en la Constitución. No es cuestión de cambiar el uniforme, ni de hacer “policías simpáticos”; se trata, ante todo, de una cuestión de fondo, de uno de los soportes de una sociedad en Paz y Armonía consigo misma. Que el policía sea un constructor de Paz y Convivencia en su comunidad de desempeño.

(Le puede interesar: La trivialización del mal)

*Víctor Reyes Morris, sociólogo, doctor en sociología jurídica, exconcejal de Bogotá, exrepresentante a la Cámara, profesor pensionado Universidad Nacional de Colombia.

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2 COMENTARIOS

  1. Bien como síntesis de los núcleos duros a discutir en una reforma de la policía: adscripción institucional, cambio de carácter de militar a civil, estructuras internas diferenciadas según tareas, asignaciones de retiro y por servicios especiales. Todo ello en el contexto de una institución puesta al servicio de la paz y la armonía.

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