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Explorando el género periodístico de la crónica encontré la historia de Patty y Elizabeth.
Patty al finalizar el año 2020 en medio de la pandemia, perdió su trabajo, enfermó y paso un tiempo difícil, su familia tuvo que soportar algunas perdidas también. En diciembre de 2021, un año después de vivir situaciones adversas, recibió una llamada para vincularse a un trabajo, automáticamente su alegría fue desbordante por el contrato que recibía en ese momento, teniendo en cuenta que, en este tiempo difícil, nadie te vincula laboralmente si no tienes alguien que te respalde, el hecho como tal era increíble y merecía ser celebrado. Poco a poco la alegría se desvanecería como agua entre los dedos.
Patty conoció el 1º de febrero a Elizabeth, su jefe, una mujer elegante, imponente e inteligente, como modelo de las grandes pasarelas, sin embargo, a pesar de su avanzada edad deja ver la superficialidad en su apariencia física tocada por el bisturí, dos mujeres habitan en ella.
Elizabeth tiene un cargo directivo, el poder ha reposado sobre ella y no ha podido controlarlo, siente que llegó a la punta de la pirámide social y se comporta como una especie de caudillo, quienes le rodean y están bajo su autoridad deben rendir pleitesía a su majestad, porque abusa de su dominio para recordarle a cada uno que ella es la dueña de todo y le gusta ser el centro de atención.
Patty hoy siente los pasos de sus tacones empinados y se aceleran los latidos del corazón, porque no sé sabe cuál de las dos mujeres vino a trabajar, sus pasos se sienten más cerca y resuenan en la madera del piso brillante recién encerado, ella ha ingresado a su oficina, justo detrás del puesto de trabajo de Patty, provocando las miradas entre todos sus compañeros, todos saben que en cualquier instante los abordará, algunos con miedo esperaban su llegada a una hora incierta para atender a sus pedidos, que son impredecibles y más parecen la complacencia de un vasto imperio.
“Patty, ven a mi oficina” exclama ella, Patty la observa y solo guarda silencio, no deja de reflexionar frente a Elizabeth ante el sinnúmero de instrucciones salidas de tono, sus acciones parecen darle cada vez más éxito. Elizabeth busca que quienes la escuchen se descontrolen física y emocionalmente, lo cual no deja que fluyan las ideas y las buenas actitudes de los subalternos, no desaprovecha un instante para amenazar por cualquier motivo, Patty no puede creer la existencia de un ser tan impredecible, son dos mujeres habitando en una sola persona, la primera es aquella visceral imposible de controlar, calculadora y perversa, y la otra el extremo de toda sensibilidad que se complace cuando se extiende el tapete rojo bajo sus empinados zapatos, que permite sentirse superior a los todos, un cuento de hadas donde solo ella es la reina con sus vestidos de colores y abrigos que la arropan.
Una tarde de un día soleado en Bogotá, se posó una paloma gris en la ventana, no ha podido borrarla de su mente, le observaba como presagio de algo y estuvo dando vueltas como si supiera que era necesaria su compañía, el animal le miraba y ni siquiera se preocupó cuando quiso fotografiarla, – que maravilla –, pensaba Patty. “Muchas veces estas aves están enjauladas en medio de la ciudad, sin poder disfrutar la naturaleza, pero esta vez soy yo quien estaba atrapada”. Elizabeth en ese momento se acerca a ella, como si una nube tapara el día soleado, instantáneamente levantó el vuelo el ave con su presencia, Patty ha quedado a merced del miedo y desazón.

“¿Qué necesita?” Pregunta Patty, hoy le ha hecho una propuesta inesperada, desea que se convierta en el verdugo de sus compañeros, cumpliendo todo lo que Elizabeth diga, ella desea perseguir a los trabajadores, una triste escena sin sentido y sin motivo, mira y va escogiendo, uno a uno, abrumada por el ego y la soberbia. Patty sabe que estos pasos los está dando en medio de su ignorancia, a lo que ella resiste a sus pedidos.
Han pasado varios meses y se ha iniciado la más horrible lucha interna en su oficina, nadie duda en despedazar las cadenas que se le quieran imponer y la historia se repite una y otra vez, pero esta vez han empezado a llegar las primeras quejas por la presión insoportable. Elizabeth ya no es la misma, su semblante ha decaído, sin embargo, con su mirada desaprueba la postura de sus subalternos, no descansará hasta lograr su objetivo, perjudicar a los que ella ve como sus adversarios.
A pesar de la persecución emprendida sin sentido, Patty se ha convertido en una espectadora que logra ver desde su puesto privilegiado toda la escena, los ires y venires del día a día, parece un ring donde se deja todo el esfuerzo en el combate. Elizabeth continúa en su propósito, pero su desborde de poder ha empezado a caer como un castillo de naipes, esta siendo destronada y su palacio ha perdido el brillo, parece calmada, meditabunda algo que no es particular en ella.
Elizabeth nunca pensó que su palacio de cristal, por donde extendía sus manos para que le levantaran de su trono, podría apagarse, esta vez, la vida como un bumerang que se lanza, regresó a entregar sus frutos, frutos amargos de condena. Ella, que requería permanentemente de la aprobación de los demás para sentirse reverenciada y exaltada, no recibe ni un saludo y se convertía en una mujer sumisa por el clamor de quienes fueron subordinados como peones en tiempo de colonia.
Las personas más cercanas que durante su reinado le acompañaban, le adulaban y estuvieron haciéndole venias, en su ocaso la dejaron sola, porque ya no les servía, Elizabeth tiene una fecha cierta en la que abandonará su trono, ya no aparecerá ni en foto, ni en video, ni en ningún lugar donde resplandecía, hoy el tiempo ha cobrado sus acciones y deberá retornar a sus andares, abandonar sus tacones, sus abrigos y despojarse de sus adornos de colores.
Ella está alistando su maleta, sus informes, sus cuestiones y sus detalles, no pasará mas de una semana para que su importancia sea como nada, como alguien que ha dejado huella, pero su marca no será recordada, tal vez algunos le mencionen como una odisea o el naufragio en los que ellos son sobrevivientes.
*Sandra Castillo, profesional en derecho, estudios de Maestría en Paz, Desarrollo y Ciudadanía. @sandra_doly