El rumbo del coronavirus en Colombia

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De seguir las cosas así, la demanda de UCIs sería de cuatro veces la capacidad disponible en el pico epidemiológico.

La pandemia del coronavirus afortunadamente ya está disminuyendo su efecto en los países más golpeados como España e Italia. Allí el número de infectados y muertos diarios se ha estabilizado y con el tiempo se hará menor. El costo en vidas de esta estabilización habría sido menor si se hubieran aplicado medidas preventivas a tiempo. América Latina tiene la oportunidad de corregir o mejorar las prácticas de Occidente o Asia donde el virus estuvo primero.

Estados Unidos y el Reino Unido fueron advertidos por los científicos del Imperial College que, en caso de no implementar medidas, el número de víctimas fatales al final de la pandemia sería de 2 millones y 500 mil respectivamente y que el saldo mundial de permitir una libre propagación del virus sería de 40 millones de muertes. Que si se implementaran en todo el globo medidas drásticas como las de China el saldo sería solo de 2 millones. Como no todos los países podrían hacer lo mismo, el resultado más probable está alrededor de 11 millones.

El presidente de Estados Unidos minimizó la recomendación científica y, cuando intervino, era demasiado tarde.  Hoy es el país con mayor número de infectados y muertes y el impacto social y económico se percibe con una cifra inicial de 17 millones de desempleados y una presión fiscal de 10% del PIB. Esto, en opinión de muchos analistas, pone a Estados Unidos y al mundo en una perspectiva comparable con la Gran Depresión de los años treinta. No obstante todo habría sido evitable si el mundo, contrario al discurso de la eficiencia económica, hubiese privilegiado la inversión en el sector salud sin importar que luciera como un gasto ocioso. Las preocupaciones de los científicos tomaron forma y el mundo, que tenía todo para estar preparado, no lo estuvo.

La rapidez con que se propaga el SARS-CoV-2 depende de si se implementa una solución farmacológica, que no existe por el momento, de un tamizaje masivo que identifique y aísle a los positivos, o de medidas de confinamiento y distanciamiento social mientras se encuentra una vacuna o se conforma un grupo de personas que desarrollen inmunidad al virus. Mientras tanto, los países se encuentran a la deriva buscando un lugar medio entre el impacto en salud y el económico. La acción de Corea del Sur de aplicar pruebas de detección a una tasa de 10 mil por cada millón fue exitosa. Este método se centra en la aplicación de medidas obligatorias de confinamiento a los focos de positivos y con ello se introduce un grado de flexibilidad en la movilidad con una menor tasa de sacrificio económico.

El comportamiento del virus es exponencial; en su inicio los casos son pocos y su incremento parece manejable, pero, en poco tiempo, se multiplican de forma asombrosa hasta llegar a un límite y luego descender. Este comportamiento se describe por medio de un valor conocido como número reproductivo R que hace referencia a las personas que, en promedio, son contagiadas por una persona infectada. Matemáticamente se reproduce el comportamiento de la epidemia mediante unas ecuaciones que describen la evolución de aquellos expuestos al virus que no se han contagiado (susceptibles), de los infectados que se contagian a una velocidad β y de los infectados que se recuperan a una tasa ϒ. La razón entre estas dos tasas es el número reproductivo R. Si la velocidad de infección es mayor a la de recuperación, el comportamiento de la epidemia es exponencial.

Los países inician el proceso de contagio con números R altos que, para el caso del Covid-19, están alrededor de 4. Posteriormente, cuando el impacto se reduce, el número R es menor. España recientemente pasó a un valor R de 0.9 y Ecuador a uno de 1.3. Colombia registra un valor de R de 1.8 que, de acuerdo con la simulación matemática, en su nivel máximo dejará un número de 6.2 millones de infectados. Esta cifra es preocupante en la medida que se requiera de atención médica en Unidades de Cuidado Intensivos (UCI) y no esté disponible.

Si el valor R se reduce a 1.3, el país no solo pospone la situación crítica más de un mes sino que atenúa el efecto a la cuarta parte de infectados posibles. Para lograr, esto se necesita mayor severidad, no menos. O por lo menos aplicarla selectivamente en función de los resultados de 500 mil pruebas con las que se identifiquen los focos de infección y se mejore la exactitud de las estimaciones que no es posible tener con las 40 mil actuales. Aunque este número es reducido, a partir del registro actual, se evidencia que el 70% de la incidencia del coronavirus está en Bogotá y en los departamentos de Antioquia y Valle del Cauca, que son, además, los departamentos donde existen una mayor proporción de enfermedades de base que generan mayor vulnerabilidad al Covid-19. Por lo menos en estas zonas, debería reconsiderarse liberar el confinamiento el 27 de abril y extenderlo al menos dos semanas más con el fin de aproximar el número R a 1.3.

A pesar que el gasto público en salud en España es del 8% y en Estados Unidos del 15% del PIB, la respuesta del sistema de salud al crecimiento exponencial de la epidemia ha sido muy limitada. En América Latina, la situación puede ser más severa en la medida que su gasto es de 4% del PIB y algunos gobiernos, como el de Brasil, han sido irresponsables con las medidas preventivas. Una estadística que permite observar esa posibilidad son las camas en UCI que en Estados Unidos es de 34.7 por cien mil habitantes y en Colombia de 11.2.

Dado las bajas cifras de personal médico y una disponibilidad del 20% de las UCI en Colombia, una situación extrema donde el 15% de los infectados necesite asistencia médica en UCI, con un número R como el actual, la demanda de UCIs sería de cuatro veces la capacidad disponible en el pico epidemiológico. Solo con un R de 1.3 es posible que el sistema de salud colombiano haga frente a las circunstancias. Ahora bien, debido a que esta disponibilidad está concentrada en el sistema de ciudades, el Gobierno desde ya debe fortalecer los lugares donde existe menor capacidad o mayor vulnerabilidad y exposición al virus.

En conclusión, el Gobierno tiene la responsabilidad de articular una estrategia con los siguientes elementos:

  • Incrementar la velocidad y volumen de pruebas rápidas de detección de positivos y aislar focalizadamente a dichos segmentos de la población reduciendo futuros confinamientos
  • Fortalecer por dos semanas más las medidas de confinamiento obligatorio en Bogotá y los departamentos de Antioquia, Cundinamarca y Valle del Cauca
  • Aumentar el personal médico en estas zonas recurriendo a estudiantes de ciencias médicas de últimos semestres y al servicio obligatorio del sector privado
  • Liberar disponibilidad de UCIs dado que, de acuerdo con la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas (ACSC), el 30% de quienes la ocupan no las necesita y adaptar camas en Unidades de Cuidados Intermedios.
  • Implementar medidas de corresponsabilidad económica de las empresas con criterios de progresividad con el fin de aumentar los recursos que se necesitan para afrontar la crisis, reduciendo en lo posible un endeudamiento externo e interno costoso debido a la crisis y evitando el desincentivo del consumo asalariado que es inconveniente en una fase recesiva.

*Jaime Villamil, economista y MsC en matemática aplicada de la Universidad Nacional de Colombia, docente universitario.

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