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Elástico de sombra
Juan Cárdenas
Sexto Piso
110 páginas
La esgrima con machete, o simplemente Grima, es un arte marcial que hoy sobrevive en departamento del Cauca y el valle del río Patía. Su origen se pierde en los tiempos, aunque hay pistas de su historia desde la colonia, cuando las comunidades de piel negra eran desarraigadas del África y traídas a América como bultos de mercancía. En ese entonces, las personas esclavizadas en el Pacífico colombiano, las que lograron sobrevivir, recuperaron técnicas de lucha aprendidas en sus pueblos, perfeccionaron unos movimientos endemoniados y ariscos, tomaron sus machetes y un bordón de madera de guásimo, y desarrollaron una técnica de lucha certera y mortal, terror de sus enemigos. Gracias a la Grima muchos esclavizados lograron libertad y respeto.
Batallones de macheteros combatieron del lado de los liberales en la Guerra de los Mil Días y parece que fueron muy útiles para el ejército colombiano en la guerra contra el Perú. Los secretos de la Grima, infortunadamente, se fueron diluyendo en el tiempo, aunque hoy existen varias academias, especialmente en Puerto Tejada, que tratan de recuperar los vestigios de esa tradición. Hoy por hoy, la practican algunos niños, hombres y mujeres; para ellos es un tesoro de su pueblo, un deporte y una técnica de defensa personal.
El movimiento básico, pero a su vez uno de los más mortíferos, es el ‘falso diagonal’; pero también se conocen ‘La parada de todo el día’, ‘La parada del borracho tendido’, ‘la del Diablo’, ‘la del Cristo’ y ‘la de la boba’, entre otras. Pero es el ‘Elástico de sombra’ la más difícil y secreta de todas: se trata de luchar pegado al cuerpo del oponente para que este ni siquiera se dé cuenta de que quien lo mató fue su sombra; dominar esa técnica es ser capaz de luchar con los ojos vendados, conducido por un ojo secreto. Los guerreros que la conocían se camuflaban con barro y, bajo el manto de la noche, atacaban como volúmenes espectrales al enemigo que, sorprendido e inerme, moría de un tajo o de puro terror. Pero esa técnica también quedó perdida en las profundidades de la selva. Se perdió.
Esto que estoy contando me lo mostraron en las páginas de Elástico de sombra, del payanés Juan Cárdenas, el libro que hoy dejo en la Biblioteca Diaria de La Línea del Medio. Es una novela corta, compuesta por capítulos que parecen cuentos, pero que van armando el viaje de un viejo maestro moderno de la esgrima de machetes. Don Sando, un nonagenario Gran Maestro, emprende un viaje para desenterrar el gran secreto de la sombra, necesario para enfrentar su último y definitivo combate con el más poderoso enemigo. La trama central está acompañada por historias de duendes, brujas, magia, danza y de una tradición que, aunque malherida, lucha por no morir.

El libro es el testimonio de un lenguaje, una manera de ser, la musicalidad, danza y la profunda tradición mágica relacionada con la Grima en el Cauca de piel negra. Es antropología, a veces poesía, otras la creí sacada de las Mil y Una noches. Si bajas la guardia, te pincha el corazón como lo harían los guerreros que conocían la mítica técnica del elástico de sombra
Mauricio Arroyave, periodista, lector caprichoso y frustrado librero, @mauroarroyave