Elecciones en Venezuela: compleja decisión

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Sacado de IPDRS

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Corresponde a cada uno de los electores adoptar la decisión que crea más conveniente teniendo para ello la mayor cantidad de insumos posibles.

Como consecuencia de un reciente artículo en el cual hice referencia al tema de la abstención y las elecciones venezolanas previstas para el próximo mes de noviembre, algunos lectores tuvieron la gentileza de comentarme – en tanto me informaban que participarían en las mismas o que no – que ellas no resuelven el problema del país y ciertamente coincido con ellos.

Sacado de IPDRS

Nuestro problema está en Caracas, despacha desde el Palacio de Miraflores y Fuerte Tiuna y solo saldrá de esos aposentos bien por decisión propia, por el curso natural de la vida o porque a través de mecanismos electorales sea expulsado de las oficinas que ocupa. Obsérvese en tal sentido que no hago mención alguna de intervención de fuerza, ni civil, ni militar interna, ni militar internacional. La primera de estas últimas porque quienes ocupan aquellos espacios aprendieron con el señor Chávez cómo se enfrentan las movilizaciones de los ciudadanos. La segunda porque son los militares quienes co-gobiernan el país y, salvo que ocurra un milagro, no se apartarán voluntariamente de esa posición y la tercera porque así nos lo ha hecho saber la comunidad internacional.

Si estoy en lo cierto, solo quedan las tres primeras alternativas por lo que lo correcto es analizarlas con cabeza fría.

El señor Maduro ha demostrado hasta la saciedad que no renunciará. Ha ocupado él las más altas instancias de poder en Venezuela durante los últimos veinte años y ha defendido su posición a capa y espada. Las acciones que desde el poder desplegó en el período 2013-2019 para impedir que su posición presidencial fuere de alguna manera vulnerada lo evidencian. Aunado a ello, el record de presos políticos – la mayoría de ellos sin debido proceso – y exiliados que tiene el país nos lo recuerda diariamente. Así entonces, esa salida está descartada.

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Respecto de los designios de Dios, no me meto en ellos pues esa decisión no es terrenal, como sí lo son los mecanismos electorales venezolanos.

Sin perjuicio de lo que se piense respecto del reconocimiento que buena parte de las naciones del globo terráqueo mantienen al señor Guaidó, es lo cierto que Nicolás Maduro ocupa la presidencia de la república para una parte de los venezolanos y lo hace, para algunos desde mayo del 2018 y para otros desde enero del 2019. Al ser ello así, en cualquier caso, en algún momento habrá pasado – o pasará – la barrera de los tres años para activarle válidamente un revocatorio. Si se realiza, se le revoca y en la elección inmediata se elige un sustituto que cambie el curso de las cosas, perfecto; si el elegido es de su corriente, se postergará la solución por dos años más, lo mismo que ocurriría si el sustituto es su vicepresidente por haberse activado el revocatorio pasados los tres años.

Si este mecanismo logra implementarse a tiempo, entre otras razones porque el señor Maduro ha anunciado a tirios y troyanos que su permanencia en el poder se ajusta a la Constitución y al estar el revocatorio previsto en ella debería poder aplicársele, lo que en mucho dependerá de las negociaciones serias que deberían realizarse entre las partes en conflicto. Convencido estoy de que nunca se hará antes del último trimestre del 2022 dado que, a diferencia de lo que otros estiman, creo que el período que, en la práctica, él ejerce se inició en enero del 2019 y, por ende, el lapso de un año para activar el revocatorio y generar elecciones se computaría a partir del 10 de enero del próximo año.

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Si ello no se logra y por ninguna otra vía ha sido posible resolver la situación, queda esperar hasta cualquier mes del año 2024, en el que el Consejo Nacional Electoral establezca que se realizarán las elecciones para tratar de cambiar las cosas y, por ende, resolver la incógnita puesto que la actual legislación no establece mes específico del año en el cual la misma debe realizarse.

Si estoy en lo correcto, la pregunta es qué hacer: ¿dejar que quienes comparten el quehacer del señor Maduro desde la presidencia ocupen todos los espacios de gobierno – nacionales, estatales o municipales – y con ello muy probablemente agravar el estado de cosas que internamente afecta o, en su defecto, enfrentarlos electoralmente? Ésa es la disyuntiva que los venezolanos en la tierra de Bolívar deben resolver.

Alguno pudiere decir que lo que Maduro hizo en 2013-2019 puede repetirlo nuevamente y a eso respondo que las circunstancias son distintas, muy distintas. Los problemas del señor Maduro se hicieron evidentes a partir del 10 de enero del 2019 cuando asumió como presidente para el período que estaría en curso, no antes, y la comunidad internacional – aún sus amigos – quiere que esa situación se resuelva, sobre todo porque nuestra presencia fuera de nuestras fronteras a muchos impacta.

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La última encuesta Delphos, respaldada por la más prestigiosa universidad privada venezolana, la Católica Andrés Bello – UCAB – trae para quien con tranquilidad la quiera estudiar, cuando menos cinco conclusiones interesantes: i.- el 53% de los electores asistirá a las elecciones regionales próximas y un 22,7% adicional posiblemente lo hará; ii.- el 42,1% siempre pensó votar en esos comicios independientemente de la integración del ente comicial; iii.- el 81,8% de los electores cree que la oposición debe participar en dichas elecciones; iv.- solo el 40,5% de los encuestados está dispuesto a protestar contra el gobierno del señor Maduro; vi.- el 35,9% de los electores está rendido, bien porque está dispuesto a irse del país o porque se conformó con lo que ocurre en el mismo.

Corresponde a cada uno de los electores adoptar la decisión que crea más conveniente teniendo para ello la mayor cantidad de insumos posibles. Sirvan así columnas como estas para que ellos analicen y para que los extranjeros a quienes les llegan conozcan nuestras instituciones y realidades, a los fines de no ser sorprendidos por opiniones prejuiciadas.

*Gonzalo Oliveros Navarro, Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. @barraplural

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