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¿Es necesario establecer un modelo de densidad para Bogotá mediante política pública? Para responder esta pregunta es necesario formular otra previamente ¿Existe una densidad perfecta? En mi opinión, la respuesta es no.
Se han venido discutiendo en todo tipo de escenarios los impactos positivos y negativos producidos por la alta densidad poblacional (cantidad de individuos que habitan por unidad desuperficie) en Bogotá, que alcanzó la cifra de 21.526 habitantes por kilómetro cuadrado, o lo que se traduce a que, en una manzana estándar de la ciudad, vivan en promedio 215.26 personas, alcanzando densidades cercanas a las de ciudades como Bombay (31.700 hab/km2). A partir de estas discusiones, se dieron afirmaciones con respecto a los efectos sobre el ordenamiento territorial y actividades mucho más cotidianas para los habitantes de la ciudad.
Uno de los errores conceptuales más comunes hace referencia a entender como sinónimos los edificios de gran altura y la densidad poblacional. Sin embargo, la configuración de zonas densas se da a partir de múltiples factores como el número de personas que habitan una vivienda, el tamaño de la vivienda, aislamientos entre viviendas, etc.
Lo anterior es evidente si tenemos en cuenta que la unidad de poblamiento zonal (UPZ) más poblada de la capital es Patio Bonito (64.949 hab/km2), ubicada en la localidad periférica de Kennedy, donde la mayoría de las edificaciones no superan los 3 pisos de altura, fenómeno denominado densidad a baja altura. De lo anterior surge la siguiente pregunta: ¿por qué la periferia de Bogotá es mucho más densa que el centro? La respuesta amerita un debate más amplio, aunque en términos básicos y gracias a un proceso socioeconómico histórico que logró modificar espacialmente la ciudad, se configuraron grandes porcentajes de ocupaciones en uso residencial dentro de las localidades periféricas, algo que no ocurre en el centro de la ciudad.
Lo dicho hasta aquí se relaciona con la percepción errada que tienen una gran cantidad de bogotanos, referente a creer que los procesos de densificación poblacional “per se” provocan los siguientes efectos sobre el territorio:
- Menores recorridos en los desplazamientos, estimulando el uso del transporte público y medios no motorizados.
- Protección de las áreas periféricas de la urbanización
- Encarecimiento de la vivienda y disminución de su calidad
- Presión sobre la capacidad del transporte público.
Para comprender integralmente esto, es necesario aclarar una serie de hechos, divididos en tres categorías:
Hechos poblacionales: categoriza las tres localidades más y menos densas de Bogotá.
Hechos en el uso del suelo: determina los porcentajes de uso de suelo en vivienda y actividades económicas en las dos categorías de densidad.
Hechos de empleo: determina la tasa de población ocupada y desempleada en las dos categorías de densidad.
Los hechos anteriormente mencionados serán caracterizados en el siguiente mapa.
Mapa 1. Caracterización localidades

Las tres categorías de hechos anteriormente enunciadas permiten establecer un breve perfil de las localidades tenidas en cuenta, situándolas en dos diferentes grupos, más y menos densas, permitiendo comparar las dinámicas en relación al uso del suelo y la generación de empleo.
Las localidades más densas y homogéneas de Bogotá están ubicadas en la periferia sur occidental de la ciudad.
Por otro lado las localidades menos densas se encuentran en el borde centro oriental, el denominado centro ampliado, haciendo parte del eje de desarrollo histórico de Bogotá (calle 26 hasta el centro y avenida séptima hacia el norte). Por ende, disponen de una cantidad considerable de suelo para actividades económicas, convirtiéndolas en localidades más heterogéneas y con mayores tasas de empleo y formalidad.
Sumándole más datos al análisis, se podría establecer que las localidades más densas y periféricas tienen niveles más altos de pobreza pero son menos desiguales. Lo último ocurre básicamente porque en dichas zonas de la ciudad se concentra la población con un nivel de vida bajo, esto debido en parte a dinámicas de segregación.
A estas alturas usted se preguntará: ¿qué tienen que ver estos tres hechos urbanos con los tres fenómenos generados por la densidad poblacional? La respuesta, aunque aparentemente simple, tiene detrás una mezcla de planteamientos urbanísticos conscientes y una suerte de desarrollo territorial “hecho a mano” por las comunidades que fueron habitando dichas zonas.
Para hacerlo simple, si una ciudad, en este caso Bogotá aglomera la mayor cantidad de sus habitantes en zonas periféricas, generando altísimas densidades y utilizando el suelo mayormente en vivienda, por lo que hace a un lado usos de suelo que generan conocimiento, valor agregado y riqueza, la población que habita dicha periferia deberá recorrer distancias más largas en el momento que desee acceder a actividades como trabajo, servicios administrativos y demás propios del centro de la ciudad y el eje de desarrollo histórico. Para ejemplificar lo anterior basta con establecer el tiempo promedio recorrido por los diferentes medios de transporte, encontrando que se dividen en dos grupos: recorridos largos y cortos.
Tabla 1: Clasificación medios de transporte

La anterior tabla evidencia que, si una persona necesita hacer un recorrido largo, utiliza transportes motorizados, ya sean públicos o privados. Teniendo en cuenta que, gracias a las condiciones económicas de la población periférica, la primera opción es el transporte público, la saturación del sistema es casi inevitable debido a condiciones propias del mismo que no vale la pena mencionar ahora, causando que el servicio sea deficiente y exista un eventual traspaso de usuarios a medios de transporte privados como motocicletas, particulares y, en menor medida aunque en aumento, bicicletas utilizadas como medio de transporte diario.
Las áreas periféricas de la ciudad no están totalmente desprovistas de actividades económicas; de hecho, crean actividades comerciales internas que se reflejan en la consolidación de redes comerciales a escala barrial, permitiendo que alguna porción de recorridos se aminore, sin esto solucionar las problemáticas anteriormente mencionadas.
Si bien el bajo precio de la vivienda en localidades periféricas con respecto a las áreas centrales es la principal razón para que el mercado inmobiliario de dichas zonas creciera exponencialmente en el pasado, dicha situación empieza a cambiar debido a la escasez de suelo. Las localidades mencionadas (Bosa, Kennedy, Engativá.) se encuentran dentro de las seis principales aportantes de área construida nueva en la ciudad para 2016 según el Sistema Integrado de Información Catastral. Esto tiene dos consecuencias. La primera es que también son las zonas que más valor catastral han adquirido, lo que disminuye la calidad de vida, debido a que las viviendas cada vez son más caras y pequeñas. La segunda es que se está produciendo el mismo fenómeno de densificación periférica a escala “metropolitana”, ya que la nueva y “barata” urbanización de Bogotá se está dando en los municipios de la sabana.
A modo de conclusión plantearé algunas preguntas. ¿Los procesos de densificación sufridos por Bogotá corresponden a modelos comunes alrededor del mundo? Tal vez el modelo que más se acerca a las realidades globales en cuanto a densidad es el Modelo de Clark. Sin embargo, el caso de Bogotá es casi totalmente opuesto, siendo el centro de la ciudad menos denso que las periferias. Pese a esto, existen dos similitudes: la primera hace referencia a mayores densidades ubicadas en la zona media de transición centro-periferia y la segunda consiste en que las centros tienen un uso homogéneo del suelo.
¿Es necesario establecer un modelo de densidad para Bogotá mediante política pública? Para responder esta pregunta es necesario formular otra previamente ¿Existe una densidad perfecta? En mi opinión, la respuesta es no. ¿Por qué? Si la densidad poblacional no está directamente ligada a la altura de las edificaciones y el concepto de “altura” puede ser subjetivo, entonces consideraciones como las del arquitecto danés Jan Gehl encaminadas a que, a partir de los cinco pisos un edificio es considerado alto,pueden ser tomadas en cuenta o no. Para referirme a la primera pregunta más allá de establecer normativa que permita o no construir cierto número de pisos, el modelo de ciudad debe estar enfocado en las actividades que se van a realizar en cualquiera que sea dicha cantidad. Si bien es necesario regular la altura de las edificaciones teniendo en cuenta características de contexto patrimonial, servicios públicos y vías, lo que vemos en la capital es que la mayor problemática de la ciudad en cuanto a densidad poblacional se da en zonas densas a baja altura.
*Juan Sebastián Espinosa, urbanista de profesión, interesado en la planeación regional y la competitividad desde la innovación en metodologías de investigación. Este trabajo fue preparado para Al Centro. @URBES_URB, @urbes_urb y @Urbesurb
Bogota es un caso sui generis en las grandes capitales del mundo, la zona centro esta localizado en un extremo de la ciudad de la periferia de la ciudad y también que la zona centro es la menos densificada, la habitan una población flotante.