Familias del Siglo XXI: por la reconstrucción del núcleo esencial del Estado

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“La más antigua de todas las sociedades y la única natural es la familia”. J.J. Rousseau, El contrato social

La Asamblea General de la ONU, en su resolución 66292 del 17/09/12, declaró el 1 de junio Día Mundial de las Madres y de los Padres, queriendo así reconocer su labor y honrar su trabajo en todo el mundo de manera igualitaria. Resalta, antes que nada, los valores que encierran la construcción de los nuevos modelos familiares indistintamente que en ellos estén presentes de manera conjunta o de manera individual los roles tradicionales paterno filiales. Las familias de ahora suelen caracterizarse por tener una organización más flexible. En estas se respetan las necesidades y particularidades de cada uno de sus integrantes.

A medida que la globalización se ha impuesto en la sociedad, esta ha ejercido una importante influencia en cuanto a las nuevas costumbres aceptadas en las familias de este siglo, pasando por alto algunas de antaño. Esto no significa que las familias tradicionales ya no existan, aunque se muestra un progresivo aumento de los nuevos modelos familiares, quienes poseen sus propias estructuras integradas por multiculturalidad, multidiversidad y apertura social.

Las familias pueden ser de dos personas que tuvieron hijos por relaciones pasadas, padres homosexuales o familias incluso monoparentales. Por tal razón es importante, que en ellas prevalezca el mantenimiento de relaciones saludables basadas en la comprensión y vinculación emocional.

Uno de los grandes cambios en las familias actuales tiene que ver con la responsabilidad económica, la cual no recae exclusivamente en el padre; ya que las madres ahora participan activamente en su rol a nivel económico, creando un sistema de mayor equidad para ambos géneros. En algunas familias incluso se promueve el feminismo, en el que la mujer prácticamente asume el rol como la jefa del núcleo familiar, al tener esta en algún momento mejores condiciones u oportunidades laborales frente al hombre. En este siglo XXI, en la familia tanto la mujer como el hombre hacen parte de los procesos de crianza, mantenimiento del hogar y participación en las distintas actividades que anteriormente eran exclusivas de la mujer o el hombre, donde normalmente predominaban las prácticas patriarcales de antaño. Resulta esencial que, dentro de todas estas nuevas estructuras filiales, los hijos, sobre todo los niños, niñas y adolescentes, se sientan integrados en las responsabilidades, no solo como depositarios pasivos de derechos, sino más bien como personas cuyas voces deben ser tomadas en cuenta con respeto y aceptación. Lo anterior se debe enmarcar en valores, que, aunque pasen los siglos no deben desaparecer.

*Doris Ortega. Abogada egresada de la Universidad de Cartagena, Magíster en Derecho de familia y derecho penal de la Universidad de Barcelona, Docente Investigadora. @DorisOrtegaGal

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