Algo pasa con las Fuerzas Militares en el Cauca

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Ese señor se llama Juan Antonio Riascos, un ciudadano hijo de una familia humilde del Cauca que fue llorado y enterrado por su pobre familia, sin que su muerte pueda ser investigada.

Desde que en mayo de 2019, el periodista Nicholas Casey revelara en el diario The New York Times, ciertas directrices operacionales del Ejército Nacional que darían pie para el regreso de las ejecuciones extrajudiciales, el país se puso alerta por esta advertencia.

Inmediatamente después, se conoció que el 25 de mayo de ese año había sido asesinado el taxista Yeison Lugo Cometa en la zona rural de Cajibío en el centro del Cauca. Lugo Cometa ya había pagado una condena por hechos relacionados con hurto en vías del departamento. Lo raro de este crimen es que los allegados del taxista solicitaron que se investigara a supuestos colaboradores del Ejército por este asesinato.

El martes 28 de octubre de 2019 se conoció que el indígena Flower Trompeta Javí fue asesinado en hechos ocurridos en zona rural de Corinto y que hoy investiga la Fiscalía seccional Cauca, a pesar de que el Ejército Nacional reportó en un comunicado que éste era un hombre que había muerto en combates con la fuerza pública, mientras que familiares de Javí y el senador Roy Barreras, sostienen que fue ultimado por integrantes del Ejército.

Pero esto no para allí; sigamos. El pasado 5 de diciembre, integrantes de la Policía del Cauca y la Fiscalía General detuvieron a dos patrulleros de la Estación de El Bordo, acusados de tener alguna relación con la desaparición de Carlos Felipe Adarme y Tulio Cortés, oriundos del municipio de Sucre al sur del Cauca. Según Raúl González Flechas, director seccional de Fiscalías, a estos dos uniformados se les imputó ante un juez el delito de desaparición forzada y se encuentran detenidos mientras avanza el juicio. Hoy las personas desaparecidas, aún no regresan a sus hogares.

El 19 de Enero de 2020, 11 hombres armados, 1 policía y 10 integrantes dej Ejército, ingresaron según denuncias del Consejo Regional Indígena del Cauca, a la residencia del ex gobernador del resguardo de Pitayó Yesin Conda y lo amenazaron a él y a dos de sus escoltas, según denunció Conda en una entrevista con el informativo Unicauca Al Día Radio. La Tercera División del Ejército sacó un comunicado negando tales afirmaciones del líder social, pero en fotografías conocidas sobre el hecho se conoció que algunos de los militares tenían prendas alusivas a la IV División y no a la Tercera, y el mismo ex gobernador dijo, en la entrevista radial en mención, que ellos se habían percatado de eso también y que incluso la camioneta en la que se transportaban no tenía ningún tipo de identificación oficial. Tenía placas de Itaguï y estaría relacionada con un caso de narcotráfico en Corinto, norte del departamento.

Y, el sábado 25 de enero de 2020, se presentaron fuertes combates entre tropas de las Fuerzas Especiales del Ejército Nacional a integrantes del Frente José María Becerra del ELN en la vereda Betania del municipio de El Tambo. Lo raro de este hecho es que hubo durante casi 48 horas hermetismo por parte de la institución castrense en reconocer los combates y, luego, cuando dieron declaraciones en video grabado por ellos, no hablaron de un hombre que habría muerto en los combates, según la comunidad de la zona. Ese señor se llama Juan Antonio Riascos, un ciudadano hijo de una familia humilde del Cauca que fue llorado y enterrado por su pobre familia, sin que su muerte pueda ser investigada.

Todos estos hechos dejan muchas preguntas que aún no han sido resueltas y me hacen pensar en el regreso de la incertidumbre del horror al país.

* José Marulanda, periodista de UniCauca Estéreo, @marulojose

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