El fútbol no muestra la tarjeta roja al racismo

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Dado que el fútbol no quiere mostrar la tarjeta roja a la discriminación, pues no lo expulsa de su contexto. En 2020, este problema se siguió presentando de manera global y es como una creciente que no para.

Los últimos incidentes ocurridos en partido por Champions League, entre el PSG y el Basaksehir turco, vuelve a colocar sobre la mesa, un tema que viene discutiéndose desde muchísimo tiempo: la discriminación racial de la que son víctimas jugadores de fútbol por su color de piel en los estadios.

Se sabe a ciencia cierta que la discriminación racial es un problema que involucra todos los seres humanos en toda la sociedad y el deporte nunca ha sido la excepción, y menos aún el fútbol, el deporte más popular del mundo. El tema ha vuelto a sonar con fuerza a causa de dos episodios ocurridos recientemente.

El juego entre el PSG francés y el Basaksehir turco por la famosa Liga de Campeones europea volvió a poner en tela de juicio los actos discriminatorios en el fútbol debido a los supuestos insultos del cuarto árbitro, el rumano Sebastián Coltescu, al camerunés Pierre Webo, exjugador del Nacional de Montevideo, Osasuna, Mallorca y Leganés, luego de que este último se quejara airadamente por el mal uso de la palabra ‘negro’, por parte del colegiado quien, en última instancia, no le hizo caso y le mostró la tarjeta roja.

El incidente provocó la suspensión del encuentro y el rechazo de tal acto por parte de los jugadores de ambos equipos, los cuales abandonaron el terreno de juego del Parque de los Príncipes. Corría el minuto 22, con empate a cero, del juego que debía certificar la clasificación para octavos de final de la Liga de Campeones a los parisinos, frente a unos turcos que ya estaban eliminados del torneo europeo.

El racismo en el fútbol es un tema de nunca acabar que data de tiempo atrás; a lo largo de la historia, emergen puntos en los cuales estos actos han sido imprescindibles en la mayoría de los casos terminan en actos violentos.

La historia relata el caso de Leónidas Da Silva, el “Diamante Negro”, el primer crack universal del fútbol brasilero, el cual se destacó durante el Mundial de Francia de 1938 y que dio al seleccionado brasileño una brillante actuación. Da Silva fue el gestor de tres de los seis goles que Brasil le proporcionó al seleccionado polaco. Según cuenta el libro de la historia de los mundiales, el “Diamante Negro” anotó descalzo uno de los goles, debido a que el uso de sus guayos le estorbaban. A la postre, Leónidas, quien no actuó en el partido que Brasil perdió con Italia en la semifinal, logró coronarse como el goleador del torneo.

Sin embargo, Leónidas fue el primer protagonista de actos de racismo en el fútbol brasileño de la época e igualmente fue parte del cambio hacia un fútbol abierto, libre de ataduras racistas.  Y es que el fútbol brasilero desde los inicios del siglo XX era grotescamente racista; por ejemplo, por decreto presidencial brasileño, al suramericano de 1921, y al cual Leónidas no asistió, se sostenía que ningún jugador de origen de raza negra podría viajar con la selección por un asunto de prestigio nacional. Leónidas logró participar en los mundiales de 1934 y 1938, pero viajando separado del resto de sus compañeros blancos.

Al final, el Vasco da Gama de Río sembró la semilla del fin a la discriminación racial al ser el primero en aceptar, prácticamente desde su fundación, a jugadores negros en la institución.

Las ligas europeas

Sin embargo, alrededor del mundo, los actos segregacionistas en el ambiente del fútbol han generado decenas de actos discriminatorios no solamente de jugadores hacia jugadores, sino de hinchas hacia jugadores o directivos, con cantos racistas que, de una u otra manera, afectan susceptibilidades.

Hoy en día, el fútbol europeo se ha caracterizado como uno rápido y de choque y tiene la particularidad de ser uno de los escenarios con mayor fuerza de discriminación. Al caso de la Liga de Campeones, se suman otros ocurridos en los últimos tiempos. En la Federación Inglesa de Fútbol, ocurrió un hecho sin precedentes: se suspendió al portero del Leeds, Kiko Casilla, por un episodio de insultos racistas hacia Jonathan Leko, del Charlton, durante el encuentro de la Championship, la segunda división inglesa, disputado el pasado 28 de septiembre. El árbitro de ese duelo, John Brooks, actuó de oficio y fue el que informó a la Federación de que había escuchado insultos racistas del portero Casilla.

Otro acto xenófobo fue el ocurrido entre el Vitoria de Guimarães-Oporto de la liga portuguesa. En el minuto 69, harto de todo lo que había tenido que escuchar desde el calentamiento, el delantero visitante Moussa Marega, de 28 años, franco-maliense, decidió marcharse del campo, debido a canticos de tipo racista, originados desde la tribuna. Compañeros y rivales, algunos también de raza negra, trataron de convencerlo por todos los medios de que no se fuera, pero nadie en ese instante se solidarizó con él y no se propusieron medidas de fuerza.

La liga española vivió lo suyo recientemente en el Espanyol-Athletic del pasado 25 de enero, cuando el rojiblanco Iñaki Williams fue insultado desde uno de los fondos tras ser sustituido. El jugador de 25 años de origen ghanés, nacido en Bilbao y criado en Pamplona, alertó a su capitán, Iker Muniain, de insultos racistas desde la tribuna, y de lo cual avisó a su vez al colegiado, Sánchez Martínez. Éstos, por decir un sinnúmero de casos racistas que afectan el entorno futbolero pero se desconocen, conllevan a reflexionar acerca de qué clase de identidad construye este espacio, en principio creado como sano y de esparcimiento generador de espectáculo y ocio.

¿Y en Colombia?

El racismo en Colombia y, más en el fútbol, no se salva de tales actos y es un tema que ha traspasado hasta el ámbito deportivo. En Colombia, la mayoría de sus jugadores es de descendencia afro y, por tal razón, hay varios antecedentes.

En el año 2012, luego de un encuentro entre Deportivo Pasto y La Equidad, en el estadio Libertad, el equipo local fue sancionado por Dimayor luego de que sus hinchas gritaran a los jugadores Leudo y Carmelo Valencia “negros hps” en el minuto 83, cuando el club bogotano ganaba 3-1.

Uno de los casos más sonados fue en el año 2017, durante el encuentro entre Millonarios contra Once Caldas, el jugador Duvier Riascos declaró que desde la tribuna le gritaron: ‘Negro HP’. 

El fútbol es un gran relato sobre la identidad. Pero también el futbol se ha convertido en sinomino de racismo y violencia que también forma parte de la identidad. Afirmar que el fútbol se vincula a la identidad resulta tranquilizador. En principio, propone un estatus y, a su vez, una afirmación de la importancia de la vida del deporte, pero se puede convertir en forjador de actos de humillación y discriminación racial que desembocan en violencia. La discriminación tiene un sinnúmero de términos y simbologías; tanto quienes aman el fútbol como quienes no reconocen que el fútbol desborda pasiones, mueve masas y despierta más sentimientos que otros escenarios de la vida pública.

Existen numerosas expresiones y conductas discriminatorias que se utilizan en los estadios de todas las confederaciones de fútbol y se escuchan y repiten con frecuencia en los estadios del mundo.

Las prácticas racistas

«Ruidos y gestos simiescos» que no son más que ruidos o gestos que imitan las expresiones de animales como los simios o monos. Esta práctica racista es utilizada para deshumanizar a los jugadores con el único objetivo de indicar inferioridad. En otras ocasiones, se lanzan u ofrecen plátanos a futbolistas negros como acto de comparación con dichos animales.

«Gorila/mono» acto por parte de las hinchadas de llamar a los futbolistas negros «gorila» o «mono» es una conducta racista similar a la anterior.

«Negro». Es un término que, según como se utilice, puede ser ofensivo y fue la causa de los desmanes en el partido entre franceses y turcos por la Liga de Campeones.

«Maricón/marica» Término denigrante utilizado en todos o casi todos los países hispanohablantes contra los homosexuales o varones que no responden al patrón convencional de género.

«Puto». Término denigrante utilizado en algunos países de Hispanoamérica contra los homosexuales o varones que no responden al patrón convencional de género.

Pueden existir cualquier cantidad de palabras ofensivas con fines discriminatorios que traen como consecuencia actos de degradación y el no reconocimiento del otro como parte de su mundo. Todo esto se constituye en actos de construcción de identidad de forma negativa.

El lector habrá sentido lo retrógrado de las expresiones usadas en este escrito. Lo triste es que aún hoy, ya bien entrado el siglo XXI, algunos sigan ofendiendo a otro ser humano por el color de piel.

Dado que el fútbol no quiere mostrar la tarjeta roja a la discriminación, pues no lo expulsa de su contexto. En 2020, este problema se siguió presentando de manera global y es como una creciente que no para.

Esperemos a ver qué medidas tomará la FIFA en cuanto se sigan presentando este tipo de actos.

*John Alexander Castro, licenciado en ciencias sociales de la Universidad Antonio Nariño.

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