Gustavo Petro, Alejandro Gaviria

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Sobra decir que, en un eventual gobierno de la Colombia Humana, una oposición liderada por Alejandro Gaviria sería mucho más tranquila que una oposición visceral del uribismo

La disputa electoral para las presidenciales de 2022 ya arrancó sin haber arrancado, como siempre. Pero esta ocasión tiene una particularidad y es que, a pesar de que todos estamos pensando en las elecciones, solo hay una candidatura fuerte con serias aspiraciones de llegar al poder. Y esa candidatura es la de la Colombia Humana de Gustavo Petro. En las elecciones uno nunca sabe, una salida en falso (o un coscorrón) puede sepultar una candidatura, pero si la cosa fuera de apostar, hoy la casa le pondría todas las fichas a Petro. 

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A pesar de tener viento en popa y astros a favor, Petro todavía tiene dos problemas por solucionar. El primero es la segunda vuelta; su figura genera resistencia en amplios sectores y, en segunda vuelta, sea quien sea su contrincante, ya tiene garantizados los votos anti-petristas. Petro piensa en la segunda vuelta; todos los demás candidatos, en la primera. El segundo problema es que, aún llegando a la presidencia, va a tener un escenario político muy hostil para adelantar las reformas necesarias que el candidato ha puesto sobre la mesa. 

Bueno, una eventual candidatura de Alejandro Gaviria le soluciona, parcialmente, esos dos problemas. Sí, sí, ya sé que el rector de los Andes ya había descartado una candidatura, pero, en la última entrevista que dio en Caracol Noticias, el tono de candidato no ha pasado desapercibido ni por el más inocente de los espectadores. Y la verdad es que tiene sentido. Ver el país en llamas debería imponer un deber moral a todos aquellos que pueden aportar con su liderazgo una vía de escape a esta profunda crisis. Hay sectores muy amplios de la sociedad colombiana que ven -vemos- en el liderazgo sereno y reflexivo de Gaviria una opción de poder.  

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Volvamos al tema. Alejandro Gaviria sería un serio obstáculo para que Petro llegue a la presidencia, sí, pero también le puede favorecer. Imaginen que Alejandro Gaviria se lanza y es derrotado en primera vuelta, lo que implicaría una segunda vuelta de Petro contra el candidato del uribismo o una coalición de derecha. En ese escenario, sería muy posible una alianza para segunda vuelta entre Petro y Gaviria a cambio de una negociación programática que le vendría de perlas a Petro para dar confianza en sectores donde hasta ahora no ha podido. 

Ahora imaginemos que Gaviria disputa una segunda vuelta contra Petro y también es derrotado. El Estatuto de la Oposición lo mandaría a Senado y encarnaría, si se quiere, la oposición de Petro. Sobra decir que, en un eventual gobierno de la Colombia Humana, una oposición liderada por Alejandro Gaviria sería mucho más tranquila que una oposición visceral del uribismo. Un Alejandro Gaviria derrotado en segunda vuelta hace posible un gran acuerdo nacional que permita reformar nuestro país; con el uribismo encarando la oposición es, naturalmente, imposible. Desde el petrismo, ya hay alarmas encendidas por una posible candidatura de Gaviria: neoliberal, esbirro del establecimiento, defensor de la ley 100, rechiflan. Lo cierto es que la figura de Alejandro Gaviria puede, al mismo tiempo, derrotar a Petro y llegarlo a favorecer. Vamos a ver si se anima. Ojalá. 

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*Felipe Arrieta Betancourt, estudiante de la Universidad Externado de Colombia. Bloguero en medios digitales, @felipe_arrieta.

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