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Los poderes legislativos, aquí y en Cafarnaún, hacen declaraciones políticas en torno a temas internacionales de competencia del Ejecutivo. El Congreso colombiano no constituye una excepción.
No se necesitaba recibir la declaración de la Asamblea Nacional de Rusia para saber que este país apoyaría a Venezuela en caso de intervención armada. “El uso ilegítimo de la Fuerza Militar contra Venezuela por parte de otros Estados que respaldan a la oposición será interpretado por el Consejo de la Federación de la Asamblea Federal de la Federación rusa no solamente como un acto de agresión contra un Estado soberano sino como una amenaza a la paz y seguridad internacional”, decía el texto. Adoptado el 28 de febrero pasado y recién enviado el 28 de marzo al Congreso de Colombia, fue interpretado como una advertencia al gobierno de Colombia, cuyo territorio se necesitaría en caso de acción militar. El presidente Duque y el canciller reaccionaron de inmediato. “La situación de Venezuela constituye un asunto regional y hemisférico que no debe ser empleado como instrumento de ninguna competencia geopolítica”, les dijo a Carlos Holmes Trujillo a los rusos. Más allá de los contenidos, la Asamblea de la Federación de Rusia no ha roto ninguna norma o práctica.
En 2012, la Comisión Segunda del Congreso de Colombia se pronunció en el caso del conflicto de Nagorno- Kabaraj, rechazó la ocupación militar de Armenia en territorio de Azerbaiyán y exhortó a Armenia a detener las violaciones de derechos humanos y respetar las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU.
El gobierno de Armenia protestó y la Cancillería colombiana respondió, como lo hace ahora el gobierno ruso, que se trataba de una declaración de la rama legislativa.
La senadora del Mira, Alexandra Moreno Piraquive, impulsora de la iniciativa, condecoró unos meses después al ministro de relaciones exteriores de Azerbaiyán y, en agradecimiento, recibió una invitación del gobierno de Azerbaiyán para visitar el país. Le dicen diplomacia parlamentaria.
Esta fue la declaración publicada en la Gaceta del 24 de abril de 2012.


Laura Gil, @lauraggils