La compleja detección de los cultivos de coca

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A pesar de las nubes y de las sombras sobre las zonas de productividad del cultivo de coca, la tecnología de análisis a imágenes satelital proporciona información con un promedio de 200 fotografías cada año.

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La objetividad del dato de interpretación repercute directamente en la confiabilidad

Mediante múltiples tecnologías se comprenden las imágenes satelitales de cultivos sembrados con coca en Colombia, siendo la ideal la constelación Landsat compuesta por ocho bandas combinadas del espectro con las que se monitorean la vegetación y la geología y se contribuye al estudio de los recursos naturales.

El marco censal del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI) en Colombia está integrado por información obtenida mediante sensores remotos, análisis geográfico, elaboración de encuestas y pruebas de cosecha además de estudios cualitativos y cuantitativos. Esta metodología para la detección de los sembradíos ilícitos se inicia con exploración territorial con condiciones para la siembra. Aun así, es imposible cubrir todo el territorio colombiano debido a impedimentos biofísicos como clima, alturas de siembra, influencia de otros cultivos y limitantes que provienen de la misma tecnología de interpretación visual por la falta de imágenes en un mismo tiempo o por cuestiones climáticas.

Las imágenes de satélite registraban inicialmente una matriz de bosque con pocos usos del suelo diferentes al cultivo de coca. Actualmente se observan con la tecnología satelital lotes del territorio nacional con diferentes cultivos en los que la coca es uno más. Algunas de las nuevas dinámicas que influyen en la precisión final del dato de interpretación se relacionan, por ejemplo, con personas cada vez más cerca de los sembrados ilícitos, otros cultivos adyacentes, nuevas vías de acceso e incluso cascos urbanos presentes en el paisaje de los sembrados cocaleros. Estas fuerzas explican los cambios del paisaje que son necesarias considerar dentro de la complejidad de tales movimientos del cultivo de hoja de coca.

Al leer la ‘radiografía’ espacio temporal del territorio se han identificado 34 variedades comunes de matas de coca cultivadas según la perspectiva botánica; siembras dentro de densidades de cultivos; predominio de surcos bien definidos; plantaciones “al voleo” es decir, intercaladas, enrastrojadas o mezcladas con otras siembras no ilícitas; 86,5% de los cultivos de coca han estado en los mismos lugares desde hace diez años; 62% de los cultivos de coca se concentran en Nariño, Putumayo y Norte de Santander; 181 municipios presentan afectación por coca y en 12 de ellos se concentran la mitad de los cultivos; Tibú ocupa el primer lugar con cerca de 22 mil hectáreas y otras características particulares.

La tecnología Landsat permite suficiente resolución espectral de la imagen captada lo que refrenda coberturas diferenciadas y cubrimiento permanente al 18% del territorio nacional cultivado con coca. Mediante su proceso pansharpenig de mejoramiento en la resolución de imagen y combinación de las bandas de resolución, el sistema nacional SIMCI obtiene mayor delimitación e interpretación de los lotes sembrados con coca debido a la resolución espacial de 30 m, a dos bandas termales a 100 m y a una banda pancromática de 15 m. Otros apoyos a esta trazabilidad fotográfica provienen de satélites que proporcionan imágenes adicionales como Sentinel, Planet, Spot y Pléiades.

Toda la demanda tecnológica de información desarrolla las fases de identificación de cultivos de coca, verificación del campo sembrado y almacenamiento de información. Por lo tanto, para la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) “a partir de 2021 los cultivos de coca en Colombia crecieron por fuera de los enclaves productivos”, lo que indica ampliación de la periferia de los enclaves hasta en 12 km (33%), incremento en los enclaves (32%), expansión en el resto del territorio afectado (25%) y crecimiento acelerado de nuevas áreas (10%).

Alcanzar los anteriores niveles de interpretación se fundamenta en el uso tanto de datos de la Plataforma de Registro y Validación de Erradicación como de imágenes de alta y media resolución para la trazabilidad de los cultivos en relación con la modalidad de erradicación manual forzosa, aspersión terrestre y transformación del paisaje enfocado en las zonas afectadas. Adicional mediante sobrevuelos aéreos de verificación con personal de la Policía Nacional y análisis a videos captados con cámara FLIR Star Safire 380. Con estos instrumentos no solo se capturan datos de las tipologías de lotes sembrados, sino que se construyen registros generales del impacto en el territorio frente a procesos de intervención recientes.

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Paisaje nacional del cultivo

Con base en el informe Monitoreo de territorios afectados por cultivos ilícitos 2021,hecho público por la UNODC en octubre de 2022, es un hecho que en Colombia durante la década 2010-20 “la zona de influencia de los cultivos cubrió cerca de 204.500 km2” (18% del territorio nacional). La actualización de los resultados del censo de cultivos de coca indica cambios entre las mediciones de los años 2020 y 2021 en el área neta con cultivos de coca que ascendió de 143 mil a 204 mil hectáreas calculadas al último 31 de diciembre.

Por regiones sembradas también se observan aumentos significativos como en el Pacífico 76% (de 50,7 mil a 89,2 mil hectáreas), Putumayo–Caquetá 45% (de 22 mil a 31,8 mil hectáreas) y Centro formado por Antioquia, Córdoba, Bolívar, Santander y Boyacá 35% (de 25,2 mil a 34 mil hectáreas) pero no así en la región Catatumbo que apenas cambio 6%, al pasar de 40 mil a 42,5 mil hectáreas. El rendimiento promedio nacional de hoja de coca fresca sigue siendo 6,4 tn/ha/año. Este rendimiento promedio nacional por hectárea por año y la producción potencial de cocaína por hectárea cosechada se calculan a partir del área productiva durante el año.

Otros indicadores de variación del 14% se concluyen por la producción potencial de hoja de coca fresca (de 997 mil a 1,1 mil toneladas) y la del clorhidrato de cocaína con 100% de pureza (de 1,2 mil a 1,4 mil toneladas); del 32% por incautaciones de cocaína mediante acciones de autoridades de control territorial o internacionales (de 505 mil a 669 mil kg) y del 10% de laboratorios ilegales destruidos para producir pasta básica de cocaína y base de cocaína (de 5.226 a 5.767 unidades).

Colombia en resumen alcanzó en 2021 niveles históricos en cultivo de hoja de coca, en producción potencial de clorhidrato de cocaína, rompió la tendencia de reducción de sembradíos de los últimos tres años y mantiene la propensión del incremento desde el año 2014. Algunos motivos de la mayor eficiencia en los lotes cultivados con coca que influyen en la productividad conservan relación con: I) optimización del número de plantas por hectáreas; II) mayoría de lotes con coca en edades más productivas (2 a 4 años); III) lotes sembrados reemplazados con cultivariedades más productivas; y IV) uso más extendido y frecuente de agroquímicos.

Para la oficina UNODC existe influencia de factores estructurales tales como expectativas derivadas de los acuerdos de paz, persistencia de vulnerabilidad territorial, mayores incentivos para la producción de cocaína y aumentos de los actores ilegales del narcotráfico y de la demanda global de cocaína. Existen además aspectos a corto plazo asociados como reducción de la intervención, posicionamiento de nuevos grupos criminales y deterioro de las condiciones socioeconómicas debido a la sindemia Covid-19. Y conforme a los datos 2021 la evidencia del incremento del área sembrada con coca “incluye lotes nuevos que aún no han alcanzado su edad más productiva, lo que explica en parte la diferencia entre las magnitudes del aumento.”

Con base en el análisis de los datos provenientes de la interpretación de imágenes satelital se concluye que las nuevas áreas cultivadas facilitan la conformación de nuevos enclaves productivos en nuevas zonas como norte del Chocó y Cauca, que tanto el cultivo de hojas de  coca como la fabricación de cocaína afectarían los ecosistemas de áreas cercanas a cabeceras municipales (13%), con oportunidades de integración a los flujos económicos lícitos, y de áreas de los Parques Nacionales Naturales (18%), generando un riesgo para la conservación y el amortiguamiento.

A mediano plazo, la política del Gobierno nacional relacionada con la Paz Total debe considerar en detalle que los grupos criminales presionan por mayor eficiencia productiva para así maximizar sus rentas, según cuatro factores analizados por UNODC: incremento en los rendimientos promedio de clorhidrato de cocaína (de 5,6 en 2014 a 7,9 kg/ha en 2021); cambios en el rol de los grupos armados ilegales que han pasado de una hegemonía de tres grupos predominantes a la diversificación que incluyen grupos armados ilegales, narcotraficantes y productores; mayor oferta y demanda de bienes y servicios en los centros poblados cercanos a la coca donde acceden y disfrutan los pobladores involucrados en la cadena del narcotráfico; y enclaves productivos de siembra (41%) apuntando a un modelo agroindustrial con expansión a otras zonas.

En fin… la pregunta fundamental es, ¿habrá cambios en las estrategias de intervención en el territorio? Para UNODC las modificaciones deben estar orientadas hacia: I) focalizar acciones en territorios de baja afectación que contribuyan al logro de victorias tempranas, II) apoyar con base en comprensión de los impactos diferenciados a pueblos indígenas y afrocolombianos para que encuentren su propia salida a la economía de las drogas ilícitas, III) articular a través de transformación el trabajo entre entidades del Gobierno nacional, gobiernos locales, organismos de cooperación internacional, empresas del sector privado y sociedad civil para promover el desarrollo comercial y productivo, la formalización y el acceso a tierras, el auto sostenimiento y la seguridad alimentaria y el pago por los servicios ambientales.

Por ahora lo cierto es que mediante la tecnología de interpretación de imágenes satelital se seguirá generando más y mejor evidencia técnica que abarque toda la cadena del narcotráfico, aplicando enfoques diferenciales, encaminada a apoyar el diseño y la implementación de nuevas estrategias de intervención en los territorios afectados por cultivos de coca y evidenciando el impacto de esas intervenciones. Entonces para UNODC se requiere fortalecer el sistema de registro que incluya acciones en diferentes componentes, tales como control de la oferta, desarrollo rural, seguridad, inversión en infraestructura y servicios, monitoreo de las condiciones socioeconómicas de la implementación e impactos exitosos de las intervenciones.

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*Omar Villota Hurtado. Profesor universitario en sociología de los medios y comunicación para programas de pre-grado y post-grado. Creador de conocimiento para Inteligencias Colectivas. Master en comunicación digital. Especialista en redes de información documental.

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