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En el informe también se reporta que el cacao producido en Las Varas no ha encontrado apoyo suficiente del Estado y que los ingresos diarios de la coca son indispensables para asegurar una vida digna a esta extraordinaria comunidad.

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Son pocos los medios que no reconocen el fracaso de los modelos económicos dominantes en la izquierda y la derecha. Hasta revistas tan ortodoxas como The Economist plantean en sus portadas nuevos modelos, “Instant Economics” o “The Shortage Economy”, y explican que los mejores economistas ya no se encierran a diseñar una nueva Teoría General sino tratan de profundizar en los cambios en el comportamiento de consumidores e inversionistas.
Sin embargo, los modelos dominantes siguen siendo los más poderosos, como lo demuestra lo sucedido en Glasgow. La misma revista tan neoliberal lo había predicho en octubre, cuando tituló “Cop-out” su informe especial acerca de la posibilidad de estabilizar el clima, en el cual detalló cuales son los cambios necesarios como inversiones masivas en los recursos renovables o el rompimiento del “overweening power” de los “coal-miners” y de los “oil ministers”.
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Afortunadamente, pareciera que en Colombia varias pequeñas comunidades han encontrado soluciones más complejas y con mayores posibilidades de éxito. Me refiero, por ejemplo, a lo que está sucediendo, según cuenta el noticiero de Caracol, en la vereda Las Varas en el municipio de Tumaco, en donde decenas de mujeres cabezas de familias están logrando recursos suficientes para educar mejor a sus hijos ofreciendo nuevos sabores de cacao. Esa información lo obliga a uno a reflexionar nuevamente acerca de la economía y el clima porque Caracol aclara que, además de cacao, la comunidad mantiene y se niega a destruir pequeños cultivos de coca, planta que prospera extraordinariamente en el clima de Tumaco y que, paradójicamente, ha conducido a la destrucción de la selva húmeda que podría estar absorbiendo al gas carbónico. En el informe también se reporta que el cacao producido en Las Varas no ha encontrado apoyo suficiente del Estado y que los ingresos diarios de la coca son indispensables para asegurar una vida digna a esta extraordinaria comunidad. Todo esto lleva a pensar que solo cambios fundamentales en los modelos económicos podrían solucionar tamañas complejidades con soluciones igualmente complejas.
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*Julio Carrizosa Umaña, ingeniero, ambientalista, miembro honorario de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.