La frontera, más que una línea

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Sacado de Estoy en la Frontera

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Si alguna persona tuvo claro nuestro potencial fue El Libertador. El liderazgo de ambos países más debería hacer para que, conforme a su solicitud, “se consolide la unión”.

Sacado de Estoy en la Frontera

Cuando uno piensa en la frontera, inmediatamente viene a la mente una separación. Ése es el concepto jurídico de la misma – separación entre Estados – y sin embargo, esos paradigmas ante nuestros ojos caen y pareciere que no nos percatamos de ello.

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En Europa, 27 países integran la Unión Europea. Tienen en común dos guerras mundiales y la voluntad política de su dirigencia de facilitarle la vida, en cualquier parte de su territorio, a los ciudadanos de los países que la integran, sin importar que los mismos no compartan idioma y costumbres, a través de la libre circulación de bienes y personas en todo el territorio de la misma. Un sentido superior llevó a aquella a construir acuerdos que la han convertido en lo que son, una referencia en el mundo de hoy. Así, aun manteniendo su individualidad, esas naciones han privilegiado el actuar grupal en beneficio común. Ese, lamentablemente, no ha sido el caso de nuestra América.

En efecto, quienes habitamos este lado del mundo no hemos tenido la suficiente fortaleza de ánimo para deponer actitudes y recelos que nos permitan avanzar en una integración posible dada las coincidencias generales en materia idiomática, religiosa, histórica y cultural. Ellas no son unánimes pero es cierto que son muchos más los temas que nos integran que los que nos separan. Lamentablemente, hemos fallado; nuestras dirigencias no han sido capaces de anteponer diferencias y, por el contrario, han privilegiado las mismas, la mayoría de las veces por temas ideológicos.

Venezuela y Colombia comparten más de dos mil kilómetros comunes. Obsérvese que no utilizo la palabra frontera pues en nuestro caso ésta es “una línea de tiza que los pies de los viandantes borran”, lo que queda plasmado por la forma y manera como en ambos sentidos las traspasamos y se nos recibe a ambos lados de ella, no solo hoy sino en tiempos pasados.

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Quizás de los países de nuestro hemisferio que más elementos tienen en común somos nosotros. Seguramente que tenemos diferencias –que las tenemos- pero, si las colocamos en una balanza y en el otro platillo de la misma colocamos las ventajas de la integración, observaremos que aquella se decantará por ésta.

El tema político que en la actualidad nos divide dificulta enormemente que ambas naciones puedan avanzar en una mayor integración, más es lo cierto que, en la medida en que en Venezuela podamos reconstruir la democracia, una de las tareas que debemos abordar es la manera cómo avanzar en ese objetivo pues son más, muchos más, los elementos comunes entre nosotros que cualquiera otro. Ya en el pasado nuestras relaciones comerciales complementarias lo demostraron.

Si alguna persona tuvo claro nuestro potencial fue El Libertador. El liderazgo de ambos países más debería hacer para que, conforme a su solicitud, “se consolide la unión”. Quizás si en ese objetivo logramos avanzar, demos un paso fundamental para construir la Unión Americana, que buena falta nos hace.

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*Gonzalo Oliveros Navarro, Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. @barraplural

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