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Presidente Duque, si no hay adversarios políticos: ¿cuál es la necesidad de ser violento hacia quienes piensan diferente? El Estatuto de la Oposición no es cualquier pedazo de ley; es una herramienta que ha sido desarrollada después cincuenta años de conflicto para evitar que quienes piensan diferente tengan que resolver los problemas por medio de la violencia.
Llevo tres años asistiendo todos los sábados, como quienes todos los domingos asisten a misa, a desayunos en Chapinero donde he podido conocer todo lo que sé de la construcción de paz. De la mano con Rodeemos el Diálogo, he podido conocer cientos de historias de víctimas, excombatientes, políticos, académicos, artistas y demás. Si lo formalizara, a estas aluras, creo que sería equivalente a una maestría en construcción de paz.
Más importante que las historias inspiradoras que he escuchado en este espacio, he aprendido a dialogar. Es más difícil de lo que suena; como tocar un instrumento, se ve obvio, pero hacerlo es más complicado. Requiere de atención, de generosidad y de solidaridad. La única forma de deshacerse de los prejuicios es por medio del diálogo.
La ética dialógica, además, es algo muy contrario a la cultura que hemos desarrollado durante la guerra. Requiere tomarse el trabajo de escuchar al otro, cuando es más importante en la cultura del debate saber qué decir. Requiere organizar la palabra, entender que a veces hay gente que tiene derecho a hablar más (muchas veces porque ha sido silenciada). Requiere entender que eliminar al otro no es solo matarlo, también se elimina callándolo o no permitiéndole acceso a la palabra.
Desde este lente, la última “jugadita” de Macías fue violenta en sí misma. El derecho que tiene la oposición no es a hablar. Nadie en los últimos veinte años ha encontrado la forma de callar a Jorge Enrique Robledo; habla hasta por los codos. El derecho que tiene la oposición a hacerle réplica al presidente es el derecho a que el país los escuche y sepan que hay versiones diferentes a la oficial que brinda el ejecutivo. Mostrarle al país que hay otras formas de ver la realidad y que cosas que, para el Presidente, son éxitos también pueden ser vistas como fracasos. Macías y Robledo no tienen que estar de acuerdo en nada, pero sí deben hablar y escucharse.
No es este tipo de actitudes que causan violencia. Este tipo de actitudes constituye violencia cultural. Violencias que se unen a varias acciones del Centro Democrático. Es lo mismo que no dejar que se cierre el debate de control político con intervenciones de los citantes. O mandar el video de una alocución por WhatsApp en vez de hacer una alocución formal para evitar la réplica en medios.
Presidente Duque, si no hay adversarios políticos: ¿cuál es la necesidad de ser violento hacia quienes piensan diferente? El Estatuto de la Oposición no es cualquier pedazo de ley; es una herramienta que ha sido desarrollada después cincuenta años de conflicto para evitar que quienes piensan diferente tengan que resolver los problemas por medio de la violencia. Anularlo, en contra de lo que predica este gobierno, sería obligar al país a volver a resolver sus conflictos por medio de la guerra. Anular también es eliminar.
*Camilo Villarreal, estudiante de derecho en la Pontificia Universidad Javeriana. Activista por la paz. Co-coordinador Rodeemos el Diálogo Joven, donde ha desempeñado trabajos respectivos a la veeduría de la implementación, pedagogía y construcción de memoria histórica.