La biblioteca de El Ojo Nuclear

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Volver la vista atrás – Suave como la muerte

Dos libros para la Biblioteca de El Ojo Nuclear en La Línea del Medio: el primero es un viaje por la geografía interior del cineasta Sergio Cabrera y el segundo, por las arenas y los pliegues del África. Ambas, también, travesías interiores.

Volver la vista atrás
Juan Gabriel Vásquez
Alfaguara
475 páginas

Está recién salida del horno, calientica. Es la más reciente novela de Juan Gabriel Vásquez y eso, para mí, significa la urgencia de que esté en mi biblioteca. Bueno, en la mía y en la de El Ojo Nuclear para La Línea del Medio. Además, entra por derecho propio en la lista de mis libros por leer en el futuro mediato, una fila larga con reglas relajadas, muy al estilo colombiano, es decir, donde nadie respeta la cola. El personaje principal de Volver la vista atrás es el cineasta colombo español Sergio Cabrera, director de películas como La estrategia del caracol, Perder es cuestión de método y de series de televisión como Garzón vive, Dr. Mata o La Pola.

En una nota final del autor, contenida en el libro, Vásquez confiesa que duró siete años en el proceso, que no fue fácil y que el resultado es una obra de ficción, cosa absolutamente lógica, porque las palabras ‘biografía’ y ‘ficción’ tienen mucho de sinónimas. Vásquez lo sabe perfectamente; es un escritor avezado y lúcido. La escritura de un libro de este tipo, cuando se hace como debe ser, es un asunto largo y complicado: una vida no es un recuento de anécdotas o fechas y el orden cronológico generalmente no tiene sentido; por lo demás, hay que escarbar mucho para encontrar significados, trazar rutas subterráneas entre los tiempos del verbo, descubrir pensamientos no manifiestos y hacer patéticas las filigranas del destino.

Esta es una novela sobre la vida de Sergio Cabrera y su familia, con sombras y luces, a través de la cual se pueden leer acontecimientos políticos, ideológicos y sociales de todo un siglo. Es la historia de una familia de artistas revolucionarios que ha tenido que pagar un alto precio por ser consecuente en medio de las más diversas circunstancias.

Cuando hice el ejercicio de leer unas páginas al azar, saboreé un par de párrafos y probé la textura de ese caldo sustancioso que es la escritura de Juan Gabriel Vásquez. Siente uno que va tranquilo de la mano de un escritor serio, profundo, elegante, que sabe lo que hace. Entonces me dije: “sí, sí es el sabor que tiene la literatura que me gusta: vale la pena Volver la vista atrás.”


Suave como la muerte
Françoise Audouin
Planeta
180 páginas

Toda mi niñez soñé con viajar. Para mí un avión, más que una máquina prodigiosa, era una puerta que se cerraba en mi natal Medellín y se abría en otro lugar del mundo, lejos del mío, tan pequeño y asfixiante. No sabía muy bien qué quería ser, pero años después lo supe, con una novela en tiempos de mi universidad: buscaba convertirme en un viajero, no un simple turista. Nunca lo he logrado.

La novela se llamaba El cielo protector, una obra maestra del escritor estadounidense, Paul Bowles. Para él, mientras el turista sabe que regresará a su casa y se apresura para regresar a casa, el viajero no pertenece a ninguna parte, “y se desplaza con lentitud de un lado a otro de la Tierra”.

Suave como la muerte es una historia sobre dos viajeros. Como en El cielo protector, esta primera novela de la escritora colombo-francesa, Françoise Audouin, transcurre en el norte del África, en el desierto, y en esa franja que se conoce como el África sub-sahariana —no sé de qué otra manera llamarla—. Aunque distintas en su temática y tratamiento, las dos novelas son travesías por la vida y la muerte.

Dos muchachos enamorados, el colombiano Tomás y la francesa Anaïs parten de París hacia una aventura iniciática. Son los años ochenta y un viaje así es todavía posible. Los dos se internan en un continente enorme con unas mochilas en la espalda y se entregan a la aventura. Ante sí se abre el misterioso mundo de las culturas berebere, musulmana norafricana y árabe. Buscan salir de la Europa a la que sienten agobiante y cansada. En realidad, van en pos de respuestas para sí mismos y ese viaje, más que una travesía de sudor, lujuria y paisajes extraordinarios, se convierte en una aventura por los pliegues del alma. África se va convirtiendo no sólo en una geografía grandiosa, sino en una analogía del misterio que se oculta dentro de sus almas.

En una sala de hospital donde Tomás está gravemente enfermo, Anaïs se interna en la memoria y reconstruye brevemente el trayecto recorrido, tanto en este viaje como en su vida individual y de pareja. Es la historia de cómo se pierde la ingenuidad, pero se lucha por conservar la inocencia. También es una novela de preguntas, hallazgos y desconciertos íntimos. Suave como la muerte está tejida con una poética y un refinamiento muy femeninos. Fue escrita en español, a pesar de que el idioma natal de la autora es el francés. Está dividida en tres partes, el mismo número del que se compone la ceremonia del té en la cultura saharaui: una primera que es tan amarga como la vida, una segunda tan dulce como el amor y una tercera, tan suave como la muerte.

*Mauricio Arroyave, periodista, lector caprichoso y frustrado librero, @mauroarroyave. Canal de Youtube El Ojo Nuclear.

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