La suma de todos los miedos

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Sacado de Cartagena Informa

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Carl Schmitt dijo que la guerra es el presupuesto en las disputas de lo político; en Cartagena, su idea se concretó.

¡Si no eres mi amigo, eres mi enemigo! me dijo un buen compañero del cole en una ocasión que cambié de equipo para un partido de fútbol. Alex de Alba, mi buen compañero del Moderno en Cartagena, en ese entonces no tenía idea quien era Carl Schmitt, el jurista alemán que, en El Concepto de lo Político, plantea la dualidad del amigo/enemigo. Pero, aun así, en aquella disputa por la hegemonía del juego en el Moderno, mi compañero asumió tal posición.

Quien sí creo tiene claro la teoría de Schmitt es el Congreso del Perú, cuando el pasado 9 de noviembre destituyó al presidente Vizcarra por incapacidad moral, producto de un supuesto soborno cuando fue gobernador de la provincia sureña de Moquegua (2011 – 2014). Si bien esto generó muchas críticas a este congreso, en realidad y al parecer, fue un acto de cobranza, ya que a finales del mes de septiembre de 2019 este presidente lo disolvió y convocó a nuevas elecciones, que se desarrollaron en enero 26 de este año.

La semana pasada en Cartagena se concretó un temor latente para gran parte de la población cartagenera: se estrenó la moción de censura contra un miembro del gabinete distrital; se desaprobó al Secretario de Planeación Guillermo Ávila. Aquella idea del jurista alemán que la guerra es el presupuesto en las disputas de lo político se concretó. Muchas disputas entre el alcalde y el consejo, incluso antes de posesionarse, pasaron factura a pesar de aquella famosa tregua que lideró el Arzobispo, monseñor Jorge Enrique Jiménez. Después de la elección, el mandatario electo compró varias peleas, incluso pagando varios días de cárcel y obedeciendo más de una retractación ordenada por jueces. La consecuencia de esa estrategia de entender el enemigo como todo aquel que piense diferente dio como resultado el ganarse enemigos gratis. En este round, la votación fue de 18 – 1 a favor de la moción. Anteriores aliados, como la bancada del Verde, ayudaron a este golpe a la administración.

Los que trabajamos en estos mundos de consultoría nos preparamos y proyectamos en la estrategia del otro las reacciones naturales como, por ejemplo, la INOCULACIÓN. Para William Mcguire, es la reacción natural de defensa cuando se atacan actitudes en un proceso de persuasión de tal modo que se resiste al cambio y, entre más intenso sea el intento, más intensa será la respuesta, por lo que era evidente y natural esperar una respuesta del enemigo ante el temor de ser suprimido. Esto plantea un escenario aterrador. En esta apuesta por una guerra política, nunca hubo un escenario de análisis, ni estrategia previa, que garantice una mínima estabilidad o gobernabilidad en ninguno de los bandos. Tal como lo plnateó de Alba en aquel partido, ante el miedo de mi buen cabezazo, me colocó a marcar el más alto y fuerte de su equipo.

¿Y ahora? Con algo de incertidumbre nos preguntamos, ¿cómo será el futuro de la oposición y el control político en la ciudad? La herramienta de la moción de censura es tan válida como democrática; es bueno tener herramientas de pesos y contra-pesos en la división de los podere. El temor de muchos funcionarios a rendir cuentas, no sentirse intocables y omnipotentes con los recursos públicos es algo válido. Pero, ¿se abrió la caja de Pandora para futuras presiones politiqueras?

Hace algunos meses, le escuché a uno de los mejores estrategas del país manifestar que, en realidad, el gran logro del ex presidente Samper fue no dejarse sacar, porque eso hubiese generado un escenario donde muchos presidentes hubiesen sido destituidos. Quizás por eso todo presidente que llegó a gobernar el hermano país del Perú después del 2000 lo hizo con temor, porque el entonces presidente Fujimori fue destituido. De ahí en adelante, el país no ha tenido estabilidad y, por lo menos en este cuatrienio, lleva cuatro mandatarios. Se entiende por ello el legítimo temor de muchos ciudadanos al activar esta herramienta el concejo de la ciudad.

Lo que se avizora para Cartagena son escenarios de más disputas y guerra política, donde un ciudadano no solo debe temer un virus que rebota, cual balón de aquel partido (que ganamos con un cabezazo del más pequeño de mi equipo porque, en disputas tácticas, todos los elementos cuentan). Además, los miedos del futuro económico y de seguridad se acrecientan al no encontrar en sus mandatarios escenarios que generen más tranquilidad.
Desde esta tribuna, hago un llamado a esos líderes para que, más que convertirse en los mejores amigos que juegan fútbol todas las semanas, entiendan la disputa de lo político desde otros escenarios. Quizás, como lo plantea Chantal Mouffe, alcancen a comprender la dualidad de nosotros/ellos, no como bandos de ellos o de nosotros, sino de los intereses comunes. Luego de ese partido, de Alba y yo volvimos a jugar en contra unas veces y otras en el mismo equipo y, como se lo hice entender, no necesariamente teníamos que ser enemigos porque, en determinadas circunstancias, estábamos del mismo lado.

Mi invitación es que, por lo menos, comencemos a jugar en el mismo equipo por Cartagena en temas de urgente trascendencia para la ciudad. Me permito hacer un llamado a construir una agenda de temas prioritarios, ponernos la camiseta y darle un cabezazo a esos miedos.

*Nixon Narváez, estratega y consultor en marketing y comunicación política.

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