Lógica inversa

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La lógica que se ha empleado para intentar cambiar el sistema de salud es parecido y se ha acudido a la lógica inversa y la “profecía auto cumplida”.

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La Lógica inversa no es en sí errónea, ni falsa sólo que su empleo conduce más fácilmente a incurrir en error. Es muy frecuente su uso cuando se parte de postulados doctrinarios o simplemente teóricos. Un ejemplo de ella es cuando un político sostiene una tesis y después busca argumentos para apoyarla. Es entonces su utilización propensa a errores y sesgos y a no tener en cuenta la evidencia contradictoria. Algo también parecido a la “profecía auto-cumplida” o sea aquella que se formula y se dispone de medios para que se cumpla.

Encuentro, por ejemplo, en un trino del señor Presidente de la República, un ejemplo claro de la lógica inversa. Dice el Presidente que, las sanciones impuestas a la República Bolivariana de Venezuela, son las que han producido que no haya elecciones libres en ese país. “No hay elecciones libres bajo bloqueos económicos extranjeros” dijo el Presidente.  Curiosa lógica para justificar que no haya elecciones libres. ¿No será precisamente, que por el contrario que por no haber elecciones libres es que Venezuela ha recibido sanciones, y que las sanciones desaparecerían si hay elecciones libres? Curiosa manera de justificar que no haya habido elecciones libres en Venezuela.  Aunque se quiera expresar solidaridad con un pueblo hermano, algo así como que, se cometió una falta y la explicación es que se cometió por las sanciones impuestas por la comisión de la misma. Entiendo la solidaridad con un pueblo en donde las sanciones económicas impuestas a un país perjudican al pueblo mismo, pero si no se diera un régimen antidemocrático habría sanciones, entonces no equivocar la causa con el efecto.

Igualmente, la lógica que se ha empleado para intentar cambiar el sistema de salud es parecido y se ha acudido a la lógica inversa y la “profecía auto cumplida”. Los argumentos esgrimidos es que las EPS se roban la plata que los trabajadores y patronos aportan a la salud. Porque eso se trasluce de algunas situaciones de algunas de estas EPS, en donde podría haber ocurrido esta situación. Pero generalizar y dar poca plata para la salud (que es aportada por trabajadores y patronos, insisto) es castigar a los usuarios a la mora y la desatención en salud.

Un parlamentario en trance de mostrar su apoyo a la reforma de la salud, en un video expuso una lista en donde analizaba unos datos de personas que las EPS informaban habían fallecido y aparecían costos por la atención de estas personas. Desde luego que un paciente fallezca no quiere decir que no se haya incurrido en unos costos de atención, por ejemplo, en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), que son de alto costo. El famoso congresista asumió que si habían muerto no había costos (¿?) y acuñó de su propia lógica, que eran atenciones recibidas “post- mortem” (¡¡).

Instaurar el reconocimiento de la evidencia que se expresa en datos y testimonios directos, es cada vez más difícil en algunos debates legislativos o extra–legislativos que desde luego interesan a muchos actores que no necesariamente son actores políticos sino más bien actores sociales.

(Texto relacionado: De VOLTEOS…)

Esto quiere decir que se requiere más sociedad en el debate de algunas reformas que afectan al conjunto social. Empezando por una visión en donde, por ejemplo, las EPS se reconozcan como capital social y no miradas como simples entidades con ánimo de lucro. Igual ocurre con la reforma educativa en donde debe tenerse en cuenta la iniciativa privada que ha creado centros universitarios (claro, de diversa calidad) que han aportado tanto a la creación de conocimiento como a su difusión formando profesionales, científicos y técnicos, que no pueden ser reducidos a la condición de “lógica mercantil” como lo señalara el Ministro de Educación. Es una visión muy estrecha y que reduce el esfuerzo social a la condición peyorativa de “mercantilismo”. Es bueno recordar finalmente que quienes sostienen al Estado y al Gobierno, mediante impuestos y otras formas fiscales son esos privados que tanto se desprecian, pero que el lente ideológico hace que los aborrezcan, como si fueran el demonio social. Ni son tan buenos ni tan malos, simplemente ahí están haciendo su contribución social.


En artículo anterior publicado en este mismo medio hice una alusión al pueblo ucraniano que resiste la fuerte embestida de Rusia, en una guerra asimétrica, que responde a una histórica lucha del pueblo ucraniano por su identidad que poco se menciona y es el proceso histórico de “rusificación” que viene desde la extinta URSS y aún antes desde el régimen zarista y que hoy bajo la férula del capitalismo salvaje y de un autócrata quieren acabar con esta Nación e incorporarla a la fuerza a la condición colonial. Poco se recuerda en los analistas de este conflicto, lo que sufrió Ucrania como república soviética y la arremetida del Kremlin por eliminar la identidad ucraniana hasta prohibiendo el propio idioma. Y es que esa “rusificación” se refiere al proceso histórico de imposición de la lengua y cultura rusas, que vienen desde la época del imperio ruso y que se acendró en la época de la URSS, con la colectivización forzada de la agricultura que produjo por “hambre física” (Holodomor) la muerte de más de cinco millones de personas, la prohibición en las escuelas de enseñar el idioma ucraniano y de usarlo en la administración pública, además la implantación de colonos rusos en el territorio ucraniano. Este conflicto que se vive hoy en día en suelo ucraniano no puede reducirse al simple juego de potencias y el apoyo de la OTAN a Ucrania no es sino una circunstancia que un país se ve obligado a recurrir para resistir el embate ruso.

No se puede entender cómo posiciones progresistas puedan identificarse con la pretensión rusa de acabar o someter a Ucrania, simplemente por estar apoyada por fuerzas occidentales, cuando es un recurso táctico ante la arremetida del autócrata Putin y correr el riesgo de que la resistencia ucraniana sea fácilmente doblegada por las fuerzas rusas.  Es un pueblo que lucha por su identidad y por resguardar su lugar en la Tierra.

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*Víctor Reyes Morris, sociólogo, doctor en sociología jurídica, exconcejal de Bogotá, exrepresentante a la Cámara, profesor pensionado Universidad Nacional de Colombia.

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