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Diversificar, es la palabra clave y el gran reto de la economía colombiana que a punta de aguacate Hass, turistas en el Parque Tayrona, chorizos santarroseños y zapatos de Bucaramanga no logrará sacar de la pobreza a la que están abocados de manera humillante y de antaño millones de nacionales, la mayoría de los cuales tan solo pueden proveerse dos comidas malucas al día: sin postre, tinto, ni jugo natural. Gracias a la economía naranja potenciada por el anterior mandatario el portafolio de bienes y servicios goza de muy buena salud. ¿Qué exportamos?: mercenarios a Ucrania que sin experiencia no son otra cosa que carne de cañón en el frente de batalla; asesinos de presidentes a Haití y de candidatos en Ecuador; prostitutas a Europa; prófugos de la justicia a USA; cocaína en vacas a Europa; guerrilleros a Venezuela; ladrones de joyerías a España; desempleados por centenar a través del Darién primero y luego del hueco en Méjico vía USA; embajadores al Uruguay con emprendimientos de laboratorios de cocaína; ex presidentes corruptos dándose la buena vida en NY con el dinero que recibieron de Odebrecht; estafadores informáticos al Salvador; un pobre viejecito viviendo en una humilde casa en Bahamas que construyó sobornando con su “Aval financiero”; fiscales hablando pestes del país/cocaína por montones; jugadores de fútbol petardos e inestables que duran poco en los clubes. Vamos bien, el futuro que se visiona con prosperidad fue labrado por el entonces mandatario, César Gaviria, quien gracias a sus oficios nos condenó a los TLC con los que la industria nacional y la producción agrícola y pecuaria iniciaron ese maravilloso declive al hades.
*Roque Monteiro. comunicador social – periodista retirado, fotógrafo sin cámara, autor de varias novelas, cultivador de yuca y viajero incansable. Miembro del colectivo Psicolombianos de Diván.