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Con las 36 masacres ocurridas entre enero y agosto del presente año, igualamos la marca del año 2008.
Poco a poco ha llegado el momento que los demócratas de este país temíamos tras el triunfo de Iván Duque: se recrudeció la guerra y las masacres se convirtieron en parte del día a día. Ante esto, el presidente de la Nación se dedica a compartir mensajes de condolencia a las víctimas y a mentir sobre las cifras de masacres en los últimos años. El país retrocedió doce años en el número de masacres y el gobierno es inexacto en la manera cómo se defiende, diciendo que se han reducido estos hechos en su gobierno.
En su trino del 22 de agosto del 2020, Iván Duque hace una comparación que daría escozor a cualquier académico del país: comparó las cifras de ocho años con las que resultan del periodo 2018-2020. Así, utilizando el neologismo de “asesinatos colectivos”, habla de 34 masacres en su gobierno. Es una absoluta mentira. Según los informes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en 2018 y 2019, se presentaron en Colombia 11 masacres en el primer año y 36 en el segundo. Igualmente, según un reciente comunicado, han ocurrido 33 este año, sin tener en cuenta las de El Tambo, Arauca y Tumaco. Al sumar estas últimas, en Colombia se han dado 83 masacres entre el 2018 y lo que llevamos del 2020.
En el siguiente gráfico, con los datos proporcionados por el Observatorio de Memoria y Conflicto – y los ya descritos de la ONU –, podemos observar cómo el número de asesinatos viene en ascenso desde el 2018, año de posesión del actual presidente.
Así pues, no son ciertos los datos que presentan Duque y su partido acerca de estos hechos desgarradores para nuestro país. Como se observa en el gráfico, con el Acuerdo de Paz se logró la reducción de las masacres a su mínima expresión: ¡un caso en 2017! Sin embargo, ante la destrucción sistemática de la paz por parte del partido uribista y sus aliados políticos en el Congreso y en los gobiernos locales, la guerra ha vuelto recrudecida, golpeando a las personas que viven en las zonas periféricas del país, salvo el caso de Cali donde fueron asesinados cinco jóvenes en el barrio Llano Verde. Si quisiéramos ser más precisos, podemos decir, a partir del siguiente gráfico, que, con el gobierno de Iván Duque, hemos retrocedido doce años. Con las 36 masacres ocurridas entre enero y agosto del presente año, igualamos la marca del año 2008 (gobierno de Álvaro Uribe).
Por otro lado, los territorios que ponen las víctimas son los mismos que, entre 2006 y 2016, sufrieron los mayores flagelos de la guerra entre Estado, guerrillas y paramilitarismo. En esos años, Nariño fue el segundo departamento con más casos de masacres en Colombia – 23 en total -, sólo por debajo de Antioquia con 43 casos. De igual manera, el Cauca fue el quinto departamento más afectado con 15 masacres, dando cuenta del problema estructural de la violencia en estos departamentos y del abandono en el que el Estado tiene a los ciudadanos de los pequeños municipios, las zonas rurales del país y los sectores populares de las grandes ciudades.
En conclusión, queda demostrada la manera cómo el presidente, sus asesores y el partido de Gobierno nos mienten en la cara acerca sobre sus acciones para prevenir estos hechos en nuestro país. Iván Duque es tan buen alumno de Uribe que quiere volver a los años más oscuros en los que el desplazamiento y la muerte eran pan de cada día en los territorios de Colombia. Doce años retrocedidos en razón a un gobierno mediocre que se esfuerza más en limpiar la imagen del expresidente preso que en proteger a los ciudadanos de las mafias y los paramilitares.
*Sergio Hernández Vásquez, sociólogo de la Universidad del Valle. Master en sociología y antropología de la Université Paris Diderot, Francia. M @sergio_9112